Secretariado de Medios

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Virgen paregrina de Efeso programa

 

De mayo a octubre, la imagen de la Virgen está recorriendo los principales santuarios marianos, saliendo del Pilar y con final en el Cerro de los Ángeles, pasando por Santiago en el Año Compostelano • Los días 11 y 12 de agosto hará parada en Segovia, acogida en el Santuario de la Fuencisla

 

Un grupo de laicos y sacerdotes han puesto en marcha, bajo el lema “Madre, ven”, una peregrinación que está llevando por toda España una imagen de la Inmaculada Concepción llegada desde Éfeso por avión expresamente para este evento. Éfeso, en la actual Turquía, es el lugar donde la Virgen María vivió sus últimos años en compañía de San Juan Evangelista. Su casa fue descubierta en el siglo XIX y es hoy lugar de culto y devoción.

La peregrinación “Madre, ven” ha iniciado su peregrinar el mes de mayo desde la basílica del Pilar de Zaragoza y recorrerá los lugares más significativos de la espiritualidad mariana en España. La imagen ha visitado la catedral de Santiago de Compostela en el Año Jubilar, y concluirá su camino en el santuario del Cerro de los Ángeles el 12 de octubre.

“Queremos rememorar la visita de la Virgen María al Apóstol Santiago peregrinando una imagen de la Inmaculada desde Zaragoza hasta Compostela y por los lugares más significativos de la espiritualidad mariana en España”, explica Jaime Bertodano, vicario de Apostolado Seglar de la diócesis de Getafe (Madrid). Fue donde comenzó a fraguarse el proyecto: “Somos un grupo de laicos y sacerdotes que queremos llevar a la Virgen a nuestros hermanos para pedirle consuelo y esperanza en Cristo. Y también la renovación de esos santuarios como lugar de gracia, y la de España como Tierra de María”.

La finalidad de la peregrinación es “enraizarnos de nuevo en la fe en Jesucristo”: “A nivel social, espiritual y eclesial necesitamos y pedimos la ayuda de María para esta situación y para el reto de la reevangelización de España. España es tierra de María y no ha dejado de serlo”.

Loyola, Santo Toribio de Liébana, Covadonga, Guadalupe o el Rocío son algunos de los santuarios que acogerán la imagen peregrina, y varios obispos ya han anticipado su disposición a recibirla. La peregrinación va a durar unos seis meses, de mayo a octubre, en dos partes. La primera ya ha tenido lugar y se ha desarrollado a pie y a caballo desde Zaragoza a Santiago de Compostela, donde llegó el 25 de julio, festividad del Apóstol. Posteriormente, desde allí, de agosto a octubre, la imagen está recorriendo distintos santuarios marianos que lo solicitaron, culminando con la celebración de Nuestra Señora del Rosario en Alcalá de Henares el 7 de octubre, y la del Pilar, el 12 de octubre, en el Cerro de los Ángeles.

Procedente de Zamora, llegará al Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Fuencisla el miércoles día 11 de agosto, por la tarde, donde será recibida por el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio, el vicario general, el rector del Santuario, las religiosas Carmelitas Samaritanas y todos los devotos que quieran participar en el acto. Tras el rezo del rosario se tendrá la eucaristía, que se celebrará a las siete de la tarde y estará presidida por el vicario general de la diócesis de Segovia, Angel Galindo. Por la noche, a las diez, tendrá lugar una vigilia de oración animada por la Adoración Nocturna. Al día siguiente, jueves, se rezarán los laudes acompañados de una meditación sobre la Virgen a las nueve. El rosario y la eucaristía presidida por el rector del santuario, Angel Miguel Alonso, pondrán el punto final a la estancia de la Virgen peregrina de Éfeso en Segovia. Su siguiente parada será en Arenas de San Pedro (Ávila).

Para más información se puede consultar la web: www.madreven.es y hablar con el rector del Santuario Ángel Miguel Alonso: 657 59 68 51.

 

En las lecturas de la misa de este domingo hay un paralelismo muy significativo entre la lectura del primer libro de los Reyes y el texto del evangelio de san Juan. Un paralelismo literario que implica un paralelismo existencial. No hay que olvidar que la Palabra de Dios proclamada en la liturgia no es para regocijo estético, sino para vivir conforme al querer de Dios.

            En la primera lectura, el profeta Elías, huyendo de la ira del rey Ajab y de su mujer Jezabel, se adentra en el desierto y, exhausto por el camino, se sienta bajo una retama y suplica la muerte. Mientras dormía, un ángel del Señor le despierta y le invita a comer un pan cocido sobre piedras calientes y a beber un jarro de agua. Volvió a recostarse, y de nuevo el ángel le invita a comer para recuperar fuerzas y seguir caminando. Dice el texto que comió y bebió y, «con la fuerza de aquella comida, caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios» (1 Re 19,8). Allí Dios se le manifestó en el suave rumor de una brisa para revelarle su voluntad.

