MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA

Papa Francisco Cuaresma

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén…» (Mt 20,18).
Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

 

 

«Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella para la salvación del mundo». Con estas palabras comienza el Papa Francisco su mensaje para el tiempo de Cuaresma. Un periodo de conversión en el que el pontífice nos llama a renovar nuestra fe, saciar nuestra sed con el agua viva de la esperanza, y recibir el amor de Dios con el corazón abierto.

Las condiciones a través de las que expresamos nuestra conversión son: la privación (el ayuno), los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna), y el diálogo con el Padre (la oración). Y mediante ellas podemos encaminarnos hacia «una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante».

En Cuaresma, vivir la verdad de Cristo significa, como nos recuerda Francisco, dejarse alcanzar por esa Palabra de Dios que la Iglesia nos transmite. Así, vivir el ayuno como una experiencia de privación desde lo sencillo del corazón nos lleva a descubrir de nuevo el don de Dios. Por eso, el Papa asegura que la Cuaresma es «un tiempo para creer», para recibir a Dios y permitirle que more en nuestro interior.

Dice el Santo Padre que «en el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación». No obstante, nos recuerda que la Cuaresma es un tiempo de espera para redirigir nuestra mirada a la paciencia de Dios. Es esperar la reconciliación con el Padre para recibir el perdón y ofrecerlo viviendo un diálogo atento. La oración es fundamental en este tiempo cuaresmal, ya que del recogimiento nos viene la luz interior como iluminación. Así, «vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo».

Nos encontramos finalmente ante la caridad, ese impulso del corazón que nos hace despertar y nos llama a cooperar en comunión. «Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad», nos dice Francisco. De esta forma, vivir este tiempo de caridad nos invita a cuidar a quienes sufren a causa de la pandemia, recordando que ante la incertidumbre Dios siempre está ahí.

El Papa concluye sus palabras recordándonos que cada etapa de nuestras vidas es un tiempo para creer, esperar y amar. Vivir la Cuaresma como un camino de conversión, oración y solidaridad «nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el Espíritu y el amor, cuya fuente es el corazón del Padre».

 

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