Secretariado de Medios

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S.M. El Rey de España, Felipe VI, ha concedido el título de «Real» a la iglesia de San Miguel de Segovia con motivo del 550 aniversario —el próximo 13 de diciembre— de la proclamación de la infanta Isabel como Reina de Castilla. De esta forma, el monarca responde a la petición solicitada por Mons. César Franco, con acuerdo del Consejo Episcopal de Gobierno de la Diócesis de Segovia. «Naturalmente, nos parecía que este acontecimiento no podía pasar desapercibido», ha asegurado don César en el acto de presentación que ha tenido lugar esta mañana en el Obispado.

            Junto al Obispo de Segovia, han comparecido Mons. Ángel Galindo, vicario general de la Diócesis; Mons. Andrés de la Calle, sacerdote responsable de la UPA Centro, a la que pertenece San Miguel, y D. David Santamera, miembro del Consejo Parroquial de San Miguel y Caballero del Capítulo de Nobles Caballeros y Damas de Isabel la Católica. Asimismo, con un perfil discreto, ha estado presente el actual sacerdote de San Miguel, D. Isaac Benito.

            «Yo me dirigí en una carta a su majestad, recordando que esta dinastía ha pasado la historia con el título de católicos. Le pedíamos que nos concediera esta gracia, de que la parroquia llevara el título de «Real», y le anunciábamos que con esta ocasión, cuando llegue esa fecha, en el entorno del 13 de diciembre de este año, pondríamos en el atrio de la iglesia una placa conmemorativa», ha detallado don César para, agregar que «también nos atrevíamos a invitarle, por si él quería hacerse presente en ese acontecimiento». No obstante, el Rey todavía no ha respondido a tal invitación.

            A renglón seguido, Monseñor Franco ha leído la carta firmada por Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, en la que se confirmaba la concesión del título, acompañada por la credencial del mismo. Y, posteriormente, la carta que él mismo ha devuelto a su majestad agradeciendo el gesto y la rapidez en la tramitación.  «Yo creo que es una noticia muy grata, muy buena para la ciudad, y para la Diócesis», ha concluido don César.  

           CREDENCIAL SAN MIGUEL

 

Proceso y documentación

Don Ángel Galindo ha sido el encargado de ofrecer los detalles del proceso de tramitación y los documentos aportados. Así, ha detallado que la idea surgió hace varios meses y fue primero propuesta en el Consejo Parroquial, con el visto bueno que también recabó del Consejo Episcopal de Gobierno.

            «En Segovia es la primera iglesia que lleva este título», ha resaltado el vicario general, para hacer un repaso de la veintena de iglesias y monasterios que ostentan tal título en nuestro país. «No solo para la Diócesis, también para la sociedad segoviana, es un honor y es una plataforma para dar un sentido real a la conmemoración que se va a hacer en el ámbito de la ciudad y de la provincia», ha destacado don Ángel.

            Entre la documentación aportada a la Casa Real, se envió la petición del Obispo de Segovia, una referencia al origen de la Diócesis y una memoria de la historia de la iglesia de San, haciendo un recordatorio de la primitiva iglesia que llevaba el mismo nombre. Asimismo, se han sumado las crónicas, de Pedro García de la Torre, y una memoria del vínculo de la Corona con la ciudad de Segovia.

Alegría compartida

Por su parte, don Andrés de la Calle ha destacado, visiblemente emocionado, la «alegría enorme» que supone la concesión de este título para la iglesia de San Miguel. «Esto, para una iglesia como es San Miguel, tan emblemática, tan céntrica, pues supone un orgullo y una alegría grande», ha sentenciado el sacerdote, que no ha dudado en nombrar a sus ‘hermanos’ de la UPA Centro, Isaac y Antonio Benito, para agradecerles su labor y su discreción.

            «Esta alegría es compartida por todo Segovia, porque merece la pena que nuestra querida Segovia, a la que todos queremos tanto, tenga también sus honores como se los merece, que no son concesiones gratuitas, sino concesiones justas, que merece la pena que también Segovia se pueda tener el orgullo de tener la Real Iglesia de San Miguel», ha concluido don Andrés.