            En paralelismo con esta escena, Jesús se presenta a sí mismo como el pan de la vida que ha bajado del cielo y afirma: «El que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo» (Jn 6,51). Es preciso recordar que Jesús en ese discurso hace referencia a los antepasados de Israel que murieron en el desierto a pesar del maná, una especie de pan que caía del cielo. Por el contrario, quien coma del pan, que es Jesús, no morirá jamás.

            Tanto en la historia de Elías como en el discurso de Jesús, la misteriosa comida es un antídoto contra la muerte cuando el hombre siente que sus fuerzas flaquean. En el primer caso, la comida evita la muerte física de Elías. En el caso de Jesús, su carne ofrecida como alimento es comida de inmortalidad. El maná que Dios envió al desierto, como el pan que el ángel entrega a Elías, son símbolos, figuras del alimento definitivo de Cristo. Cuando este se aparece resucitado junto al lago de Galilea y, gracias a su poder, se produce una pesca milagrosa, dice el evangelio que, cuando llegaron a la orilla con la red llena de peces, encontraron sobre unas brasas un pan y un pescado. Esta indudable alusión a la eucaristía aparece en contraste con los 153 peces de la pesca milagrosa. El evangelista viene a decir que, superando o dando plenitud al milagro, sucede otro más significativo: el del Señor resucitado que ofrece la eucaristía a la Iglesia que peregrina en pos de él a lo largo de la historia.

            Al comenzar este comentario he hablado del paralelismo existencial entre los textos porque, a la luz de lo dicho, lo que está en juego es la existencia del hombre en este mundo. La muerte física nos acecha a todos y todos pasaremos por ella. La muerte espiritual también acecha al hombre cuando olvida que solo Dios puede salvarnos de ella. Como ha resaltado con acierto un gran periodista, en el último homenaje de los muertos de la pandemia, celebrado frente a la iglesia catedral de Madrid, a nadie se le ocurrió mencionar a Dios, hacer una oración, como si el conjunto de los que han muerto no tuvieran fe. Sin embargo, se habló de «adiós eterno». Aunque entendemos lo que quiere decir este adiós, no se le puede calificar de «eterno» sin referirnos a Dios, a la vida más allá de la muerte, al banquete festivo del Reino de los cielos. Sin Dios no hay nada eterno, ni siquiera el hombre por mucho que aspire a la inmortalidad. Sólo Dios, a través de un humilde pan y del vino que alegra al hombre, puede darle un alimento que le sostenga en el camino hasta llegar al hogar, definitivo y eterno, del Padre.

+ César Franco

Obispo de Segovia

Martes, 03 Agosto 2021 17:02

ARRANCA EL AÑO JUBILAR HENARENSE

 

La tarde del domingo 8 de agosto el Santuario del Henar acogerá la celebración con la que se da inicio al Jubileo para celebrar el cuarto centenario de la fiesta en honor a la 'Morenita de Castilla'

 

Como ya se anunció en su momento la Santa Sede ha concedido al Santuario de Nuestra Señora del Henar un Año Jubilar para celebrar el cuarto centenario de su fiesta. Esta concesión de la Sede Apostólica representará sin duda una revitalización de la fe en todos los fieles. Más allá de la repercusión benéfica en el orden económico, cultural y de relaciones entre las gentes, nuestro objetivo es netamente pastoral: evangelizar a todo aquel que se acerque a esta casa de la Virgen; infundir aliento y vida espiritual en nuestra Diócesis y en las diócesis vecinas.

De hecho, desde muy antiguo la Virgen del Henar ha irradiado devoción y espiritualidad hacia la mayor parte de las diócesis castellano-leonesas: Flor de Castilla, Reina de Castilla, Morenita de Castilla…, son denominaciones que distinguen a esta advocación. En este lugar la fe se ha ido haciendo cultura durante muchos años, a tal punto que se le considera como una de las cunas del folklore castellano, tal y como lo ha destacado nuestro pastor diocesano, don César, en su carta pastoral ante la apertura del Año Jubilar Henarense.

Con el lema Mi Madre y mis hermanos se desea destacar la figura de María íntimamente ligada a la Iglesia. Quien acuda al Santuario para recibir la gracia de la indulgencia plenaria, será invitado a reencontrarse con sus raíces cristianas y eclesiales, a redescubrir el gozo de sentirse miembro de la Iglesia, comunidad de hermanos. Ojalá que el fruto de conversión de este Año jubilar sea precisamente éste: un amor profundo a Santa María y un compromiso maduro en el seno de la Iglesia.

Con gozo comunicamos que la apertura de este Año jubilar, tendrá lugar el próximo 8 de agosto, domingo, a las 18,30h. La celebración inaugural, por motivos de la nueva ola de la pandemia que estamos padeciendo, se verá reducida en aforo y espacios. Además es necesario que quien desee tomar parte en dicha Eucaristía se inscriba previamente para controlar la asistencia. Al final de estas letras damos las indicaciones al respecto.

