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ESPERANZA DIÉGUEZ RECOGE AGRADECIDA EL PREMIO SAN ALFONSO RODRÍGUEZ

Premio SAR 1

 

El obispo de Segovia le hace entrega un reconocimiento concedido por representar a todos los que trabajan vocacionalmente por una Iglesia y una sociedad mejores

 

El premio San Alfonso Rodríguez que la Diócesis de Segovia concede anualmente a finales del mes de octubre reconoce en una sola persona la labor callada pero eficaz de todos aquellos que dedican su tiempo a los pequeños servicios cotidianos en favor de la Iglesia y la sociedad.

Esperanza Diéguez, de 79 años, ha sido la galardonada este año con todo merecimiento. Voluntaria en proyectos de carácter social desde hace 35 años, fue una de las pioneras en los programas de promoción de la mujer de Cáritas Diocesana de Segovia. Su labor ha sido múltiple y variada en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de la capital: catequista de niños y jóvenes, animadora de grupos parroquiales, miembro del consejo de pastoral, responsable de Cáritas, estando siempre disponible para feligreses y vecinos.

En una típica tarde de otoño, la iglesia del Seminario acogió este pasado domingo 31 de octubre a un centenar de segovianos, amigos y familiares de la premiada y fieles de las parroquias de San Alfonso Rodríguez de El Sotillo y del Salvador, en Segovia, que siguen conservando la devoción al santo portero con entusiasmo y sentido cristiano.

En un clima de comunión y participación, a pocos días de haber comenzado el sínodo de la Iglesia Católica que por primera vez cuenta con una fase diocesana abierta a la escucha de todos, se leyeron textos místicos de san Alfonso acompañados de la música compuesta por la hermana Mónica Pérez, religiosa de María Inmaculada, se compartieron testimonios sobre la premiada y se remató el acto con el himno a San Alfonso Rodríguez cantado por los asistentes e interpretado al órgano por su autor, Alfonso María Frechel.

Tras recibir el llamador artesanal de manos del obispo de Segovia, Esperanza afirmó sentirse agradecida a Dios por haber podido demostrar en su vida su vocación de servicio a los demás y animó a todos hacer lo mismo.

Con estas palabras, se cerró una jornada festiva, un acto sencillo y coral, con muchas voces, de una Iglesia de Segovia que quiere seguir, al estilo de san Frutos y san Alfonso Rodríguez, la senda de la sencillez, la espiritualidad y el servicio a los demás en la sociedad de hoy.