Secretariado de Medios

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Cáritas Diocesana de Segovia, en época de coronavirus, sigue luchando por los más desfavorecidos de nuestra sociedad y también por el medio ambiente. En esa líne,a desde hace años, se trabaja en y por el reciclado de la ropa. La industria textil es la segunda industria más
contaminante del planeta, tras la petrolífera, de ahí que en Segovia hubiera varios puntos de recogida de ropa en diferentes espacios parroquiales, etc. La respuesta de la ciudadanía segoviana ha sido siempre muy positiva, ya que estos puntos de recogida se llenaban con la ropa, consiguiendo así dar una segunda vida a esos tejidos, ya sea dando calor a otras personas o bien transformándose en trapos de cocina, fregonas…después de un proceso de reciclado donde se quita la carga tóxica que llevan sus tintes, entre otras medidas.

En ese proceso se estaba trabajando, pero con la llegada de la pandemia, Cáritas se vio obligada a paralizar todo el proceso. En este momento actual, seguimos con la restricción para recoger ropa, enseres, etc. El proceso ha cambiado, hay que tratarla, dejarla en cuarentena y luego procesarla. Además, la nave de reciclado está sobresaturada, por lo que, momentáneamente, no hay posibilidad de más almacenamiento.

Por esta razón, pedimos paciencia a los ciudadanos y ciudadanas que quieran llevar la ropa a nuestros puntos de recogida y rogamos que, si les es posible, la mantengan hasta que podamos volver a trabajar con ella de manera fluida.

En cuanto este problema se solucione, o al menos se atenúe, lo comunicaremos con la debida diligencia y difusión para que nuestros convecinos vuelvan a poder seguir reciclando su ropa o calzado. Mientras tanto, se ruega paciencia y comprensión por parte de la población.

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Queridos hermanos sacerdotes:

La pandemia del coronavirus nos ha obligado a vivir recluidos en nuestras casas y a reducir la actividad ministerial a lo más esencial y urgente. La Santa Sede permitió a los obispos aplazar la Misa Crismal al momento en que pudiéramos celebrarla con la solemnidad que merece y, sobre todo, con la participación del presbiterio, ya que es una eucaristía estrechamente unida a nuestro ministerio. En ella renovamos las promesas sacerdotales, y realizamos la bendición de los óleos y la consagración del crisma que confieren la salvación de Cristo a quienes ungimos en su nombre. En este tiempo, hemos comprobado una vez más cuánto conforta la oración por los enfermos y la tristeza que produce en los cristianos que se enfrentan a la muerte no poder recibir el consuelo de la unción de enfermos y la compañía del viático.

Sabemos que no hemos estado solos y que Dios siempre está presente en la vida de los hombres. Nunca sufrimos ni morimos abandonados por él. Pero necesitamos de los signos que nos lo hagan sentir cercano. La Misa Crismal es una ocasión extraordinaria, porque en ella, como ministros de Cristo y de su Iglesia, nos afianzamos en la necesidad de nuestro ministerio y en la certeza de que Dios no quiere la muerte sino la vida, y nos conforta en la fragilidad de nuestra condición humana. Dios nos unge con su misericordia y nos sana con su acción sacramental. Él nos confía su propio ministerio para que podamos aliviar el dolor de los que sufren, fortalecer a los débiles y sostener con su gracia a los que pasan por el trance de la muerte.

Celebraremos la Misa Crismal en la catedral el lunes, 22 de Junio, a las 11:30 y nos atendremos a las normas sanitarias que estén vigentes en ese día. En la eucaristía tendremos presentes a nuestros hermanos sacerdotes, miembros del presbiterio diocesano, que en este tiempo han pasado a la casa del Padre. Dado el carácter singular de esta misa, que se celebra litúrgicamente el día de Jueves Santo, daremos gracias a Dios por nuestro ministerio y rogaremos al Señor que termine esta pandemia para que podamos volver a los quehaceres de la vida dando gracias a Dios y sirviendo a los hermanos.