La celebración se iniciará en la fuente del cirio hasta donde se desplazarán los sacerdotes celebrantes para procesionar desde allí hasta la entrada del Santuario en donde, con una breve liturgia, el obispo de Segovia, Don César Franco, procederá a la apertura simbólica de la puerta santa. La Eucaristía continuará posteriormente dentro del templo.

Acompañando al Obispo de Segovia estarán el obispo auxiliar de Valladolid y Secretario de la Conferencia Episcopal Española, don Luis Argüello, y el obispo emérito de Segovia, don Ángel Rubio.

La apertura del Año Jubilar Henarense se verá precedida por una serie de actos culturales que aparecen en el programa que puede verse bajo estas líneas y que recoge además los actos que en torno al Jubileo se celebrarán durante este último trimestre del año 2021.

Asimismo se recuerda, por parte de la organización, que el mejor acceso al Santuario durante esa tarde será por Viloria del Henar; en su momento se informará de los cortes de carretera que se realizarán para el desarrollo del acto. Una vez que se llegue a El Henar, encontrarán indicaciones para el lugar de aparcamiento. El acceso al templo y a la zona acotada para sillas será por medio de entrada, que podrá recogerse gratuitamente en el Santuario a partir del sábado 31 de julio a las 18 h. (información y reservas en el teléfono 921 141 061). Con respecto al concierto de la coral Ágora, habrá un control en el acceso (gratuito) al Santuario para respetar la limitación de aforo. El mismo protocolo se seguirá para el concierto de música barroca del grupo Dichos Diabolos el día 9. Por último, podrán adquirirse entradas para el recital flamenco del día 6 de agosto en la sala Tenerías de Cuéllar.

PROGRAMA TRIMESTRAL AÑO JUBILAR HENARENSE I

El tiempo de verano es propicio para descansar. Pero, además de descansar, también necesitamos orar más y reflexionar sobre temas de nuestra vida. Y no será por falta de ellos. Aunque la pandemia ha supuesto un cierto parón en el ritmo de vida, hay que reconocer que la rapidez con que pasan los acontecimientos nos impide activar la mente para discernir los signos de los tiempos y cuál debe ser la actitud cristiana frente a los problemas de la sociedad.

            Decimos que temas no faltan. Recientemente se ha aprobado la ley de la eutanasia; en breve se llevará al Congreso la ley llamada «trans», de consecuencias imprevisibles; y los rebrotes del Covid19 nos alertan sobre una nueva ola de contagios. ¿Nos afectan estos temas? Recuerdo que, cuando se hizo balance de la pandemia en su primera y segunda ola, muchos afirmaban con optimismo que nos había hecho más conscientes de nuestra fragilidad. ¿Es esto cierto? ¿No hemos olvidado rápidamente el sufrimiento de tantos profesionales de la salud, enfermos, familias que han perdido un ser querido?

            Decía Kierkegaard que el hombre es un ser contradictorio porque reclama derechos como la libertad de expresión y no practica la libertad de pensamiento. La fe cristiana, además de proporcionar un «código» de conducta moral —lo que llamamos vida en Cristo o ley evangélica— nos permite juzgar los problemas del hombre a la luz de la dignidad de la persona creada a imagen y semejanza de Dios. El «hombre nuevo» se nos ha manifestado en Cristo y es precisamente su imagen la que debemos «reproducir» en nosotros de forma que hagamos patente su absoluta novedad.

            En este tiempo de verano podemos aprovechar para leer, por ejemplo, la encíclica de san Juan Pablo II, Evangelium vitae, sobre aspectos de la vida humana que están en juego cuando se acepta la eutanasia o la ley «tans», que deja nada menos que la configuración de la condición sexuada de la persona al arbitrio de la voluntad de adolescentes en un momento determinado de su proceso evolutivo. Podemos leer también la Carta de la Congregación para la doctrina de la Fe «Samaritanus bonus» o el documento de los obispos españoles «Sembradores de esperanza», ambos sobre la protección de la vida en su etapa final. La banalidad con que se tratan estos aspectos esenciales de la persona desde una visión materialista, sin apertura a la trascendencia, indica el grado de decadencia espiritual y humana a la que hemos llegado en esta civilización que presume de avanzada. En realidad, el lenguaje ha dejado de tener consistencia y términos que  agradan al oído llegan a significar lo contrario de lo que enuncian. La sociedad lleva tiempo sin reaccionar ante atropellos a los valores del espíritu y a la condición de la persona humana creada a imagen y semejanza de su Creador. No en vano los Papas Benedicto XVI y Francisco han definido la ideología de género como una ofensa contra el Creador y la creación. Y el Papa Francisco considera que se pretende «colonizar» la inteligencia cuando, con imperativos legales, se quiere adoctrinar a las jóvenes generaciones con las tendencias ideológicas que se fabrican en los laboratorios de la cultura imperante.

