TEO BARBADO, DISTINGUIDA CON EL VII PREMIO SAN ALFONSO RODRÍGUEZ

La Diócesis de Segovia ha concedido el VII Premio San Alfonso Rodríguez a Dña. Teófila Barbado. Desde 2017, la Diócesis entrega este premio a finales del mes de octubre, con el que reconoce la labor callada de todos aquellos fieles que dedican su tiempo a los pequeños servicios cotidianos en favor de la Iglesia y la sociedad. Con cariño, con generosidad, pasando desapercibidos, pero realizando una tarea eficaz y necesaria en el día a día de nuestras parroquias.

            En la actualidad, en Segovia siguen existiendo muchos «san Alfonsos Rodríguez» que nunca salen en las noticias. Fieles de a pie, gente sencilla como Teo —como se la conoce en el pueblo—, de 92 años, vecina de Nava de la Asunción. Madre de cuatro hijos y abuela de cinco nietos que siempre ha trabajado dentro y fuera del hogar: en la fábrica de galletas del pueblo, limpiando casas... Desde muy pequeña siempre ha colaborado con las labores de la iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora y de la ermita del Santísimo Cristo de la Expiración. Preocupada por el templo, pero también por sus vecinos, no ha dudado nunca en visitar a enfermos y personas mayores. Ahora que el paso de los años no le permite hacer tanto como le gustaría, sigue pendiente de los más pequeños detalles. Como a san Alfonso, todos la buscan y a todos atiende, siendo una referencia para el pueblo.

            La entrega de «el llamador», como se denomina al galardón, tendrá lugar el próximo domingo 29 de octubre a las 18 horas. Será en su pueblo, en Nava de la Asunción en la que es su segunda casa, la iglesia parroquial, tras un recital de música y lectura de textos de san Alfonso y santa Teresa de Jesús. El acto, muy sencillo al estilo del santo, pretende mostrar la realidad de una Iglesia acogedora y abierta a todos, que se nutre de la labor discreta y perseverante de personas como Teo que, en nuestros pueblos y barrios, salen diariamente al encuentro de los demás con la mayor entrega y total gratuidad.

San Alfonso Rodríguez

San Alfonso Rodríguez es conocido por ser el santo de lo cotidiano, alguien que podríamos denominar como nuestro «santo de la puerta de al lado».

Nacido en el barrio de El Salvador de Segovia, pasó la segunda parte de su vida, desde los 40 años hasta más allá de los 80, sirviendo como portero del colegio jesuita de Monte Sión, en Palma de Mallorca. Dicen que cuando oía la campana de la puerta, acudía a ella diciendo «Ya voy, Señor», franqueando el paso a todos. Allí se santificó en los pequeños servicios, escuchando a todos, procurando que todo estuviera bien.