Que el Señor nos bendiga y Nuestra Señora de la Fuencisla nos defienda de todo mal con su protección maternal.

Con todo mi afecto en el Señor.

+ César Franco
Obispo de Segovia

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Este año celebrar el Día de Caridad tiene un sentido diferente y especial.

La pandemia mundial que ha generado el coronavirus nos ha obligado a disponer de nuestras vidas de una forma inimaginable hace tan sólo unos meses. Los hábitos cotidianos, la forma de relacionarnos y la gestión de nuestras emociones nos han desbordado. La enfermedad, la muerte de nuestros seres queridos y el aislamiento, han dejado paso a la inseguridad económica y laboral, a la falta de recursos básicos, a la pérdida de empleo o a los ERTES. Emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable con una hoja de ruta más llena de incertidumbres que de certezas.

Sin embargo, es desde esta fragilidad desde donde hemos visto brotar miles de gestos solidarios llenos de caridad, de ese amor gratuito que nace del corazón de forma libre y desinteresada, sin esperar nada a cambio. La experiencia vital nos ha hecho reaccionar ante el sufrimiento y el dolor compartido y nos ha empujado a rescatar nuestro sentido de identidad y pertenencia. Aquello que otras veces se nos olvida y nos arrastra hacia el egoísmo y la individualidad, hoy nos ha posicionado en lo comunitario, en priorizar el bien común que nos identifica como seres vivos: la protección y defensa de la vida.

Como Iglesia, como comunidad cristiana, tenemos el reto de acompañar y cuidar la fragilidad y también cultivar la solidaridad emergente para que no se quede sólo en una reacción ante la amenaza compartida sino en una forma nueva de ser y estar en el mundo.
En este nuevo tiempo se hace aún más imprescindible celebrar la vida y el encuentro, alabar y dar gracias a Dios, porque Jesús, el Señor, se ha quedado con nosotros y nos invita a sentarnos a la mesa para hacernos pan y vino como Él y compartir lo que somos, todos los dones que conforman nuestro ser para ponerlos al servicio de los demás y de su fragilidad, que también es nuestra.

El poder de cada persona. Cada gesto cuenta.

Tenemos grandes retos por delante que no podemos abordar solos, ni como individuos ni como organizaciones de forma unilateral. Necesitamos dibujar juntos nuevos escenarios de vida y posibilidad para todos, y generar nuevos espacios de encuentro para sanar juntos.

Todas las personas que formamos parte de Cáritas, voluntarios y técnicos, las comunidades y grupos de las parroquias, las personas que participan en proyectos, las que se acercan puntualmente para pedir ayuda o para ofrecerla, las que realizan donativos, las que ven con buenos ojos nuestra labor y todas las que se sientan invitadas a reconstruir la sociedad de una manera nueva, todas juntas y cada una, tenemos el poder, la posibilidad y la oportunidad de cambiar y transformar nuestro estilo de vida de forma que refleje el ser y el hacer de Jesús.

De esta forma, celebrar el Día de la Caridad adquiere una nueva dimensión. Jesús llama a cada persona por su nombre y la invita a recorrer su camino en estos días de desolación e incertidumbre. No pretende ahorrarnos la cruz, pero quiere que le demos sentido y nos invita a abrazarla e integrarla en nuestra vida.

Y este camino no tenemos que recorrerlo solos, que es mucho más difícil. Nos invita a caminar con Él y con otros, como los de Emaús para que la carga sea más ligera (cf. Lc 24 13-35): tejiendo comunidades de esperanza donde se acoge y se escucha, donde se ora y se celebra, comunidades en las que hay encuentro y perdón, donde podemos sanar y hacernos cargo de los más frágiles, comunidades proféticas que toman partido y denuncian las injusticias. Comunidades inclusivas, espacios de acogida, donde cada uno se puede sentir como en su casa. Comunidades formadas por personas que realizan gestos sencillos, cotidianos, gratuitos, cargados de amor y de esperanza, capaces de reconstruir la vida.

