Secretariado de Medios

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Pag.5 Hermanas Corpus

 

Somos un Convento de Hermanas Clarisas, conocidas como las Hermanas de Corpus, ya que nuestra Iglesia tiene como titular al CORPUS CHRISTI, y nuestra vida se ha desarrollado siempre en torno a la Adoración Eucarística.

      Todas y cada una de nosotras, las hermanas, que conformamos este convento, sentimos la llamada del Señor a seguirle cada día, porque solo quien te ha dado todo puede pedírtelo todo cada día… En palabras de nuestra Madre Santa Clara, "Ama totalmente a quien totalmente se entrego por tu amo”. A veces, nuestra vida puede ser desconocida incluso para los miembros de la propia Iglesia, por eso hoy, queremos traspasar los muros de nuestro convento y dar unas pinceladas torpes con estas letras para reflejar en papel, algo de lo que es nuestra vida. Aunque no es una vida para comprender racionalmente sino para entender la a la Luz del Espíritu.

      En la Iglesia la dimensión contemplativa y la activa se entrelazan sin que se las pueda separar. Pero a nosotras se nos llamo a vivir exclusivamente en esa vida de contemplación. Como signo de la unión exclusiva de la Iglesia Esposa con su Señor, como signo de la Oración de Jesús al Padre. En una búsqueda que comporta la búsqueda constante de Dios. Somos buscadoras de Dios, testimoniando en  nuestro mundo que Dios existe y es, que es real, que es VIVIENTE, que es PERSONAL que es providente, e infinitamente bueno, AMOR…que es santo. De tal modo que el fijar la mirada y el Corazón en Él, viene a ser nuestro lugar en la Iglesia, "solo Dios basta".

      Queremos ser para todos hoy como ese pequeño faro, desgastado por los años, pues muchas de nuestras hermanas son mayores, pero un faro que sigue alumbrando en medio de la noche de nuestro mundo a todos los que bregan en las barcas en medio de la tormeta, las olas, el vendaval, del sufrimiento, del sinsentido, de las tormentas…, un faro que no tiene luz propia sino la que absorbe y de la que empapa en la intimidad con Dios para ser ese intrumento que dirija a todos en el mar de este mundo, en medio de la oscuridad a la meta segura, Dios, para ser el aliento que les invite a seguir remando mar adentro,  porque el puerto es seguro. Sosteniendo con nuestra oración y vida a todos los que bregan en este mar de la vida, de día y de noche

      Somos ese farillo luminoso en alto, solo aparentemente colocado al azar. Señal que ayuda a ver el rostro de Dios en medio de los afanes de cada día y dando a esos afanes sentido desde Dios, para no olvidar lo que somos, hijos de Dios, de dónde venimos, a donde vamos y en quien vivimos. La Trinidad. Sosteniendo esas barquillas o tablas en el agua. Pero nuestra vida reclama como toda opción cristiana radicalidad santa, porque nosotras, Sino bebemos en el manantial de Dios, sino nos empapamos de ello no podemos ser espejo ni señal para los demás.

       Adoramos, alabamos, a la Santísima Trinidad, comunión de amor, donde nos queremos sumergir, para alabar a Dios por sí mismo, sin más. Para dar gloria a Dios por si mismo y recordar a todos la centralidad de Dios, de la Palabra, y poniendo ante Él a todos los hombres, sosteniendo a todos los miembros sufrientes del mundo y de la iglesia, gastando y desgastando nuestra vida en la llama de Amor de la Trinidad para ser destello de esa comunión de vida que es.

      Nosotras buscamos a Dios durante toda la vida. Somos mendigas, hermanas pobres de Santa Clara, mendigas del amor, mendigas del "AMOR que no es amado", buscadoras en todo del Amado en su Palabra. Como respuesta con nuestra vida claustral, del amor a Dios que se entrego sin reservas, como respuesta de amor gratuito, a su inmenso amor sobre el hombre, la Creación, la redención. Este sentido de intimidad, no significa aislamiento, ni apropiación individualista de la Palabra. No… no es egoístamente para nosotras mismas, sino para derramarlo traspasando los muros con el silencio sonoro. El cristiano escucha la Palabra, pero como miembro del cuerpo que es la Iglesia. Cada uno la recibe, pero para utilidad común por ello.