            Verano, ¿tiempo de pensar? ¿por qué no? Tiempo de descansar, por supuesto; tiempo de orar más de lo habitual; tiempo de hacer una parada en la vida para preguntarnos si realmente vivimos dejándonos llevar por la corriente sin la menor autocrítica o si realmente nos interesa la inteligencia, la razón y la verdad última de las cosas. Porque se trata de eso: de llegar a la verdad que da sentido a nuestra existencia. A no ser que pensemos que estamos en el mundo por puro azar.

+ César Franco

Obispo de Segovia

El tiempo de verano es propicio para descansar. Pero, además de descansar, también necesitamos orar más y reflexionar sobre temas de nuestra vida. Y no será por falta de ellos. Aunque la pandemia ha supuesto un cierto parón en el ritmo de vida, hay que reconocer que la rapidez con que pasan los acontecimientos nos impide activar la mente para discernir los signos de los tiempos y cuál debe ser la actitud cristiana frente a los problemas de la sociedad.

            Decimos que temas no faltan. Recientemente se ha aprobado la ley de la eutanasia; en breve se llevará al Congreso la ley llamada «trans», de consecuencias imprevisibles; y los rebrotes del Covid19 nos alertan sobre una nueva ola de contagios. ¿Nos afectan estos temas? Recuerdo que, cuando se hizo balance de la pandemia en su primera y segunda ola, muchos afirmaban con optimismo que nos había hecho más conscientes de nuestra fragilidad. ¿Es esto cierto? ¿No hemos olvidado rápidamente el sufrimiento de tantos profesionales de la salud, enfermos, familias que han perdido un ser querido?

            Decía Kierkegaard que el hombre es un ser contradictorio porque reclama derechos como la libertad de expresión y no practica la libertad de pensamiento. La fe cristiana, además de proporcionar un «código» de conducta moral —lo que llamamos vida en Cristo o ley evangélica— nos permite juzgar los problemas del hombre a la luz de la dignidad de la persona creada a imagen y semejanza de Dios. El «hombre nuevo» se nos ha manifestado en Cristo y es precisamente su imagen la que debemos «reproducir» en nosotros de forma que hagamos patente su absoluta novedad.

            En este tiempo de verano podemos aprovechar para leer, por ejemplo, la encíclica de san Juan Pablo II, Evangelium vitae, sobre aspectos de la vida humana que están en juego cuando se acepta la eutanasia o la ley «tans», que deja nada menos que la configuración de la condición sexuada de la persona al arbitrio de la voluntad de adolescentes en un momento determinado de su proceso evolutivo. Podemos leer también la Carta de la Congregación para la doctrina de la Fe «Samaritanus bonus» o el documento de los obispos españoles «Sembradores de esperanza», ambos sobre la protección de la vida en su etapa final. La banalidad con que se tratan estos aspectos esenciales de la persona desde una visión materialista, sin apertura a la trascendencia, indica el grado de decadencia espiritual y humana a la que hemos llegado en esta civilización que presume de avanzada. En realidad, el lenguaje ha dejado de tener consistencia y términos que  agradan al oído llegan a significar lo contrario de lo que enuncian. La sociedad lleva tiempo sin reaccionar ante atropellos a los valores del espíritu y a la condición de la persona humana creada a imagen y semejanza de su Creador. No en vano los Papas Benedicto XVI y Francisco han definido la ideología de género como una ofensa contra el Creador y la creación. Y el Papa Francisco considera que se pretende «colonizar» la inteligencia cuando, con imperativos legales, se quiere adoctrinar a las jóvenes generaciones con las tendencias ideológicas que se fabrican en los laboratorios de la cultura imperante.

            Verano, ¿tiempo de pensar? ¿por qué no? Tiempo de descansar, por supuesto; tiempo de orar más de lo habitual; tiempo de hacer una parada en la vida para preguntarnos si realmente vivimos dejándonos llevar por la corriente sin la menor autocrítica o si realmente nos interesa la inteligencia, la razón y la verdad última de las cosas. Porque se trata de eso: de llegar a la verdad que da sentido a nuestra existencia. A no ser que pensemos que estamos en el mundo por puro azar.

+ César Franco

Obispo de Segovia

El apóstol Santiago es patrono de España. Así consta en la liturgia de hoy y en los libros de historia que no censuran lo católico. Llama la atención que promotores del camino de Santiago lo reduzcan a un hecho cultural, ecológico y, por supuesto, a un motor de la economía. Silencian el origen y hasta el santo que le da nombre. ¿Sabrán quien fue? Y si lo saben, ¿no tienen nada que decir? Aunque sólo sea que también él fue un caminante que trajo a España nuestra fe.