 

Sello de la Real iglesia de San Miguel

David Santamera ha recordado la convicción religiosa de la Reina Isabel, «quizás la mejor reina que ha tenido España y con una tradición internacional impecable», ha afirmado. Asimismo, ha agregado un punto importante en la documentación aportada y es, precisamente, que se ha señalado a su Majestad el Rey que la proclamación tuvo lugar «en el atrio de San Miguel, y también que la Reina entró en la iglesia después de su juramento a rezar, durante unos breves instantes».

SELLO REAL IGLESIA SANMIGUEL WEB«Creo que es un honor para los párrocos, para la diócesis y para la ciudad de Segovia. Con ese motivo hemos querido también hacer un nuevo escudo de la iglesia», ha destacado David para, a continuación, detallar la imagen. Un sello que ha sido creado y diseñado, íntegramente, por el propio David.

 En la parte central del escudo se encuentra el óvalo, compuesto por el búcaro y las azucenas, que representan la Virginidad de María; antes, en y después del parto. Todo sobre un fondo rojo carmesí que simboliza el color que utilizaban los reyes de Castilla y rodeado por la leyenda “Real Iglesia de San Miguel Segovia”, timbrado todo ello por la Corona Real de España.  «Un escudo simple, sencillo, pero en el que hemos querido remarcar la fe», ha sentenciado Santamera.

El Secretariado de Familia y Vida de la Diócesis de Segovia nos invita a unirnos a la Semana del Matrimonio que, promulgada por la Conferencia Episcopal Española, se celebra del 14 al 19 de febrero con una nueva propuesta: convierte tu ‘match’ en un “Forever match, un amor para siempre”, que es el lema de este año.

            Una campaña a la que se suma el secretariado diocesano por tercer año consecutivo y que se lanza con el objetivo de visibilizar la grandeza y dignidad del matrimonio cristiano, y mostrar a la sociedad su belleza. En esta ocasión, la página web matrimonioesmas.org se ha renovado para mostrar que hay “matches” que son para toda la vida.

 

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Este año pasamos del “Forever dates, para siempre sabe mejor”, lema de la campaña de 2023, al “Forever match, un amor para siempre”. Como el de Tomi y Salva, que llevan juntos desde 1973 y, viajando a través de los años, revelan los secretos de su matrimonio. Una fotografía es la prueba de que, después de 50 años de matrimonio, ellos siguen apostando el uno por el otro para toda la vida.

Acciones diocesanas

 

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Durante esta semana, el Secretariado de Familia y Vida de la Diócesis nos propone dos iniciativas. En primer lugar, este viernes 16 de febrero, nos invitan a unirnos al Vía Crucis diocesano que se aplicará por la familia. En esta ocasión, la salida tendrá lugar a las 18 horas de la iglesia de San Justo. El Vía Crucis discurrirá por la calla Ochoa Ondátegui, avenida del Acueducto hasta la iglesia de San Millán.

            Por otro lado, el domingo día 18 se celebrará una Eucaristía por los matrimonios en la parroquia de San Lorenzo, haciendo mención especial a aquellos que este año celebran sus bodas de plata u oro.

            Pero eso no es todo, puesto que desde el Secretariado de Familia y Vida tienen preparadas acciones para los próximos meses. Así, el próximo 2 de marzo la iglesia de Santa Teresa acogerá «A fuego lento», cocinando nuestro matrimonio. El día 16 de marzo se recupera un año más la ruta romántica. Ya en abril, el viernes 5, tendrá lugar por segundo año la «Cata-quesis» y, por último, en junio el Santuario de El Henar será el escenario para «A la caza de nuestro tesoro».

Matrimonio en modo ON

Como apoyo a todas estas iniciativas, contamos con una aplicación móvil. Desde que se lanzó en 2022, «MatrimONio» ha ido creciendo para acompañar a los matrimonios que quieren “activarse” y “mantenerse encendido”. La app, disponible para Android y Apple, ofrece actividades para crecer en la vida matrimonial, un retiro para matrimonios, oraciones, y propuestas de lectura, podcast y cine.

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El sacerdote diocesano Juan Cruz Arnanz Cuesta será el responsable de pronunciar el pregón inaugural de la Semana Santa de Segovia en la capilla del Santísimo de la Catedral, el próximo 16 de marzo, dando inicio a la semana más importante del año para los más de 1.200 cofrades que integran las diez cofradías integradas en la Junta.