      A la luz de esto, nosotras, monjas del Corpus, hermanas contemplativas en clausura, revivimos y continúanos en la Iglesia la obra de María. Acogiendo al Verbo en la fe y en el silencio de adoración, nos ponemos al servicio del misterio de la Encarnación y, unidas a Jesucristo en su ofrenda al Padre, nos convertimos en colaboradoras del misterio de la Redención. Así como María, con su presencia orante en el Cenáculo, custodió en su corazón los orígenes de la Iglesia, así al corazón amante y a las manos juntas de las hermanas, se confía el camino de la Iglesia siendo espejos del Esplendor de la Gloria y lo vivimos de una manera particular en un recinto como expresión especial de pertenecer sólo a Él, signo profético de la clausura es una llamada al cristiano de hoy al hombre de hoy a reconocer la propia necesidad de concentrarse en Dios y en Cristo. De modo que nosotras, pobres criaturas, dirigidas y absortas en Dios, podemos vivir únicamente para alabanza de su gloria y para los demás. Aunque de esto se habrán dicho muchas cosas…

      No se ingresa en la clausura para buscar un refugio o para huir de las dificultades del mundo, sino para acoger, para participar más profundamente de la vida de los hombres, de sus más secretas y desconocidas aspiraciones, de su dolor. Como en medio del sufrimiento que está comportando esta pandemia, en nuestro ahora.

      Las «hermanas pobres de santa clara», desde el «claustro» de su interioridad, a ejemplo de María (cf. 3 CtaCl 19), se hacen acogida, morada e icono del Dios del amor; del Dios Trinidad y este testimonio se «refleja» y se proyecta al mundo entero. Como esperanza, consuelo, aliento de la misericordia de Dios.

      Es decir, ante la cultura de nuestros días, que ha invadido los espacios interiores del hombre proclamamos con nuestra vida , queremos ser puente entre los sentidos y el corazón, puente levadizo a la hora de comunicarse con Dios sin interferencias, pero abatible y llano al volver con la respuesta para el hombre y estar cercanas y solildarias con los hombres y mujeres de nuestra época, por ello la fraternidad devuelve ese sentido de familia Universal que como Hermanas Franciscanas clarisas queremos decir que es posible.

      Queremos ser una llamada permanente a correr la aventura de la fe, viviendo el radicalismo evangélico, ser testigos del Resucitado desde y en la oración, dedicadas solo a Dios, con alegría y sencillez traspasada por la Resurrección por todos y para todos. Siendo mujeres de nuestro tiempo aunque en esta particular vocación. 

      Ante tanto dolor y sufrimiento en este tiempo de pandemia, ante tanto amor, solidaridad y esperanza…queremos seguir siendo corazón orante para impulsar vuestras manos. Id y proclamad el Evangelio, nosotras seguiremos siendo faro.

      Gracias por vuestro cuidado amoroso , respeto y ayuda a la vida contemplativa claustral. Os lo agradecemos.

Madre María Rocío A osc
Hermanas Clarisas Convento del Corpus Christi Segovia

 Cuida tu Iglesia cuida tu casa

 

El Gobierno anunció ayer que todas las provincias de Castilla y León pasarán a la fase 2 del plan de desescalada este próximo lunes, 2 de junio. Por este motivo, y siguiendo siempre con las normas marcadas por las autoridades sanitarias, así como las pautas de la Conferencia Episcopal Española, en nuestra Diócesis de Segovia el aforo máximo de los templos se incrementa hasta el 50% de su capacidad. Asimismo, teniendo en cuenta que las reuniones o encuentros pueden estar constituidas hasta por 15 personas, se podrán ir restableciendo los servicios y actividades pastorales de caracter grupal, atendiendo siempre a los criterios de protección como la distancia de seguridad.

Por otra parte, en esta fase, se amplía el número de personas en los velatorios. Resaltando la necesidad de acompañamiento a las familias en su duelo, los velatorios en espacios cerrados podrán contar con hasta 15 personas. En caso de que los velatorios tengan lugar en espacios abiertos, podrán reunirse un total de 25 personas, además del sacerdote.

En cuanto a las celebraciones matrimoniales, éstas están permitidas siempre y cuando no se supere el cincuenta por ciento del aforo de la iglesia. Además, la asistencia estará limitada a un máximo de cien personas en espacios al aire libre o cincuenta en espacios cerrados.

