MONSEÑOR CÉSAR FRANCO: «HE RENUNCIADO PERO SIGO SIENDO OBISPO CON TODA LA PLENITUD. ESTOY A DISPOSICIÓN DE LO QUE LA DIÓCESIS NECESITE»

El Obispo de Segovia hace balance del año 2023, tras la presentación de su renuncia al Papa, en el tradicional encuentro navideño con los medios de comunicación presentes en nuestra Diócesis

 

Como ya es habitual, previo al tiempo de Navidad, el Obispo de Segovia, monseñor César Franco Martínez, ha mantenido esta mañana un encuentro con los medios de comunicación en el que ha hecho balance de lo que ha sido este año 2023 en la Diócesis de la que es pastor.

            Don César ha recordado, como uno de los acontecimientos más gozosos de este año, la Ordenación de Diácono de Alberto Janusz Kasprzykowski. Aunque es labor del diácono servir a su obispo, Alberto lo está haciendo desde Roma, donde fue enviado a estudiar para, en un futuro cercano, servir mejor a su Diócesis.

            Igualmente, el obispo ha querido remarcar su visita pastoral al Arciprestazgo Ayllón-Riaza, donde pudo conocer la realidad y las necesidades de los pueblos del nordeste de la provincia, aquellos más envejecidos y con menos población residente.

            En cuanto al patrimonio, don César ha subrayado la reapertura del Palacio Episcopal, gestionado por el Cabildo Catedral, como un hito importante para tener en cuenta, puesto que alberga el museo diocesano con piezas únicas y permite, asimismo, visitar las salas nobles, «curiosamente, lo que más le gusta a la gente», ha agregado. De otra parte, el prelado ha puesto en valor el esfuerzo y generosidad de los feligreses, gracias al que es posible la restauración de las iglesias y lo que en ellas se custodia. Además, ha puesto en valor la rehabilitación de la torre de la iglesia de San Martín de la localidad o la restauración del Camarín de la Virgen de La Fuencisla. En este punto, ha recordado que, durante la inauguración de esta restauración, él mismo donó al santuario el báculo abacial que recibió de la Abadesa Cisterciense de San Vicente el Real cuando la comunidad salió de Segovia.

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            Monseñor Franco ha querido resaltar también lo que los jóvenes de la Diócesis vivieron en Lisboa el pasado verano, cuando tuvo lugar la Jornada Mundial de la Juventud.

Él mismo acompañó a la expedición diocesana y fue testigo del ardor espiritual compartido por un millón y medio de jóvenes llegados a Portugal desde todos los rincones del mundo. Aquí ha agregado que la formación juvenil y adolescente en nuestra Diócesis continúa más activa y proactiva que nunca, alentada por el proyecto Lifeteen.

            Don César se ha referido al reciente encuentro de los obispos españoles con el papa Francisco en Roma, en el que hablaron sobre Seminarios y vocaciones, para alegrarse por los dos seminaristas que nuestra Diócesis tiene este año estudiando en el Teologado de Ávila en Salamanca: Antonio, joven que proviene del Seminario Menor en Familia; y David, un matemático de “vocación tardía”.

            El obispo ha querido hacer también un repaso por los últimos nombramientos en Librería Diocesana, Apostolado Seglar y Patrimonio, remarcando que ha puesto al frente de las tres entidades diocesanas a tres seglares. Y ha concluido su balance recordando el Centenario de la Coronación de la Virgen de La Aparecida y los 400 años de la aparición de la imagen en Valverde del Majano, lamentando que no se hubiera celebrado un año jubilar en torno a este acontecimiento.

            Finalmente, don César ha concluido destacando que la Iglesia diocesana continúa estando al lado de los segovianos en lo que es «una imagen no estética, sino real, de acompañamiento». Igualmente, ha remarcado que la Diócesis está abierta a todos: «a quienes buscan respuestas, a los que son indiferentes, a los creyentes con dudas,... a todos».

A disposición

En conversación posterior con los medios de comunicación, la pregunta era obligada, puesto que el pasado sábado don César cumplió 75 años, la edad que marca el Código de Derecho Canónico para presentar su renuncia. Y así lo ha cumplido el obispo. Aquí, don César ha leído el canon 401 § 1. en el que se justifica la presentación de esta renuncia.

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            No obstante, don César ha remarcado que «he renunciado pero sigo siendo Obispo con toda la plenitud». En este punto, ha querido detallar el proceso que puede surgir a partir de ahora. Es decir, que en el momento en que el papa Francisco acepte su renuncia, puede nombrarlo Administrador Apostólico hasta la toma de posesión del nuevo prelado. Momento en que don César pasaría a ser Obispo emérito de nuestra Diócesis.

            Monseñor Franco ha asegurado que, cuando ese momento llegue, regresará a Madrid, su ciudad natal, pues es allí donde mantiene la familia que le queda y su círculo cercano de amigos. «Lo mejor es desaparecer, no en el sentido literal, siempre he pensado, y así nos lo enseñaban de sacerdotes, que cuando un obispo deja de regir una Diócesis, debe dar un paso a un lado».

            Hasta que ese momento llegue, don César mantendrá su agenda abierta a los compromisos existentes y los que estén por llegar, «la vida sigue normal, estoy a disposición de lo que la Diócesis necesite», ha subrayado.

            Después de hacer un repaso por el Sistema de Cumplimiento Normativo Penal (Compliance) puesto en marcha en la Diócesis, y desgranar el contenido de su poemario «Visiones», —recientemente galardonado con el XLIII Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo—, el Obispo de Segovia se ha referido al actual contexto socio-político para apelar a la concordia, la ética y la justicia social frente a la división y la crispación. En este sentido, ha mostrado su preocupación, como la del resto de ciudadanos, porque, «es grave que, después de lo que ha costado vivir en democracia, se ponga en peligro la convivencia social».

            Por último, don César ha concluido pidiendo al nuevo año «que se superen las tensiones y que sepamos llevar a los demás nuestra fe», y ha felicitado la Navidad a todos los segovianos, pidiéndonos que dejemos entrar al Niño que está por nacer y hagamos de nuestros hogares un verdadero belén.