      Juan Cruz Arnanz Cuesta (Segovia, 1973) es actualmente rector del Seminario de Segovia, y vicario episcopal de Evangelización, Educación en la Fe y Medios de Comunicación Social, además de párroco de San José Obrero en Segovia capital desde enero de 2013, labor que ha desarrollado en diferentes destinos anteriormente, desde su ordenación en 1999, en municipios como Pedraza, Fuentepelayo, Zarzuela del Pinar y Pinarnegrillo

      El sacerdote reconoce que ha recibido el encargo con mucha ilusión y asume “la responsabilidad de transmitir el mensaje de la Muerte y Resurrección de Cristo en unas fechas tan señaladas para los cristianos y, en especial, para los segovianos que viven la Semana Santa desde el interior y acompañando a sus cofradías, dejando que la fe y la devoción inunde las calles y se avive la vida cristiana de todos los cofrades y cristianos".

 

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      Juan Cruz es licenciado en Teología Dogmática por la UPSA y doctor en Sagrada Teología especialidad Teología Dogmática por la Universidad Gregoriana de Roma. También es profesor de Introducción a la Teología, Teología Fundamental y Escatología en la Escuela de Teología de Segovia, extensión del ISCCRRDD de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, desde el curso 2007/2008 hasta la actualidad.

      Desarrolla una importante labor como investigador y divulgador especializado en teología, con artículos y publicaciones como ‘La catedral. Un entorno de vida, un lugar de encuentro y una vivencia espiritual en medio de la sociedad’ (Madrid 2021); Desarrollo histórico y documentos del diálogo internacional entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa’ (2001);y ‘Antecedentes y preparación del diálogo teológico internacional entre la Iglesia Católica y la Iglesia ortodoxa Bizantina’, entre otros. 

      Gran comunicador, en la actualidad es director de la publicación mensual diocesana ‘Iglesia en Segovia’ y fue director del programa diocesano ‘Iglesia Noticia’ de COPE Segovia durante años.

El lunes 12 de febrero la Librería Diocesana acoge la presentación de su propuesta editorial «Religiosidad popular. Lugar teológico para la nueva evangelización»

 

El jesuita Daniel Cuesta publica un nuevo libro con Sal Terrae:  «Religiosidad popular, lugar teológico para la nueva evangelización» donde reflexiona sobre la dignidad teológica de la que goza la expresión de fe popular y ofrece las claves para poder vivir y acompañar pastoralmente. El título hace suyas las palabras del papa Francisco en la Exhortación Evangelii gaudium: «La religiosidad popular es un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización» (n. 126). A lo largo del libro, desgrana esta realidad eclesial con el fin de que sea «plenamente valorada, acogida, catequizada», como destaca en el prólogo el rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma, el sacerdote valenciano José Jaime Brosel Gavilá.

Daniel Cuesta escribe este libro después de su formación en Historia del Arte, Humanidades y Teología publicando diferentes artículos y libros relacionados con la pastoral, el arte y la Semana Santa. Los libros de la editorial Mensajero La procesión va por dentro y Luces y sombras de la religiosidad popular son fruto de todo este trabajo académico y vivencial. En este último libro su acercamiento y su reflexión en torno a la religiosidad popular contiene un acercamiento desde «la cabeza (gracias a su importante bagaje intelectual), el corazón (pues se adentró en ella desde su infancia, de la mano de sus mayores) y el espíritu (pues este ámbito ha sido de gran importancia en su personal vivencia de fe)». No es solo reflexión, sino que encuentra palabras para «escuchar el corazón de nuestro pueblo y, en el mismo acto, el corazón de Dios», como decía el papa Francisco.

            Parte de que en la entraña de la religiosidad popular hay mucho más que folclore o cultura, o una búsqueda de unos orígenes o de una pertenencia local en medio de un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. «Podemos encontrar tanto el deseo de revelación de un Dios que busca comunicarse con el hombre, como la búsqueda de la trascendencia, de lo religioso y, en definitiva, del Dios de Jesucristo, por parte de quienes viven en un ambiente más o menos secularizado y, por qué no decirlo, también de nosotros mismos».