 

Disposiciones que se mantienen

 

La dispensa del precepto dominical continúa vigente, al menos, hasta que finalice el estado de alarma. Por este motivo, recomendamos a las personas de riesgo o avanzada edad que eviten acudir a las parroquias. Igualmente, recordamos la prohibición de asistir a la iglesia a aquellas personas que tengan síntomas de coronavirus, estén o hayan estado en contacto con un contagiado, o se encuentren en aislamiento domiciliario a causa de la pandemia. No obstante, las celebraciones podrán seguirse a través de los medios de comunicación e internet.

En las iglesias, continúa siendo obligatorio el uso de la mascarilla, así como la desinfección con gel hidroalcohólico a la entrada y salida del templo. Las pilas de agua bendita seguirán vacías y se controlarán los accesos y salidas para garantizar que se cumple con la distancia de seguridad y evitar aglomeraciones. Además, el gesto de la paz sigue estando suprimido y recomendamos recibir la comunión en la mano. Por último, el cesto de la colecta tampoco se pasará durante el ofertorio, sino que se dispondrá en un lugar visible de la iglesia para que los fieles puedan depositar su aportación a la entrada o salida de la parroquia.

El domingo de la Santísima Trinidad celebramos la Jornada Mundial Pro Orantibus, es decir, por los que dedican su vida en los monasterios de vida contemplativa a orar por la Iglesia y la humanidad. Son hombres y mujeres que han hecho de su vida una permanente ofrenda a Dios, una alabanza continua a su gloria y una intercesión por las necesidades espirituales y materiales de los hombres. Permanecen muchas veces en el olvido, no digo ya del mundo, sino incluso de cristianos que desconocen este modo de vivir en la Iglesia o no lo valoran como conviene.
El hecho de que se celebre esta Jornada el día de la Santísima Trinidad es todo un signo. Dios es el fundamento de todo lo que existe. El Dios revelado en Cristo es, además, un Dios amor y comunión. Son tres personas que se aman en una unidad indestructible a imagen de la cual hemos sido creados. Este Dios inefable y cercano, trascendente y encarnado en el Hijo, todopoderoso y anonadado en la cruz, Juez universal y humilde samaritano, es el que atrae hacia sí a todo el universo y a la humanidad. Dios es el inicio y la meta de todo. Muchos hombres no lo saben, andan a la deriva, vagan como ciegos y colman sus deseos en lo perecedero que nunca sacia. Quienes viven la vocación contemplativa son atraídos por Dios para vivir en él en plena adoración mezclada de trabajo y liturgia, de convivencia fraterna y de silencio, y dominados, sobre todo, por una compasión por el hombre que, sin apenas darnos cuenta, es el ungüento con que Dios cicatriza las heridas, sana muchas torturas y nos levanta de nuestras frustraciones. Son los hombres y mujeres que, ahondándose en Dios, alientan al caído con la esperanza de encontrar un día la felicidad que busca sin conocer su fuente.
Segovia cuenta con catorce comunidades contemplativas de distintos carismas que dan vida a la Iglesia desgastándose como los cirios que se consumen lentamente en presencia del Altísimo. Jerónimos, concepcionistas franciscanas, agustinas, carmelitas descalzas, cistercienses, franciscanas clarisas, dominicas, franciscanas de la tercera orden regular. ¡Nunca agradeceremos los dones que nos llegan de su entrega! Como ocurre en otros órdenes de la vida, entendemos más el hacer que el dejarse hacer, y la contemplación es sobre todo dejarse hacer (naturalmente, por Dios).
Decía santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia: «Dios mío, en el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado». He aquí el secreto de la vocación contemplativa: ser el amor en el corazón de la Iglesia. Por eso, María es el lugar donde se vive contemplativamente, pues ha tenido en su seno —en todo su ser— habitando el amor; y porque ella misma ha querido habitar en él virginalmente, entregándose sin reservas a la voluntad de Dios. Ella enseña a guardar los misterios de Dios en el corazón y a meditarlos sin descanso; ella es maestra del silencio y del trabajo callado y humilde; ella educa en el perdón y la misericordia como hizo al pie de la cruz; ella es trono de compasión cuando recibe el cuerpo muerto de Jesús en su seno de madre; ella recibe el Espíritu con humildad de sierva y fortaleza de madre; ella acoge a los predicadores del evangelio y los conforta en sus trabajos; ella se ofrece a Dios, junto a su Hijo, para que la salvación llegue al último rincón de la tierra. Sólo con María podemos estar en el corazón de la Iglesia y orar sin desfallecer como hacen los monasterios de vida contemplativa. ¡Demos gracias a Dios por sus carismas que nos enriquecen con toda clase de bienes!