 

Texto: Begoña Tardón
Fotografía: Antonio Tanarro

 

 

 

Aunque este año no habrá procesión del Corpus a causa de la pandemia, la Eucaristía merece que le prestemos toda la atención, pues sin ella la Iglesia no sería el Cuerpo de Cristo. Hay que recordar que la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía. Son dos realidades que se exigen la una a la otra, como se deriva de la enseñanza de san Pablo. Al comer todos del mismo pan formamos un solo cuerpo.

El Señor Jesús ha querido quedarse con nosotros de una forma misteriosa pero real: sabemos que vive entre nosotros de muchas maneras, pero especialmente mediante el sacramento de la Eucaristía que prolonga en la historia su auto-donación. El se ha dado de una vez por todas en el sacrificio de la cruz y se sigue dando en su presencia sacramental, que constituye el gran tesoro que custodia la Iglesia. Quizás nos hemos acostumbrado a ello, y lo valoramos poco. En este tiempo de pandemia, muchos cristianos echan de menos comulgar, participar en la mesa del Señor. Es muy buena señal de la autenticidad de su fe y de la importancia que tiene la Iglesia que celebra la Eucaristía.

La Eucaristía es signo del amor de Cristo que nos ha amado hasta el extremo, dando la vida por nosotros. De ahí que sea también el estímulo para la caridad con los pobres y necesitados. En este tiempo de pandemia estamos llamados a partir el pan con los hermanos nuestros que padecen y padecerán la crisis económica. La vida cristiana es comunión de bienes espirituales y materiales. Participar en la mesa de Cristo lleva consigo participar en la mesa de los pobres y atender sus necesidades como si fueran las nuestras propias. La caridad, que brota de la Eucaristía, es el signo de la fe cristiana, sin el que todo lo demás podría quedar reducido a una doctrina desencarnada de la vida. En una familia, cuando hay necesidad, todos intentan aliviarla, socorrerla. En la Iglesia no podemos cerrar los ojos a las necesidades de los demás si celebramos de verdad la fracción del pan como decían los primeros cristianos.

Quiero exhortar a la comunidad diocesana a vivir en continua acción de gracias por el don que Cristo nos ha hecho de su Cuerpo y de su Sangre. Que no celebremos el memorial del Señor de manera indigna, bien porque no lo apreciamos como merece o bien porque no vivimos en plena comunión y coherencia con él. San Pablo tuvo que llamar la atención a la comunidad de Corinto porque lo que hacían, según la mente del apóstol, ya no era celebrar la Cena del Señor. Se habían desviado de la tradición recibida de Cristo. Y podemos desviarnos de dicha tradición por tres actitudes: 1) Por no confesar la verdadera fe en el sacramento; 2) por recibirlo de manera indigna, sin las debidas condiciones ; 3) por no vivir en consonancia con su significado, es decir, con una vida a semejanza de la de Cristo.

Este año la procesión del Corpus no se realizará por nuestras calles, pero el Señor sigue pasando por ellas en nuestros hermanos que sufren necesidad y piden de comer, están desnudos o padecen cualquier tipo de pobreza. Os invito a purificar nuestra mirada y saber descubrir, como hacemos en el pan consagrado, la presencia del Señor en el «signo» de los que reclaman nuestra atención. Se ha dicho que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo que peregrina en la historia. Pues bien: seamos nosotros ese Cuerpo que sigue peregrinando en nuestro mundo. Aliviemos el sufrimiento de nuestros hermanos y honremos, como decía san Juan Crisóstomo, al Cristo que vive y se hace presente en los pobres con el mismo honor que le veneramos en nuestros altares. Nuestra Iglesia será entonces más auténtica, más misionera, más cristiana. Habrá purificado su mirada y enardecido el corazón.