 

El autor

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Daniel Cuesta Gómez, SJ (Segovia, 1987) es jesuita y cofrade. Desde su formación en Historia del Arte, Humanidades y Teología trabaja en pastoral juvenil y también ha publicado diferentes artículos y libros relacionados con el mundo de la pastoral, el arte y la Semana Santa, entre los que destacan Passionis imago (Universidad Pontificia de Salamanca, 2016), Los evangelios apócrifos en la Semana Santa de Sevilla (Ediciones Alfar, 2019); La «Esencia», lo castellano y lo andaluz en nuestra Semana Santa (Diputación Provincial de Segovia, 2019); La procesión va por dentro (Mensajero, 2019) y Luces y sombras de la religiosidad popular (Mensajero, 2021).

Existe una costumbre en la ciudad de Segovia que pasa desapercibida para la mayoría de la población, pero que los vecinos de El Salvador conocen muy bien: el reparto del Pan de las Candelas el día 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor. Todos los feligreses saben que su origen es muy antiguo y que hasta hace sólo unas décadas, de lo que se trataba era de repartir pan a los pobres en este día. Algunos de los parroquianos con más años felizmente cumplidos (como la señora Martina, informante entusiasta) aún lo recuerdan: en la posguerra, las familias más necesitadas del barrio acudían a la iglesia y, al menos ese día, podían comer con una sonrisa sabiéndose valoradas aunque no fuera más que por el cumplimiento de una tradición.

                Efectivamente, ésta proviene de antiguo, del año 1539 (dentro de muy poco se cumplirá el V centenario, por cierto: estemos atentos a ello). En aquel entonces, una pía señora del barrio, doña María Álvarez Temporal, devota de la fiesta de la «Purificación de la Virgen María», que así se denominaba entonces la fiesta del 2 de febrero, estableció en su testamento, entre otros, dos puntos muy concretos: por un lado, «que se haga y funde una capellania en la dicha yglesia de señor sant salvador… con quince mill maravedis de censo o rrenta segura y treinta fanegas de pan mitad trigo y cebada…» y, por otro, que es el que más nos concierne, «que el dicho dia de la purificacion de nuestra señora… se den de limosna quince fanegas de trigo a pobres necesitados e parientes mios o del dicho mi marido si los obiere desta Ciudad…».

 

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La obligación de la capellanía sufrió distintos avatares con el tiempo, las fanegas físicas entregadas a la parroquia se trocaron en dinero en efectivo en un momento dado, pero jamás dejó de repartirse pan a los pobres en El Salvador. Todo un logro, todo un gesto, todo un orgullo para la parroquia.

                Hasta que a mediados del pasado siglo XX, esta edificante historia pudo tener un abrupto final. Gracias a Dios, no fue así. El 15 de junio de 1953, a petición de don José Luis de Porras e Isla Fernández, Marqués del Arco, el Obispo de Segovia, don Daniel Llorente, redime a los herederos y descendientes de aquella María Álvarez Temporal «de la carga de la Fundación denominada EL PAN DE LAS CANDELAS, instituida a favor de los pobres de la parroquia de El Salvador… para lo cual ha ingresado en las Arcas Diocesanas, dicho Sr. Marqués, la cantidad de VEINTICINCO MIL PESETAS NOMINALES…». Fin de la benemérita y caritativa fundación ¿Qué ocurriría a partir de entonces? Pues otro logro, otro gesto de la parroquia: sin necesidad de obligación alguna ni forzados por el cumplimiento de antiguas cargas, la parroquia siguió repartiendo pan entre los vecinos. Y lo que fue un acto de caridad para cubrir una necesidad de los llamados antiguamente «pobres vergonzantes», se trocó en un reparto para todos, en una celebración festiva cargada de simbolismo.

 

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                En esta segunda parte de la historia, hay que destacar un nombre y un hombre que los vecinos recuerdan muy bien: el de don Desiderio Arranz Santos, párroco de El Salvador entre 1989 y 2006 que, en su labor pastoral cargada de cariño, revitalizó esta y otras costumbres dando vida al barrio. El pan era encargado y repartido a todo el que ese día traspasaba las puertas del templo, vecino o no, para participar de la costumbre. Y fuera de éstas también, que luego se encargaba él de llevar pan de las Candelas a las Hermanitas de los Pobres, las Agustinas de Santa Rita y a los Bomberos de Segovia que ese día se hallaban de guardia, vecinos todos ilustres del que fuera ilustrísimo e industrioso barrio de la ciudad.