 

+ César Franco
Obispo de Segovia.

 

Iglesia de la Vera Cruz 05

LEA Y DESCARGUE AQUÍ LA MEMORIA DE ACTIVIDADES DE 2018

 

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado esta mañana la Memoria anual de actividades de la Iglesia católica en España de 2018. La actividad económica de ese año se declaró en 2019, y el resultado de la Asignación Tributaria se conoció definitivamente y se presentó hace tres semanas. Hoy se presenta la actividad de toda la Iglesia en España en sus diversos ámbitos y desde las diversas realidades que forman parte de ella: diócesis, instituciones de la vida consagrada y el resto de entidades religiosas (asociaciones, fundaciones, cofradías, hermandades, etc.).

La Iglesia en España está formada por:

  • 70 diócesis con 22.997 parroquias y 17.337 sacerdotes y 436 diáconos permanentes
  • 409 institutos religiosos distribuidos en 4.785 comunidades formadas por 38.688 religiosos.
  • 783 monasterios con 9.151 monjas y monjes de clausura.
  • 13.149 entidades religiosas y asociaciones de fieles que promueven múltiples iniciativas.
  • 86 asociaciones y movimientos de laicos de ámbito nacional con 412.173 miembros.

El cuidado de la comunidad cristiana y el anuncio del Evangelio

La primera misión de la Iglesia es el cuidado de la comunidad cristiana y el anuncio del Evangelio. A través de esta actividad pastoral se acompaña a los fieles en su vida de fe por medio de la celebración de la Iglesia y la proclamación del Evangelio a los cristianos y a los que todavía no pertenecen a la Iglesia. Esta labor es especialmente valiosa en el ámbito rural, al que pertenecen la mitad de las parroquias que hay en España (11.489). En esta actividad, las cifras más significativas que aporta la Memoria de Actividades son:

  • Celebraciones de los sacramentos
    • 193.394 bautizos
    • 222.345 celebraciones de la primera comunión
    • 129.171 confirmaciones
    • 41.975 matrimonios
    • 25.663 unciones de enfermos
    • 8,33 millones de personas van a Misa regularmente. La eucaristía se celebra 9,5 millones de veces en un año.
  • La preparación de los sacramentos en catequesis, convivencias, retiros y las celebraciones de los mismos supusieron 45,2 millones de horas que dedicaron a la actividad pastoral laicos, religiosos y sacerdotes.
  • 10.939 misioneros anuncian el Evangelio en los cinco continentes. Hay también 548 familias en misión.

Especialmente significativo es el acompañamiento y cercanía con las personas que sufren. Esto se hace visible especialmente en dos áreas: la pastoral de la salud y la pastoral penitenciaria:

  • Pastoral de la salud: 20.288 voluntarios en 2.759 parroquias acompañan a 176.276 enfermos.
  • Pastoral penitenciaria: 2.755 voluntarios de pastoral penitenciaria que desarrollan 916 programas con los reclusos atendieron a más de 21.000 personas.

El trabajo de la formación integral de personas

La formación integral de las personas en todas las dimensiones humanas y en todas las edades es también una actividad fundamental de la Iglesia católica en España. La convicción de que Jesús es un ejemplo valioso para la vida de todos impulsa la actividad educativa de la Iglesia. Esa formación, también de la dimensión espiritual del ser humano, se realiza en centros académicos de calidad, cada vez más valorados por los padres, que repercuten en la calidad de vida de toda la sociedad y cumplen una función social.

  • 2.586 centros católicos dan clase a 1,52 millones de alumnos.
  • En estos centros trabajan 130.448 personas, de los que 106.005 son docentes.
  • Los 2.455 centros católicos que están concertados ahorran al estado 3.531 millones de euros.
  • Hay 429 centros de educación especial con 11.710 alumnos.

La asignatura de religión expresa el derecho de los padres para elegir el tipo de formación que se da a sus hijos. Es de oferta obligatoria para los centros pero de libre elección para los alumnos, que mayoritariamente eligen religión católica.

  • 3.303.193 alumnos están inscritos en la clase de religión.
  • 34.868 profesores imparten esta asignatura.

En el ámbito universitario 15 universidades vinculadas con la Iglesia dan clases a 115.050 alumnos en grados y postgrados.

