DAVID: «COMO IGLESIA, TENEMOS LA RESPONSABILIDAD DE OFRECER LO MEJOR DE NOSOTROS MISMOS»

FOTO DAVID SAN JUAN

DAVID, seglar de la parroquia de San Frutos

  • ¿Cómo ha cambiado su día a día desde que se decretó el estado de alarma y el confinamiento?

En nada que merezca verdaderamente la pena. Como todos, he tenido que renunciar a planes, rutinas y proyectos y encerrarme en casa, pero eso es un lujo con la que está cayendo. Siempre pienso en la gente enferma, en los internos y trabajadores de las residencias de ancianos, en las familias con personas dependientes y veo que lo que nos ocurre a la mayoría es menos que nada. Somos unos privilegiados.

  • ¿Qué papel desempeña la Iglesia frente al coronavirus?

La Iglesia es un agente social imprescindible. Y debe serlo durante y después de la pandemia. En medio de ésta, está haciendo visible al Señor en la medida de las posibilidades y siempre dando lo mejor de sí; sobran los ejemplos de entrega y compromiso. Pero creo que donde más nos jugamos es después, “cuando todo esto pase”. Igual que hemos de hacer cada uno, la Iglesia en su conjunto y en sus diversas realidades (diócesis, parroquias, comunidades religiosas...) debería de aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre su papel en la sociedad y ponerse a ello.

  • ¿En estos tiempos de mayor convivencia en el hogar, cuál es la posición de los padres como educadores en la fe de sus hijos?

No creo que haya cambiado respecto a antes de la enfermedad. Puede haber más tiempo para hacer tareas del cole y de la catequesis, pero las creencias y comportamientos de los padres no han debido de variar mucho. Los que entienden que la familia es una Iglesia doméstica habrán aprovechado la oportunidad para explicar a los hijos esta situación desde la fe y manifestar la presencia de Dios en casa. Los que no lo entienden así educarán en valores de otras formas.

  •  ¿De qué manera su fe le ayuda a sobrellevar esta situación?

Creo que me ayuda a tener una visión sosegada de la realidad. Nada te turbe, nada te espante ... Pero todo esto depende de las situaciones personales y del ánimo de cada cual. La fe no es incompatible con el miedo. Véase la siguiente respuesta.

  • ¿Cómo cree que la fe puede servir de “vacuna” ante la impotencia y el miedo de enfermos y familiares?​

Las situaciones fuertes de la vida pueden hacernos afianzar nuestra fe o hacerla tambalearse, como le ocurrió a Pedro en el lago, que caminaba sobre las aguas en pos del Maestro y un segundo después se hundía. La fe no es un logro personal, no es algo perfecto, alcanzado y cerrado. La fe viene acompañada de dudas y de pequeñas traiciones. Es algo abierto y frágil que hay que cuidar. La fe no es una vacuna. Estas situaciones nos prueban y puede que nos “suban las defensas” como hacernos sentir abandonados por Dios. Yo no puedo decir mucho sobre esto, no he pasado por el trance de sufrir al bicho en mi familia, pero sí me siento cercano a los que creen y a los que dudan.

  •  ¿Considera que, debido a las circunstancias, estamos profundizando en nuestra relación personal con el Señor de una manera más pura?

Puede que sí, cada uno a nuestra manera. No es lo mismo una persona que se haya visto afectada que los que estamos en casa sin mayores contratiempos; no es lo mismo una persona joven que una mayor; pero sí que muchos nos estamos planteando la relación con la muerte y la trascendencia de un modo distinto.

  •  ¿Opina que la irrupción de esta crisis sanitaria y social ha alterado la forma de vida generalmente individualista y materialista de la humanidad?

Se habla mucho de ello. Lamento ser pesimista, pero creo que la mayoría de las nuevas manifestaciones de solidaridad no durarán mucho. Estamos en un estado de shock que se irá diluyendo con el tiempo. Las personas y las naciones seguirán compitiendo entre sí.

  •  ¿Cree que una vez superada la pandemia el ser humano cambiará su actitud ante la vida y ante los demás?

El Papa Francisco ha escrito el 17 de abril un artículo en el que propone “ un plan para resucitar a la humanidad: contagiarse con los anticuerpos de la justicia, la caridad y la solidaridad para la reconstrucción después de la pandemia ”. Sería lo deseable, sería la implantación del Reino, pero no creo que vaya a ser así por el momento en el conjunto de la sociedad, en el ser humano en general como sugiere la pregunta... Con el tiempo, legítimamente, cada cual volverá a defender lo suyo, más cuando veamos cara a cara la crisis económica que nos aguarda. Creo que la conversión es individual, así se empieza y así lo hicieron los primeros discípulos. Como cristianos particulares, debemos “sentirnos llamados” a un cambio de actitud ante la forma de entender la vida y ante nuestra relación y compromiso con los demás. Como Iglesia, tenemos la responsabilidad de ofrecer lo mejor de​ nosotros mismos. Es una oportunidad que no podemos desperdiciar. Tampoco en nuestra Iglesia de Segovia. 

  •  La Iglesia ha sabido adaptarse para continuar con su labor desde la distancia ¿cómo valora las iniciativas evangelizadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales?

Muy bien. Se nota el salto de calidad en los medios técnicos y la capacidad de respuesta ante la crisis de una manera imaginativa. Creo que hay que seguir en esta línea para lograr que la Iglesia tenga más visibilidad en la sociedad. 

❖ Escoja una cita bíblica que sirva como mensaje de esperanza a los creyentes

«Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y se le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba (Lc 22, 42-43).