                Esta pequeña historia del pan compartido en mitad del invierno tiene varias lecturas, todas llenas de valor. Y de emoción. En primer lugar, el valor propio de ser una manifestación histórica, tradicional y específica de la ciudad de Segovia. Es posible que exista o haya existido una costumbre similar en esta fecha concreta de la Candelaria en otros lugares de la diócesis. Lo desconocemos, al igual que las diversas fuentes consultadas. En el resto de España, tampoco parece existir nada muy concreto y evidente. En internet aparece inmediatamente una referencia homónima, el Pan de las Candelas de Cacabelos, en León, pero el concepto es muy distinto: los vecinos acuden con panes propios para que sean bendecidos en una ermita dedicada a la Virgen de las Angustias. Nada que ver, por tanto, en cuanto a origen y significación.

 

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Así que, salvo mejor opinión —estos párrafos ni son ni quieren ser un estudio completo sobre historia ni etnografía— parece que estamos ante otro de esos casos que nos son tan queridos en esta tierra de una especificidad muy, muy particular en lo tocante a tradiciones religiosas de la ciudad de Segovia. Recordamos otras, ¿verdad? Efectivamente: la Catorcena de Segovia y la «misa de privilegio», esa misa y ese nombre que nadie entiende fuera de los límites de la ciudad. Bueno, pues ahora, casi sin temor a equivocarnos, podemos añadir, y muy orgullosos, por cierto, una tercera: el Pan de las Candelas de El Salvador.

Pero es que además, esta fiesta —así podríamos llamarla— tiene un valor pastoral y simbólico que merece la pena considerar. Aunque ahora ya no hay pobres como antiguamente a los que socorrer de aquellas maneras (hay otras necesidades que se atienden por otros cauces), el gesto que hoy encabeza José Antonio Serrano como párroco de El Salvador expresa la necesidad y la obligación de compartir que tiene la Iglesia y la sociedad: compartamos lo que tenemos, demos lo que recibimos. Y celebrémoslo juntos. Todos estamos necesitados de pan; todos, en el fondo, somos unos menesterosos de alimento físico, emocional y espiritual. Y todos formamos una comunidad: una comunidad vecinal, social y, el que así lo desea, una comunidad creyente en torno al Señor y su misterio eucarístico (otro Pan compartido). Una comunidad que se necesita para alimentarse mutuamente y seguir creciendo, a pesar de las fuerzas polarizadoras e individualizadoras del mundo actual.

El pan, por último, como alimento básico, nos habla de sencillez y de igualdad: el pan nos hace iguales, porque como iguales andamos necesitados de las mismas cosas. Por eso el gesto de compartir un modesto bollo de pan una mañana de invierno nos hace ser conscientes de nuestra modestia, de nuestra pequeñez. Compartirlo nos hace más humanos, nos hace hermanos... Quizá el celebrar todo esto el día de la Presentación del Señor, el día de la Candelaria, donde la luz es protagonista, no sea casual: la Providencia tiene estas cosas… Esa luz de las candelas bien puede ser un reflejo de la Luz que hace poco más de un mes adorábamos en un pesebre. Esa Luz que sólo vieron los pastores y que los movió a presentar y a compartir su pan con Aquél que quiso hacerse uno como ellos, alguien humilde, conocedor y necesitado de todo lo que es humano. Quizá, ojalá sea así, este Pan de las Candelas nos haga comprender que, en esta vida, todos somos pastores y no reyes.

David San Juan

A tenor de los últimas informaciones, la Delegación de Patrimonio del Obispado de Segovia quiere aclarar que no ha desautorizado, ni impedido, la procesión del Ecce Homo de José Rius en la Semana Santa de este 2024. Esta Delegación, en virtud de sus funciones, y cumpliendo escrupulosamente su cometido de proteger y conservar el patrimonio cultural diocesano —y de acuerdo con el protocolo seguido por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León—, ha velado por que esta imagen, con patologías estructurales internas, no sufra daños irreversibles.