La responsabilidad de un patrimonio material e inmaterial

La presencia secular de la Iglesia en España se hace visible en numerosos bienes muebles e inmuebles que suponen una riqueza cultural para toda la sociedad y que tiene también una gran repercusión económica. Además, las tradiciones religiosas configuran la mayor parte de las fiestas populares en España y suponen también un beneficio cultural.

  • 3.096 bienes inmuebles de interés cultural están al cuidado de la Iglesia.
  • 616 santuarios en España
  • 409 celebraciones y fiestas religiosas en España
  • 42 fiestas religiosas de interés turístico internacional y 92 de interés turístico nacional
  • El Camino de Santiago fue recorrido por 327.378 peregrinos
  • 4.244 cofradías inscritas acogen a 1.045.346 cofrades
  • Se han realizado 404 proyectos de conservación, restauración y construcción de templos con una inversión de 53,32 millones de €.

El compromiso con los demás, especialmente con los más necesitados

El conocimiento y la experiencia que los cristianos tiene de Jesucristo impulsa la acción caritativa y asistencial de la Iglesia. La Iglesia se acerca a los más necesitados a través de miles de personas que voluntariamente entregan parte de su tiempo a los más pobres. A través de ellos, muchas personas conocen el verdadero rostro de la Iglesia. En España la Iglesia cuenta con 9.119 centros sociales y asistenciales de la Iglesia en el que fueron atendidas 4.095.346 personas durante 2018.

  • 973 centros socio sanitarios (hospitales, ambulatorios y casas para ancianos, enfermos o personas con discapacidad) que atendieron a 1.291.019 personas.
  • 8.146 centros socio asistenciales (Centros para mitigar la pobreza, para menores, para promover el trabajo, asistencia a emigrantes, promoción de la mujer, etc.) que atendieron a 2.804.327 personas.
    • los menores y jóvenes en riesgos de exclusión (421 centros y 64.490 atendidos)
    • las personas en búsqueda de trabajo (369 centros y 141.316 beneficiarios)
    • los emigrantes y refugiados (131 centros y 134.406 asistidos)
    • las mujeres maltratadas y en riesgo de exclusión (105 centros y 23.279 beneficiarias)
    • los que han caído víctimas de la droga y de las nuevas adicciones (99 centros y 50.297 asistidos) 
    • las víctimas de la pobreza (6.369 centros con 2.127.487 beneficiarios) 

Son muchas las instituciones, ONG vinculadas con la Iglesia, etc. que desarrollan estas labores en todos esos campos. Dos especialmente significativas son Cáritas y Manos Unidas.

  • Cáritas, con 84.551 voluntarios y 5.671 trabajadores ofrece 5.739 centros y servicios que beneficio a 2,68 millones de personas.
  • Manos Unidas, con 5.347 voluntarios afrontaron 564 nuevos proyectos en los que beneficiaron a 1,42 millones de personas.

Memoria auditada y compromiso de transparencia         

La presentación de esta Memoria de Actividades de la Iglesia 2018 es parte del compromiso con la transparencia de la Iglesia en España. La Oficina de Transparencia tiene en vigor su acuerdo de colaboración con la ONG Transparencia Internacional España.

Los datos presentados en esta Memoria tienen, además, la garantía de PwC, auditora internacional que confirma que ha sido preparada de manera adecuada y fiable en todos sus aspectos significativos.

Agradecimiento

La Iglesia agradece a todas las personas que sostienen con su tiempo, con su oración, con su trabajo o con su aportación voluntaria con el donativo o la X en la Declaración de la Renta a favor de la Iglesia, cada uno de los datos de esta memoria. Gracias a ellos, millones de personas se benefician de la presencia de la Iglesia en nuestro país. El trabajo que se presenta en esta Memoria desea ser también una muestra de agradecimiento a todas esas personas.

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            En la mañana de hoy, han comenzado los trabajos de urgencia, en el chapitel de la torre de la iglesia de San Martín, para retirar los elementos desprendidos de la cubierta. A primera hora de la mañana, se ha trasladado hasta la zona una grúa de alto tonelaje, desde la que los operarios expertos han podido ascender hasta el chapitel para evaluar y subsanar los desperfectos.