 

+ César Franco
Obispo de Segovia

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Cerca del 60% de los alumnos de la escuela pública eligen esta asignatura entre Infantil y primero de Bachillerato. Además, 56 docentes imparten la materia en dedicación exclusiva en la red pública.

Un total de 11.755 alumnos (el 63.8% del total), cursan la asignatura de Religión y Moral Católica en los centros públicos y concertados de la Diócesis de Segovia. En concreto, son 8.825 alumnos en la escuela pública (cerca del 60% del total) y 2.930 en la concertada. Datos que aporta la Delegación de Enseñanza de la Diócesis y recogidos de los centros públicos y concertados de la provincia. En toda Castilla y León, son cerca de 195.000 alumnos los que eligen esta asignatura, es decir, un 72.1% del alumnado entre Infantil y primero de Bachillerato.

De otra parte, solo en la red de centros públicos de la provincia de Segovia hay un total de 56 profesores que imparten la asignatura de Religión y Moral Católica, que han accedido a su plaza por reunir las condiciones académicas y legales establecidas en los acuerdos Iglesia-Estado. Además, hay que añadir los 32 docentes que imparten esta materia, junto con otras asignaturas, en los centros concertados. En el conjunto de la región, son 640 los profesores dedicados, en exclusiva, a la impartición de esta asignatura.

Todos los centros de Castilla y León están obligados a ofrecer a los padres la posibilidad de inscribir a sus hijos en la asignatura de Religión, siendo la confesional católica la que resulta mayoritariamente elegida, pero existiendo la posibilidad de optar por otras religiones que tienen convenios con el Estado. Es por tanto de libre elección para las familias, pero de obligada oferta para los centros, que deben hacer visible la posibilidad de optar por esta asignatura en los modelos de matriculación.

Los datos de la encuesta realizada por las diócesis de Castilla y León demuestran la extraordinaria salud de una asignatura que por desgracia se ve sometida con cada cambio de gobierno al debate político, pero que permanece en la práctica escolar muy activa porque las familias siguen demandándola año tras año de manera mayoritaria.

Campaña #ReliEsMás

Recientemente, las delegaciones diocesanas de enseñanza de Castilla y León han promovido un movimiento en redes denominado #ReliEsMas que ha alcanzado una destacada visibilidad al conseguir ser tendencia en Twitter. Los más de 100.000 impactos alcanzados en las dos últimas convocatorias digitales han expresado el deseo de que esta asignatura sea contemplada en la próxima Ley en línea con los modelos educativos europeos, disfrutando de una carga lectiva suficiente, con alternativa curricular para los que no la elijan y con plena evaluabilidad académica.

Todas estas reivindicaciones no son de entrada atendidas en la propuesta legislativa de la ministra Celaá, por eso desde este colectivo se considera que, de prosperar la futura ley, se distorsionarían los legítimos intereses de una parte importante de la sociedad civil puesto que se impone sin el consenso de la comunidad educativa y se tramita con nocturnidad y alevosía. De la misma manera, denuncia este movimiento en red que la ley nacería amortizada porque se diseñó en un contexto pre-COVID que ya nada tiene que ver con el nuevo paradigma escolar que nos espera.

La asignatura de Religión puede cursarse en los niveles de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. La carga lectiva es de una hora semanal en Infantil; una hora y media de 1º a 3º de Primaria; una hora de 4º a 6º de Primaria; una hora en 1º, 3º y 4º de Secundaria y dos horas en 2º de este mismo nivel. En Bachillerato se ofrece solo en 1º y con una carga lectiva de dos horas semanales. En algunas otras comunidades autónomas la oferta también se hace en 2º de Bachillerato, pero no es el caso de Castilla y León.

Los alumnos que no cursan Religión tienen como alternativa la asignatura llamada "Valores sociales y cívicos" en Primaria y "Valores éticos" en Secundaria. En Bachillerato se pueden elegir otras tres asignaturas optativas.