            Por todo ello, conocida la noticia de la concesión de autorización del Cabildo Catedral para procesionar la imagen, a finales de octubre, la Delegación de Patrimonio emitió un informe a la S.I. Catedral en el que se especificaban las patologías de la talla, y los riesgos que podría sufrir, en caso de procesionar. Dicho informe iba acompañado de otro, emitido por una restauradora independiente y con experiencia acreditada, que formuló las mismas patologías y confirmó el alto riesgo de procesionar con esta imagen.

            Con estos informes, posteriormente la Catedral de Segovia, con buen criterio, retiró la concesión de la autorización a la parroquia y la Cofradía de la Virgen del Rosario y “paso” de La Oración en el Huerto de San Lorenzo.

            La Delegación de Patrimonio lamenta que la ilusión de los cofrades haya quedado defraudada. No obstante, la finalidad de las acciones realizadas ha sido, en todo momento, garantizar la conservación del rico patrimonio cultural y religioso de la Diócesis, que es el de todos.

            Cabe recordar que la imagen está expuesta a la devoción de segovianos y visitantes a lo largo de todo el año en la Capilla de San Ildefonso de la Catedral de Segovia.

Martes, 30 Enero 2024 12:17

REVISTA DIOCESANA FEBRERO 2024

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«San Juan Bautista», «Virgen con niño» y «La Anunciación» ya están de vuelta en la Iglesia de la Trinidad.
 
Las tres pinturas, dos sobre lienzo («La Anunciación» y «San Juan Bautista») y una sobre tabla («Virgen con el Niño»), han sido sometidas a unos trabajos de restauración delicados y complejos para revertir, en la medida de lo posible, las graves patologías provocadas por el incendio. En especial en el de san Juan Bautista, situado sobre el foco del incendio y cuyo marco ha tenido que ser reemplazado por uno nuevo de similares características.
 
Durante todo este tiempo, han sido restauradas en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas. Un largo y laborioso proceso debido a las patologías presentes en las obras a causa del incendio.
 
El calor, el humo y el hollín depositado por el incendio han provocado reacciones químicas en los componentes de la la capa pictórica, provocando alteraciones irreversibles. No obstante, el resultado de la restauración ha sido mejor de lo esperado.
 
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Desde la Diócesis agradecemos el trabajo y dedicación de todo el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León, que han ejecutado los trabajos; así como a la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte y a la Delegación Territorial de Segovia, con su Servicio Territorial de Cultura y Turismo, por haberse ofrecido a restaurar las pinturas.
 
Igualmente, agradecer a la parroquia que, no con poco esfuerzo ha asumido el seguro clavo a clavo para el traslado y estancia de las pinturas en el centro de restauración, así como el transporte de las pinturas.

El Secretariado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Segovia pone en marcha un nuevo canal de comunicación a través de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp. Con ello, se busca facilitar el acceso a la información y el conocimiento de la actualidad de la Iglesia diocesana directamente en el teléfono móvil.

            Con esta nueva herramienta, la Diócesis continúa el camino de renovación en el ámbito comunicativo, poniendo al servicio de los segovianos una nueva vía de comunicación atendiendo a la realidad poblacional y las exigencias del entorno multimedia.

            De esta forma, este nuevo canal de difusión nace con una doble finalidad:

  • Por una parte, recibir información. Toda aquella persona que se dé de alta en el canal recibirá un proverbio diario, noticias destacadas, agenda, la revista diocesana «Iglesia en Segovia», ...
  • Por otra, enviar información. Las personas que formen parte de este canal también podrán enviar textos e imágenes de celebraciones o acontecimientos especiales de sus parroquias, grupos de oración,... para su publicación en las redes sociales y/o página web de la Diócesis.

Las personas que estén interesadas en darse de alta en este nuevo servicio entrarán a formar parte de una lista de difusión (no de un grupo). Lo más importante de esto es la seguridad: los destinatarios no sabrán a quién más se ha enviado la información y, por tanto, no se pueden comunicar entre ellas sino solamente con el emisor, preservándose así la privacidad de los números.