            Cuando el Papa Francisco recibió el premio Carlomagno citó al escritor judío Elie Wiesel, superviviente de un campo de concentración nazi, quien decía que hoy es imprescindible «una transfusión de memoria». Memoria de la historia, de nuestras raíces, de los orígenes. El Papa Francisco retoma esta idea para no cometer los errores del pasado y para «tener acceso a los logros que ayudaron a nuestros pueblos a superar positivamente las encrucijadas históricas que fueron encontrando». Hacer memoria de Santiago es reconocer que España no sería lo que es sin la fe que nos trajo y, con la fe, la cultura, el arte, el valor de la dignidad de la persona creada a imagen de Dios. En esto de hacer memoria, hoy se es muy selectivo. Se hace memoria de lo que interesa al pensamiento único y se olvida o se hace olvidar elementos esenciales que nos constituyen. La «amnesia de lo eterno» es parte de la desmemoria. Cuando Jesús instituye la eucaristía pide a los apóstoles que la celebren en «memoria suya». Esta fórmula, de inspiración semita, no nos remite al pasado para recordarlo. Su contenido es más profundo. Dios no necesita la memoria para tenernos siempre presentes en su pensamiento. La memoria de Jesús es presencia de su amor redentor, de su gracia, de su vivir en pura contemporaneidad con nosotros. Vive junto a, con, entre nosotros.

            España no pasa por su mejor momento, tampoco en lo que se refiere a la memoria de la fe, anclada en los orígenes de nuestra conciencia como pueblo. No hace mucho un parlamentario interpelaba a los católicos con la insolencia propia del ignorante ridiculizando los dogmas de fe. Ninguno respondió a su retahíla de despropósitos, aunque solo hubiera sido para explicarle la diferencia entre metáfora y significado. ¿Habría pasado lo mismo si la interpelación hubiera sido sobre otras «memorias» con categoría de leyes? ¿Son conscientes los católicos de que creer significa confesar y confesar exige responder con la propia vida como hizo Santiago?

            Es verdad que en esta desmemoria, España no está sola. Europa la acompaña de forma culpable en el olvido de su patrimonio espiritual. Los Papas últimos han recordado a Europa su responsabilidad con los fundamentos que la constituyen como comunidad de pueblos, que deben mucho al camino de Santiago y a su sepulcro. La red de relaciones creadas  por la fe se entiende bien desde la cultura que ha generado y que muchos pretender sepultarla en el olvido, como si la verdad pudiera morir y sus obras ser destruidas.

            Para recuerdo, antídoto de la desmemoria, el Papa Francisco hacía en el discurso aludido estas preguntas a Europa en un intento de despertarla de su ensoñación suicida: «¿Qué te ha sucedido, Europa humanista; defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? ¿Qué te pasa Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores? ¿Qué te ha ocurrido, Europa, madre de pueblos y naciones, madre de grandes hombres y mujeres que fueron capaces de defender y dar la vida por la dignidad de los hermanos?». Habría que escuchar a Santiago, cuando Jesús le preguntó si era capaz de beber su cáliz. Pero, ¿quién se acuerda de ese momento, de esas palabras, de ese desafío?

+ César Franco

Obispo de Segovia

 

 

Imagen de Santiago de la parroquia de Turégano (Segovia)

 

 

Lunes, 19 Julio 2021 12:28

REVISTA DIOCESANA JULIO-AGOSTO 2021

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Cada vez me sorprende más la ignorancia religiosa que asola a las nuevas generaciones. Cuando voy a confirmar o visito alguna parroquia he dejado de preguntar a los jóvenes —como solía hacer antes— porque me temo lo peor: que no sepan o que respondan con un disparate. En realidad, la formación humanista en sentido amplio del término ha sufrido un deterioro lamentable. Lo hacía notar Doris Lessing, premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Letras. En su discurso al recibir este premio hizo notar que la formación humanista estaba desapareciendo y se refería concretamente al estudio de las lenguas clásicas —latín y griego— y de la Biblia.

            La ignorancia religiosa y humanista implica otras ignorancias que hacen del hombre un ser desamparado. Acabar con la fe y la metafísica es aniquilar cualquier anhelo de trascendencia. Incluso grandes intelectuales sin fe han confesado el drama de esta carencia. No es extraño, por tanto, que Jesús, según el evangelio de hoy, se compadecía de la gente porque andaba como ovejas sin pastor y les enseñaba muchas cosas. No creo que Jesús perdiera el tiempo en asuntos triviales. Su doctrina encandilaba y suscitaba adhesiones incondicionales entre los diversos estratos sociales. Se habla de los pobres y sencillos que seguían a Jesús, pero se olvida que tenía alta reputación y discípulos entre las clases altas y cultas de la sociedad. Entraba en debates con los doctores judíos y su sabiduría dejaba sin respuesta a quienes buscaban sorprenderle en un renuncio, una herejía o, más aún, en una blasfemia.

            Hoy hay gente que lleva a gala no ser creyente ni entender de religión. Están en su derecho. Se afilian, sin embargo, a «creencias» de todo tipo y dogmatizan sobre Dios —¡si no existe!— y sobre el hombre como si fueran nuevos profetas, maestros de sabiduría y artesanos de una nueva sociedad que pretenden imponer para liberar a los hombres de los prejuicios religiosos que les alienan y subyugan. Siempre ha habido y habrá detractores de lo divino para deificar lo banal, lo efímero y aberrante. Es clásica la postura de quien niega a Dios para afirmar la nada; de quien niega al hombre para venerarse a sí mismo. El intento de arrebatar a Dios su gloria para revestirse de ella es tan viejo como la humanidad.