            Una vez que se ha accedido hasta la zona afectada de la iglesia románica, se ha comprobado que los daños son mayores de lo inicialmente previsto: las molduras de las caras este (hacia la plaza de San Martín) y sur (hacia la calle Real) de la torre también han sufrido daños. Por este motivo, los trabajos se centran en que todos los elementos del chapitel queden bien anclados, para que el patrimonio y los viandantes estén seguros. Una vez retirados los elementos con riesgo de desprendimiento, se procederá a impermeabilizar la zona para impedir que las filtraciones de agua dañen las maderas de la cubierta.

            Esta actuación se desarrolla a lo largo de la jornada de hoy. No obstante, su finalización está supeditada a la climatología, por lo que, si se cumplen las previsiones de tormenta, los trabajos se retomarán en la jornada de mañana. Los costes que se desprendan de dicha actuación, serán sufragados por la propia parroquia.

            Esta actuación se está realizando desde el exterior puesto que el forjado que existía en la torre se retiró hacia 1901 para la colocación de una campana. No obstante, en la actualidad, la Junta de Castilla y León ha encargado -tras concurso público- al arquitecto segoviano Félix Trapero la elaboración de un proyecto que va dando sus primeros pasos. En el plan está prevista la reparación y/o rehabilitación tanto de la torre como de la cubierta del crucero de la iglesia románica. No obstante, los responsables de la Delegación de Patrimonio de la Diócesis, emprenderán conversaciones con la Administración regional para tratar de incluir el chapitel en ese proyecto de rehabilitación.

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Queridos diocesanos:

El domingo de la Santísima Trinidad celebramos la Jornada mundial Pro orantibus, es decir, por los que dedican su vida en los monasterios de vida contemplativa a orar por la Iglesia y la humanidad. Son hombres y mujeres que han hecho de su vida una permanente ofrenda a Dios, una alabanza continua a su gloria y una intercesión por las necesidades espirituales y materiales de los hombres. Permanecen muchas veces en el olvido, no digo ya del mundo, sino incluso de cristianos que desconocen este modo de vivir en la Iglesia o no lo valoran como conviene. 

El hecho de que se celebre esta Jornada el día de la Santísima Trinidad es todo un signo. Dios es el fundamento de todo lo que existe. El Dios revelado en Cristo es, además, un Dios amor y comunión. Son tres personas que se aman en una unidad indestructible a imagen de la cual hemos sido creados. Este Dios inefable y cercano, trascendente y encarnado en el Hijo, todopoderoso y anonadado en la cruz, Juez universal y humilde samaritano, es el que atrae hacia así a todo el universo y a la humanidad. Porque Dios es el inicio y la meta de todo. Muchos hombres no lo saben, andan a la deriva, vagan como ciegos y colman sus deseos en lo perecedero que nunca sacia. Quienes viven la vocación contemplativa son atraídos por Dios para vivir en él en plena adoración mezclada de trabajo y liturgia, de convivencia fraterna y de silencio, y dominados, sobre todo, por una compasión por el hombre que, sin que nos demos cuenta, es el ungüento con que Dios cicatriza nuestras heridas, sana nuestras torturas y nos levanta de nuestras frustraciones. Son los hombres y mujeres que, ahondándose en Dios, alientan al caído con la esperanza de encontrar un día la felicidad que busca sin conocer la fuente.

Segovia cuenta con quince comunidades contemplativas de distintos carismas que dan vida a la Iglesia desgastándose como los cirios que se consumen lentamente en presencia del Altísimo. Jerónimos, concepcionistas franciscanas, agustinas, carmelitas descalzas, cistercienses, franciscanas clarisas, dominicas, franciscanas de la tercera orden regular. ¡Nunca agradeceremos los dones que nos llegan de su entrega! Como ocurre en otros órdenes de la vida, entendemos más el hacer que el dejarse hacer, y la contemplación es sobre todo dejarse hacer (naturalmente, por Dios).

Decía santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia: «Dios mío, en el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado». He aquí el secreto de la vocación contemplativa: ser el amor en el corazón de la Iglesia. Por eso, María es el lugar donde se vive contemplativamente, pues ha tenido en su seno —en todo su ser— habitando el amor; y porque ella misma ha querido habitar en él virginalmente, entregándose sin reservas a la voluntad de Dios. Ella enseña a guardar los misterios de Dios en el corazón y a meditarlos sin descanso; ella es maestra del silencio y del trabajo callado y humilde; ella educa en el perdón y la misericordia como hizo al pie de la cruz; ella es trono de compasión cuando recibe el cuerpo muerto de Jesús en su seno de madre; ella recibe el Espíritu con humildad de sierva y fortaleza de madre; ella acoge a los predicadores del evangelio y los conforta en sus trabajos; ella se ofrece a Dios, junto a su Hijo, para que la salvación llegue al último rincón de la tierra. Sólo con María podemos estar en el corazón de la Iglesia y orar sin desfallecer como hacen nuestras hermanas y hermanos de la vida contemplativa. ¡Demos gracias a Dios por sus carismas que nos hacen ser ricos en toda clase de bienes!