Las delegaciones diocesanas de enseñanza animan desde aquí a las familias a matricular a sus hijos en clase de religión, una actividad académica diferente a la catequesis y que proporciona herramientas culturales para la comprensión de la cultura occidental.

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La S.I. Catedral será el epicentro de las celebraciones de la solemnidad del Corpus Christi este año. Tras la Misa Solemne presidida por el Obispo de Segovia en la Capilla Mayor de la seo, tendrá lugar una procesión con la Custodia por el interior de la iglesia, para concluir la celebración con la bendición de don César.

'Un Corpus Christi sin procesión (pero no sin amor)'. Así titulaba el Obispo de la Diócesis, D. César Franco, su artículo para la edición de junio de la revista diocesana Iglesia en Segovia. En él, don César escribe: aunque este año no habrá procesión del Corpus a causa de la pandemia, la Eucaristía merece que le prestemos toda la atención, pues sin ella la Iglesia no sería el Cuerpo de Cristo. Hay que recordar que la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía. Son dos realidades que se exigen la una a la otra, como se deriva de la enseñanza de san Pablo. Al comer todos del mismo pan formamos un solo cuerpo.

Efectivamente, este año las céntricas calles de la capital no estarán cubiertas con el manto oloroso del cantueso. Además, esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo tampo contará con la tradicional procesión en la que participan los niños y niñas de Primera Comunión, que este año todavía no se han celebrado debido a las restricciones a causa de la pandemia. 

En esta ocasión, el obispo diocesano, Mons. César Franco, presidirá la misa solemne que tendrá lugar el domingo, 14 de junio, a las 12.30horas en la Capilla Mayor de la Catedral. Posteriormente, la custodia (sin carroza) procesionará por el interior del templo hasta salir al enlosado, donde tendrá lugar un breve acto eucarístico que conluirá con la bendición del obispo. 

Medidas sanitarias a tener en cuenta

Segovia se encuentra en la fase 2 del desconfinamiento, por lo que es necesario recordar qué medidas afectan al culto y, por tanto, a la celebración del domingo. La más destacable hace referencia al aforo, puesto que éste será del 50%. Asimismo, en el interior de la catedral se asegurará la distancia interpersonal, colocándose los fieles en los lugares indicados y manteniendo siempre (en el acceso, el tránsito y la salida) dicha distancia de seguridad, evitando cualquier tipo de aglomeración. Recordamos igualmente el uso obligatorio de la mascarilla, así como la preceptiva desinfección a la entrada y salida del templo. El gesto de la paz continúa suprimido y recomendamos recibir la comunión en la mano. 

Dado que la dispensa del precepto dominical sigue vigente, es conveniente que las personas de riesgo eviten acudir a la celebración. Aquellos que tengan síntomas compatibles con la Covid-19 o se encuentren en aislamiento domiciliario no podrán acceder al templo.

Invitamos a todos los segovianos a participar de esta celebración tan especial, en la que recordamos la institución de la Eucaristía, cumpliendo con todas las medidas de seguridad por el bien y la salud de todos. Recuerda que 'Somos Iglesia, somos familia'.

 

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Cáritas Diocesana de Segovia triplica la asistencia a las familias más vulnerables desde el inicio del estado de alarma en la provincia. Agradece el esfuerzo y compromiso de trabajadores y voluntarios en el desarrollo de su labor durante este tiempo de pandemia.

      Este año, lal campaña de la Semana de la Caridad, tiene un significado especial. Así lo ha subrayado el consiliario de Cáritas Diocesana de Segovia, don Jesús Riaza, quien ha presentado esta mañana junto al director de la organización, Mariano Illana,  la campaña de esta semana que concluye el domingo, solemnidad del Corpus Christi, con el Día de la Caridad. 