            La compasión de Jesús enseñando muchas cosas domina el evangelio. Lo abras al azar o intencionadamente encuentras limpia y fluyente el agua viva de su verdad. Sus palabras y gestos, sus silencios y emociones delatan la compasión por el hombre. De ahí que se llame pastor, título que Dios se da a sí mismo, cuando contempla a su pueblo descarriado, o conducido por pastores que dispersan, confunden o aniquilan su rebaño. En el salmo 22, que empieza con las palabras «el Señor es mi pastor», el salmista desborda de alegría porque no le falta nada y, aunque pase por cañadas oscuras, nada teme porque la vara y el cayado del pastor le sosiegan. Le acompaña siempre, le prepara una mesa frente a sus enemigos y le unge con perfume la cabeza. Vive con la certeza de su bondad y misericordia todos los días de su vida y sabe que habitará en la casa del Señor por años sin término.

            Estoy convencido de que la gente que se apiñaba en torno a Jesús y no le permitía incluso descansar cuando se retiraba con los suyos a un lugar tranquilo para descansar, reconocía en él lo que dice este hermoso salmo. Y aprendían cosas, recibían sabiduría, comprendían el sentido de su vida y, sobre todo, se sentían amados por alguien que terminaría dando la vida por ellos en la cruz donde se consumaba la verdad que había enseñado a lo largo de su vida. Por ello duele tanto la ignorancia religiosa que anida en el corazón de las nuevas generaciones.

           

+ César A. Franco Martínez

Obispo de Segovia

En el escueto resumen del envío de los apóstoles por parte de Jesús, que narra el evangelio de hoy, se presenta como elemento constitutivo de su misión la «autoridad sobre los espíritus inmundos», expresada en el hecho de «echar muchos demonios» (Mc 6,7.13). La importancia de este dato solo puede entenderse si tenemos en cuenta que la misión de Cristo es acabar con el imperio del mal, personificado en el diablo, a quien llama «el príncipe de este mundo» (Jn 14,30), «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), porque «no hay verdad en él».

La autoridad de Jesús sobre el diablo revela que es una criatura inferior, sometida al poder de Dios. Según la tradición bíblica, el diablo fue un ángel creado por Dios en belleza y santidad, que, puesto a prueba en su libertad, no se mantuvo en la adoración y cayó en la soberbia que le apartó para siempre de Dios. De ahí que busque perder al hombre llevándole por el mismo camino que le condenó a él. Las caricaturas que se han hecho del diablo, pintorescas y ridículas en su mayor parte, se alejan de la seriedad con que la Escritura y, sobre todo, Jesús hablan de él. No es extraño que, por influjo de esas visiones distorsionadas, mucha gente incluso en la Iglesia ha dejado de tomarlo en serio. Jesús se dejó tentar por él en el desierto y, desde el inicio de su ministerio, se enfrenta a él con su autoridad y le arrebata sus rehenes, como dice magistralmente el pasaje de Lc 11,21-26, mostrando así su poder sobre él. Esta es la autoridad que Cristo concede a sus doce apóstoles cuando les envía a la misión.

Dejando a un lado el tema de la posesión diabólica, que tanta curiosidad insana suscita en la gente, la malicia del diablo reside en la envidia y la mentira. Envidia de los hombres a quienes ha redimido Cristo: «Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo», dice el libro de la Sabiduría (2,24). Fue la envidia, provocada por la situación de amistad de Adán y Eva con Dios, la que le movió a engañarlos para perderlos con arte lúcido e inteligente. El diablo siempre miente; en él «no hay verdad», afirma Jesús. Desde el Génesis —en la tentación de Adán y Eva— hasta cuando se enfrenta a Cristo, miente. De ahí que la mentira sea su arma fundamental en la lucha contra el hombre. Se explica, pues, que Cristo prevenga a sus discípulos contra la mentira en el sermón de la montaña: «Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno» (Mt 5,37).

Educar en la verdad es fundamental para librarse de las insidias del diablo, y hay que reconocer que nuestro tiempo no es amigo de la verdad. Se niega que exista una verdad absoluta y universal; la «deconstrucción» del lenguaje ha llevado al ultraje de la palabra, la palabra dada y la palabra como vehículo de conocimiento de la realidad; la mentira se considera válida para alcanzar determinados fines; y nada hay más dañino que la mentira para arruinar la relación personal y social. En realidad, como dice D. von Hildebrand en su Ética, «la mentira implica una falta de respeto ante la dignidad y la majestad del ser. El mentiroso considera la realidad como algo que está a la disposición de su arbitraria soberanía. Niega la existencia de un hecho tan pronto como no le convenga a sus propósitos por una u otra razón, o le sea desagradable, peligroso o perjudicial […] la inmoralidad intrínseca a toda mentira consiste, en parte, en el desprecio del valor del ser en cuanto tal y en no plegarnos a la realidad en nuestra afirmación».