Para poder darse de alta hay que añadir el número 689 680 416 a los contactos de móvil y enviar un WhatsApp con la palabra ‘ALTA’, seguida del nombre y apellidos. La suscripción podrá cancelarse en cualquier momento, enviando un WhatsApp con la palabra ‘BAJA’, seguida del nombre y apellidos.

Una vez concluido el tiempo de Navidad, la Iglesia inicia el llamado Tiempo Ordinario, que recorre los misterios de la vida de Cristo, empezando por una acción de especial trascendencia: la llamada de los apóstoles. En el Evangelio de hoy se narra la llamada de los tres primeros: Juan (que no se nombra a sí mismo), Andrés y Pedro. Cuando Juan y Andrés oyen decir al Bautista que Jesús es el Cordero de Dios, comienzan a ir tras él. Este se vuelve y les pregunta: «¿Qué buscáis?». Sorprendidos quizás por esta pregunta, le dijeron: «Maestro, ¿dónde vives?». Jesús les responde: «Venid y lo veréis». Y, según dice el evangelista, pasaron con él aquel día.

            Este encuentro en apariencia fortuito encierra la experiencia más universal del encuentro con Cristo: estar junto a él viendo dónde y cómo vive. No se trata sin más de las aspectos más elementales de su vida, sobre cómo era su vivienda, sus enseres y su modo de vivir. Estar junto a él supuso para los primeros discípulos el conocimiento de su mundo interior, su misión y sus planes apostólicos. Solo así se comprende, que cuando Andrés se encuentre con su hermano Simón, al que Jesús llamará Pedro, le diga entusiasmado: «Hemos encontrado al Mesías». Y comienza así una serie de encuentros con otros apóstoles que terminarán formando parte del número de los Doce. En realidad, la Iglesia empieza a existir como tal comunidad con este grupo que son las columnas de la tradición y de la fe.

            Esta experiencia del encuentro con Cristo es, como decía, el paradigma universal del discipulado. Se comienza a ser discípulo permaneciendo junto a Cristo, participando de su vida. Sin esta experiencia primera, la fe carece de sólido fundamento. Estar con Cristo provoca el conocimiento, el amor y el deseo de darlo a conocer a los demás, como hicieron los primeros apóstoles. Una prueba clara de la consistencia y autenticidad de la fe es si deseamos que otros conozcan a Cristo y participen de la alegría de la salvación que nos ofrece. Esto quiere decir el Concilio Vaticano II cuando afirma que la vocación cristiana es, por su misma naturaleza, «vocación al apostolado» (AA 2). Cuando hablamos de apostolado, nos referimos a lo que nos viene de los apóstoles, de su propia misión.

            Esta misión abarca toda la vida y todas sus dimensiones. No se es apóstol a ratos perdidos, ni en momentos determinados cuando realizamos una tarea eclesial. Se es apóstol siempre y en todo lugar. Aprovechar las oportunidad de dar testimonio de Cristo es el sexto sentido de quien ha tenido una genuina experiencia de fe. Esto no significa sermonear ni mucho menos imponer nuestras convicciones. Se trata de dejar fluir de lo más íntimo de nuestra conciencia la certeza de que Cristo es el Salvador que ha venido a dar sentido a nuestra vida y abrirnos a la experiencia de la paternidad de Dios y de la fraternidad entre los hombres. El apostolado es la comunicación espontánea de la fe que profesamos y que se convierte en testimonio ante los demás.

            Es imposible hacer esto sin «permanecer con Él», con Jesús, como se dice de los primeros apóstoles. Esta permanencia vital y afectiva exige tiempo, dedicación, interés. Son los ingredientes del cultivo de una amistad que crece más y más. Es frecuente ideologizar el cristianismo convirtiéndole en una serie de eslóganes que prescinden del trato frecuente y afectivo con Cristo. Como decía san Juan de la Cruz esto es andarse por las ramas. Cuando Jesús tiene que explicar en qué consiste la relación con él utiliza la imagen de la vid y los sarmientos entre los que fluye la misma savia. Solo así se da la comunicación de la Vida que Jesús nos trae del Padre y que sostiene a la Iglesia como Cuerpo suyo, del que nosotros, somos sus miembros santos.

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