      Don Jesús ha querido hacer referencia a las palabras del Obispo de la Diócesis, don César Franco, en su texto de la edición de junio de la revista diocesana Iglesia en Segovia. Así, ha hecho alusión a este Corpus en el que no habrá procesión, pero sí amor. "No habrá procesión por las calles, pero el amor del Corpus Christi está representado en los pobres, los necesitados...", ha asegurado. Por eso, la campaña de este año es especial, porque se presenta como un reto en el que lo importante son los pequeños gestos. Como dice el Evangelio, "la levadura es necesaria para que la masa crezca", así, el poder de cada persona -como reza el lema del Día de la Caridad para este 2020- y "los pequeños gestos, son muy importantes para transformar el mundo", ha destacado don Jesús.

      El consiliario de lal organización asistencial, también ha hecho referencia al mensaje de los obispos de la Conferencia Episcopal con motivo de este Corpus Christi. En él, los prelados aseguran que todas las autoridades y los cuidadanos necesitamos tener paciencia y voluntad de acuerdo. En definitiva, "debemos unir fuerzas para contribuir a superar el reto que se nos presenta". En esta línea, el también párroco del Cristo del Mercado, ha querido hacer un paralelismo al asegurar que subimos al Calvario, con la vivencia del final de la Cuaresma y la Semana Santa en confinamiento, y nos encontramos ahora en un proceso de Resurrección, en el que debemos renovarnos para resucitar a una sociedad nueva. 

       Ahora, "se abre un tiempo de esperanza en el que necesitamos comunidades formadas por personas que realizan gestos sencillos, cotidianos, cargados de amor y de esperanza" que nos lleven a esa nueva sociedad, ha concluido el consiliario de Cáritas Diocesana.

Manifestación importante de la caridad

      Por su parte, el director de Cáritas, Mariano Illana, ha subrayado que esta semana celebramos una manifestación de la caridad "más importante que en otras ocasiones", ya que "estos tiempos inciertos han movido los corazones para ayudar". Asimismo, le parece que el lema escogido para este año, 'El poder de cada persona. Cada gesto cuenta', es de lo más oportuno dadas las circunstancias en las que nos encontramos.

       A día de hoy, se antoja imposible celebrar esta semana como se ha hecho en anteriores ocasiones, con marchas, exposiciones, reuniones multitudinarias...Por este motivo, Cáritas Diocesana de Segovia ha dado un salto de calidad a las redes sociales, trasladando a ellas la celebración de estos días. Así, se ha establecido un código de BIZUM para las donaciones, se ha creado una cuenta de Twitter (@Caritasegovia) y un canal de YouTube (Caritas Segovia). Así, Illana ha anunciado la propuesta que estará en marcha hasta el próximo domingo, 14 de junio, con el objetivo de llenar las redes de corazones:

  • Por un lado, ha invitado a estar pendiente de ese canal de YouTube. En él, personas de diferentes ámbitos contribuirán con pequeños gestos a continuar con las muestras de solidaridad generadas en estos tiempos de incertidumbre. Actrices como Lucía Jiménez o Eva Hache, los magos Ivan Asenjo y Héctor Sansegundo, deportistas como David Llorente, Javier Guerra, Carlos Villagrán o Agustín Pérez aportan su gesto solidario con los segovianos que lo necesitan. Asimismo, los músicos Luis Guitarra, Marta Revuelta y Fernando Hidalgo acompañarán con su música; Alfredo Matesanz, Manuel Pacheco y María Yagüe serán los respresentantes de los medios de comunicación segovianos. Además, representantes de Cáritas Diocesana y de las parroquias se unirán con sus "pequeños gestos" a lo largo de la semana.
  • De otra parte, Mariano Illana nos invita a todos a sumarnos a esta corriente con un gesto sencillo. De esta forma, estamos llamados a hacernos una foto formando un corazón con las manos y acompañar la imagen con nuestro nombre y nuestra forma de hacer un mundo mejor para subirla a la red social Twitter. Eso sí, será necesario acompañarlo del hashtag #ElPoderDeCadaPersona. En caso de no tener redes sociales, bastará con grabar tu vídeo o mandar tu imagen al correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