 

+ César Franco
Obispo de Segovia.

Domingo, 31 Mayo 2020 08:16

ENERO A MARZO DE 2020

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Domingo, 31 Mayo 2020 08:06

REVISTA DIOCESANA JUNIO 2020

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La fiesta de Pentecostés era la segunda fiesta de peregrinación del pueblo judío. Se la denominaba «la fiesta de las semanas», porque se celebraba siete semanas después de la Pascua. Se llevaba como ofrenda dos panes fermentados y ramos de espigas, frutos de la cosecha, en recuerdo de sus orígenes como fiesta de la siega.

La venida del Espíritu tiene mucho de Pascua y de cosecha. De Pascua, porque el Espíritu nos viene de Cristo muerto y resucitado. Cuando Jesús muere, Marcos dice escuetamente que «expiró»; Juan matiza: «entregó el espíritu». El agua que brota del costado abierto de Cristo es el símbolo del Espíritu, el agua viva que promete a la samaritana, y que podrán beber todos los que tengan sed y deseen creer en él. Cuando Jesús resucitado se aparece a los apóstoles —como dice hoy el evangelio— les muestra las llagas de su pasión y les otorga la paz. Después realiza un gesto que recuerda lo que hizo Dios en la creación: sopló sobre ellos —Dios sopló sobre el barro de Adán— y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Sin el perdón de los pecados es imposible la paz. Por eso, Jesús, inicia la nueva creación con su muerte y resurrección y con el don del Espíritu Santo. Esta es la cosecha de la Pascua, la gracia del perdón.

Esta acción de Jesús en el cenáculo con los apóstoles se hace visible a todos los pueblos en Pentecostés. La presencia del Espíritu se manifiesta con fuerza en el viento impetuoso que llena la casa donde estaban y en las llamaradas de fuego que se repartían, en forma de lenguas, sobre sus cabezas. El viento y el fuego son figura del Espíritu. Viento y espíritu se dicen con la misma palabra hebrea. En cuanto al fuego, baste recordar lo que dice Juan Bautista de Jesús: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego» (Mt 3,11). Esto sucede en Pentecostés. Jesús consuma su tarea bautizando, desde el Padre, a quienes son llamados a expandir su fuego por toda la tierra para que arda en el amor de Dios; los llamados a comunicar en todas las lenguas el Evangelio de la gracia; los enviados a transmitir, gracias al Soplo de Cristo, el perdón que reconcilia y une a todos los hombres en una humanidad recreada. Pentecostés, como bien se ha dicho, es el acontecimiento definitivo de la gracia. Si en la cruz Jesús entrega su espíritu, y en la Pascua insufla aliento de vida en los apóstoles, en Pentecostés congrega a todas las naciones para que participen en los frutos de su entrega al Padre y a los hombres.

Es hermoso imaginar que todos los pueblos conocidos entonces se dan cita en Jerusalén, lugar de la universalidad, donde nace la «Católica», la que no deja a nadie fuera de su salvación. En Pentecostés el pueblo judío venía a Jerusalén peregrinando. Ahora vienen todos los pueblos que representan el mundo conocido, escuchan todos las maravillas de Dios en su propia lengua, y se convierten en una humanidad unida sin perder sus diferencias. Pentecostés es el contra-Babel. Lo opuesto a la confusión y disgregación que produce el pecado del hombre. Es la unidad consumada por el Espíritu que hace de quienes lo reciben o beben de él, como agua viva, un solo cuerpo de Cristo donde no existen divisiones. Por eso los pecados contra la unidad de la Iglesia, las divisiones y cismas, son pecados contra el Espíritu de la unidad que nos permite aportar cada uno nuestro propio don o carisma al conjunto del Cuerpo de Cristo. Dicho de otra manera: El Espíritu es el amor de Dios derramado en nuestros corazones para que la Iglesia sea como un sacramento de unidad entre Dios y los hombres.

 + César Franco

Obispo de Segovia

Sábado, 23 Mayo 2020 08:46

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