Decía santa Teresa de Jesús que «la verdad padece, pero no perece». Para librarse del influjo del Maligno, basta permanecer en la Verdad y no temer sus asechanzas. Así lo venció Cristo.

 

+ César Franco

Obispo de Segovia.

cabecera menores

 

 

Dirección: Dña. Ana Isabel Gallardo Martín
Sede: Obispado de Segovia. C/ Seminario 4 40001 Segovia.
Teléfono: 608 814 708
Email:  Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

 

 

El Obispo de Segovia, Mons. César A. Franco Martínez, en cumplimiento de lo que dispone el Papa Francisco en el Motu proprio Vos estis lux mundi, de fecha 7 de mayo de 2019, en el Artículo 2, ha publicado un Decreto, de fecha 1 de mayo de 2020, por el que se crea una Oficina destinada a facilitar y asegurar que las noticias o denuncias sobre posibles abusos sexuales a los que se refiere el Artículo 1 del citado Motu proprio sean tratadas en tiempo y forma, de acuerdo con la disciplina canónica y civil, respetando los derechos de todas las partes implicadas.

 

DOCUMENTACIÓN PARA DESGARGAR:

 

PRESENTACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN DE LA CEE SOBRE ABUSOS SEXUALES Y DEL INFORME 'PARA DAR LUZ'

 La Conferencia Episcopal Española organizó el 1 de junio de 2023 la Jornada “Protección de menores: seguimos caminando”. Representantes del ámbito social, jurídico, religioso y académico asisten a este acto, que tiene lugar en el edificio Sedes Sapientiae, en el que se presentan la “Instrucción sobre abusos sexuales”, que se aprobó en la Asamblea Plenaria de abril, que se inserta en el protocolo marco de prevención y actuación aprobado en la Plenaria de noviembre. Se presenta también el informe sobre abusos sexuales en la Iglesia “Para dar luz”.

“Protección de menores: seguimos caminando”

La jornada comienza a las 16.00 horas con el saludo y la presentación del secretario general, Mons. Francisco César García Magán. En la primera parte del acto se presenta el protocolo marco de prevención y actuación en caso de abusos y la Instrucción. Intervienen el director del servicio de coordinación y asesoramiento de las Oficinas de Protección de menores, Jesús Rodríguez; el decano del Tribunal de la Rota, Carlos Manuel Morán; y el vicesecretario para asuntos generales de la CEE, Carlos López. En la segunda parte de esta jornada, Mons. Francisco César García Magán, y el director de la oficina de información de la CEE, José Gabriel Vera, presentan el informe “Para dar luz”.

Instrucción sobre abusos sexuales

La Plenaria aprobó en su reunión del mes de abril la “Instrucción sobre abusos sexuales”. Se trata de un documento sobre el que se lleva trabajando desde septiembre de 2018. En la Plenaria de abril de 2019 se acordó solicitar a la Congregación para los Obispos la autorización para publicar un Decreto general.

En aquel momento, y después de varias consultas con los organismos implicados de la Santa Sede, se consideró oportuno esperar a que se publicara el Vademécum de la Congregación para los Obispos, el Motu Proprio Vos estis lux mundi, así como la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico. El texto de la CEE introdujo las oportunas modificaciones tras la publicación de estos documentos. 2 Finalmente, la Plenaria de noviembre de 2022 aprobó unas Líneas Guía para la actuación en casos de abusos sexuales contra menores que se aplicaría de manera conjunta en todas las diócesis. En abril de 2023 se aprueba como instrucción para la Iglesia en España y se actualiza con las nuevas disposiciones establecidas en el texto definitivo de Vos estis lux mundi, que fue aprobado recientemente por el papa Francisco y que entró en vigor el 30 de abril.

¿Qué encontramos en este documento?

Esta instrucción, la primera de esta naturaleza emanada por una Conferencia Episcopal en todo el mundo, unifica y tiene vigencia para toda la Iglesia en España. De esta manera se evita la proliferación de normas particulares y se refuerzan las garantías jurídicas.

La instrucción pone en el centro la protección de los denunciantes, sin perjuicio para los derechos de todas las partes. Las Oficinas de Protección de menores reciben los testimonios y se llevan a cabo los primeros pasos, entre ellos, el asesoramiento y guía de posibles procedimientos judiciales. Además, durante las investigaciones previas, la instrucción prevé poner a disposición de la persona denunciante y sus familias acompañamiento espiritual, médico y psicológico. También amplía la comunicación con víctimas y denunciantes en los distintos momentos procesales, a fin de que puedan hacer valer los derechos que les correspondan.

