DESPEDIDA A NUESTRA SEÑORA DE LA FUENCISLA (GALERÍA DE FOTOS)

Madre y Señora Nuestra de la Fuencisla:

¡Qué cortos se nos han hecho estos días de tu novena en la Catedral! Cortos, pero muy intensos. Los segovianos, presididos por tu venerada imagen, te han mostrado su fe y devoción después de estos años de pandemia.
Has acrecentado nuestra alegría y nuestra esperanza. Al bajar a tu santuario, sabemos que te llevas nuestras plegarias y peticiones, sufrimientos, gozos y proyectos. Sabemos que no nos dejas solos, pues tu maternidad es universal y alcanza a cada rincón de nuestra ciudad y tierra. Tu conoces nuestras necesidades.

Preséntalas ante tu hijo y danos el remedio necesario. Remedio para las familias en esta situación económica tan crítica. Alivia, señora, el peso de tantos hogares pobres y con escasos recursos. Que cese la violencia y la guerra en Ucrania y en tantos países donde reina el poder de las armas. Que se convierta el corazón de quienes siembran la destrucción y la muerte. Haz, señora, que cesen todo tipo de ideologías y de sistemas políticos que atentan contra la condición humana, los derechos de las personas, especialmente de las mujeres y de los niños que sufren maltrato y explotación de diversas índoles. Que la justicia y la paz que ha traído tu hijo sea como el agua que mana de tu fuente sagrada, como la miel de tus panales, que rezuma ternura, compasión, misericordia y afecto de madre.

En tus manos, Madre, ponemos la vida de aquellos que pueden perderla por la injusticia de los hombres. La vida al comienzo y al final de la existencia, la vida de los que pasan hambre y de los que padecen la violencia de los totalitarismos, la vida de los perseguidos por la fe y por la justicia, la vida de los amenazados por defender la libertad de conciencia y de expresión. En esta Jornada mundial de los migrantes y refugiados, te pedimos, Señora, como desea el Papa que sepamos construir el futuro con ellos y crezcamos en humanidad y en compromiso espiritual. Que los países se abran a la solidaridad universal que nos hace hermanos unos de otros solo por el hecho del acto creador de Dios. Que nadie muera por tener que dejar su país; que nadie levante la mano contra un semejante que reclama sus derechos. Que sepamos luchar contra cualquier tipo de sectarismo religioso, social y político, que pone en peligro la paz y la concordia entre los pueblos. Tú, Señora, que huiste a Egipto por salvar a tu Hijo de la muerte, no permitas el sufrimiento de tantas madres, padres, familias que ven peligrar la vida de sus hijos. Defiéndelos y frena con tu intercesión el odio de los que buscan la muerte. 

Aquí, estamos, Señora, los que te veneramos por patrona. Mira a nuestra ciudad y tierra, mira a los hijos de la Iglesia, que ponen en ti sus anhelos y esperanzas. Mira a los mayores y a los jóvenes. Bendice a las familias, a los sacerdotes, a los monasterios y comunidades de vida consagrada. Ilumina a nuestros gobernantes, dales sabiduría y espíritu de concordia para superar peligrosos antagonismos y trabajen todos en la búsqueda del bien común, del auténtico progreso de este pueblo. Gracias por tu presencia materna y pacificadora. Te decimos hasta luego, hasta mañana, porque la cercanía de tu casa nos invita a visitarte, a dejarnos mirar por esos ojos que nos abren el horizonte de Dios, el azul eterno de la vida sin fin, donde tú vives gloriosa con Tu Hijo.

Virgen de la Fuencisla, patrona venerada, bendice a tu pueblo. Protégenos.

Palabras de Monseñor César Franco, +Obispo de Segovia, en la despedida oficial a Nuestra Señora de la Fuencisla tras el novenario en su honor en la S.I. Catedral.