Recoge en un solo documento toda la normativa canónica vigente que regula la actuación eclesial, así como la comunicación de los hechos a las autoridades civiles. Especialmente se aclaran los periodos de prescripción de delitos, las modificaciones legislativas de estos años y se refuerza el principio de escritura para garantizar todo el proceso.

Este documento de la CEE refuerza el Derecho Penal, pero no lo sustituye. En la instrucción se insiste en la obligación de los obispos, sacerdotes y miembros consagrados de colaborar con la justicia penal de cada Estado, incluido la denuncia y testificación durante el proceso.

También señala la obligación de colaborar con la Fiscalía. Si en el transcurso de la investigación se obtienen pruebas o indicios racionales de la comisión de un delito, el superior del lugar está obligado a de informar a la Fiscalía.

Informe “Para dar luz”

El informe “Para dar luz” es el primer informe sobre la pederastia en la Iglesia en España que se presenta en público. Su estructura y contenido busca ofrecer todos los elementos necesarios para comprender la situación sobre esta realidad. Para ello, recopila toda la información recibida en la Conferencia Episcopal y que se ha podido contrastar con las distintas fuentes. El informe, articulado en siete volúmenes, tiene una parte documental y otra informativa, que se va actualizando constantemente.

Parte documental: los protocolos de la Iglesia en España

La parte documental es la más voluminosa, pues recoge todos los protocolos que se han redactado en los tres últimos años por las instituciones eclesiales de ámbito nacional, congregaciones religiosas y diócesis.

Detrás de cada protocolo hay horas de reflexión, estudio, análisis, y un trabajo conjunto de distintos expertos, entre ellos en pedagogía y en psicología, con el objetivo de evitar que los abusos puedan volver a producirse y para que los espacios eclesiales sean espacios seguros para los menores en los que puedan crecer en sus conocimientos, en sus cualidades humanas y en su dimensión espiritual.

Diócesis, Congregaciones e Instituciones de la Iglesia que se dedican a actividades educativas, pastorales y de tiempo libre han establecido estos modos de actuar en tres direcciones: cómo tratar a los menores en los espacios eclesiales; cómo actuar cuando los menores han sufrido cualquier tipo de abusos, incluidos los sexuales; y cómo prevenir que determinadas conductas que derivan en abusos puedan producirse en esos espacios eclesiales.

Recopilación de la normativa de prevención y actuación vigente en la Iglesia

Un segundo punto del informe recopila toda la normativa canónica para la actuación de la Iglesia en lo relativo a los abusos sexuales y, además, explica también los principios desde los que se actúa.

Se encuentran tanto los documentos papales -desde Juan Pablo II a la actualidad- como los de la Conferencia Episcopal.

Datos de las Oficinas de Protección de menores: la parte viva de “Para dar luz”

El tercer punto de “Para dar luz” compendia los casos conocidos a través de las Oficinas de Protección de menores hasta la fecha. Es la parte viva del informe, pues se irá actualizando según se vayan recabando nuevos datos.

En total 927 víctimas han presentado testimonios sobre 728 victimarios que cometieron abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. En relación al sexo, aunque sus agresores son, en más del 99% varones, las víctimas son varones en el 82,62% de los casos y mujeres en el 17,38% de los casos.

En cuanto a la pertenencia a la Iglesia, de los 728 victimarios, la mayoría, 378, son clérigos, lo que supone el 52%. Además, hay 208 religiosos (o religiosas) no ordenados sacerdotes, 92 laicos. También hay 23 testimonios en los que el denunciante no supo la condición eclesial del agresor, o un diácono.

En aquellos victimarios en que las víctimas conocen su situación vital, el 63,60% de los victimarios están fallecidos y el 36,40% están vivos.

En relación a la fecha en la que se cometieron los abusos, ordenados por décadas, se presenta que más del 80 % de los casos se produjeron en el siglo XX, y el 75% antes de 1990. Anteriores a 1950: 2 Entre 1950 y 1960: 40 Entre 1960 y 1970: 137 Entre 1970 y 1980: 172 Entre 1980 y 1990: 127 Entre 1990 y 2000: 45 Entre 2000 y 2010: 20 Entre 2010 y 2020: 60 A partir de 2020: 34 Sin fechar: 91

Acoger todos los testimonios: la condición de víctima no prescribe

Estas Oficinas -más de 200- tienen una dimensión pastoral, no judicial. Por eso, pueden acoger todos los testimonios: no hay prescripción porque la condición de víctima no prescribe. Un testimonio siempre es relevante, aunque date de muchas décadas atrás, aunque se refiera a alguien que ya ha fallecido. Lo importante es que cualquier víctima de abusos sexuales cometidos en la Iglesia sepa que hay un lugar en el que se le quiere conocer. Un lugar que existe porque la Iglesia reconoce el daño causado y porque la Iglesia quiere ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación. Y porque la Iglesia quiere que no pueda vuelva a pasar.

 

 

Más información sobre la protección de menores en la web de la Conferencia Episcopal Española (CEE)