Situación en las residencias de mayores

      En otro orden de cosas, Mariano Illana ha hablado de la situación por la que atraviesan las residencias gestionadas por Cáritas Diocesana de Segovia. Actualmente, los centros de El Sotillo, en Segovia y 'El Alamillo', en Cuéllar, puesto que el de Sepúlveda continúa cerrado por obras. A día de hoy, ha querido resaltar que la situación está normalizada, después de haber trabajado no sin gran esfuerzo para superar la crisis sanitaria que tanto ha afectado a nuestros mayores. Illana ha querido trasladar su pésame a los familiares de los residentes fallecidos, compadeciéndose de su dolor por tener que atravesar estos momentos tan dolorosos en soledad. Asimismo, ha detallado que se oficiará una eucaristía en la residencia de El Sotillo en memoria de los fallecidos. No obstante, no ha querido precisar la fecha puesto que es necesario garantizar que residentes y familiares estén seguros y se cumpla con todas las medidas necesarias. 

      El director de Cáritas ha destacado que, en todo momento, se ha aplicado la normativa de aislamiento e higiene dictada por las autoridades. No obstante, el trabajo ha sido arduo puesto que, durante un tiempo, no contaban con el personal suficiente ya que muchos estaban contagiados con la COVID-19, y tampoco tenían el material de protección suficiente. No obstante, ha instistido en agradecer el esfuerzo y compromiso de todos los trabajadores de Cáritas, no solo los de las residencias, sino los de la organización al completo.

      A día de hoy, la situación en las residencias está normalizada. No obstante, Mariano Illana ha lamentado el fallecimiento de 40 residentes entre los dos centros. El Sotillo ha sido el más castigado, con 34 fallecimientos (nueve de ellos positivos en Covid, veintiuno con síntomas compatibles y cuatro por muerte natural). Por su parte, en Cuéllar han sido seis los residentes fallecidos. Dado que al principio no se realizaban los test, las cifras no pueden ofrecerse con una certeza del 100%, ya que el hecho de tener síntomas compatibles tampoco era seguridad de estar contagiado con el virus. De hecho, uno de los fallecidos en el hospital, proveniente de la residencia de Cuéllar, dio negativo en el test practicado, a pesar de presentar sintomatología susceptible de ser Covid.

Preparación para el futuro

      Desde que se iniciara el estado de alarma, Cáritas ha atendido en la provincia a un total de 1.027 personas, lo que supone 649 hogares y más de 3.700 respuestas en los diferentes programas y áreas en los que la organización presta sus servicios: escucha, ayuda psicológica, ayuda a la vivienda, en especie,... Estas cifras arrojan unos datos que ponen de manifiesto la crisis social que ha generado y está generando la pandemia, ya que, en lo que llevamos de año, se han triplicado las cifras de atenciones respecto al mismo periodo del año pasado. Así, la dotación más importante es la detinada a vivienda y alimentación, dos de las necesidades más básicas y a las que más afecta la vulnerabilidad de los solicitantes de ayuda.

      Las personas a las que Cáritas ayuda, son aquellas más vulnerables. Durante este tiempo, además de seguir trabajando en los programas de empleo o asesoría jurídica, han puesto el foco en la infancia. Con la pandemia, ha quedado al descubierto la brecha tecnológica que ha impedido a muchos alumnos continual con las clases debido a su falta de acceso a las nuevas tecnologías. En este sentido, Cáritas ha adquirido varias tablets que han facilitado, en la medida de lo posible, que esa brecha se reduzca. Además, los voluntarios de la organización han hecho posible que, en este momento tan complicado, los pequeños más vulnerables hayan podido recibir y entregar sus tareas en papel.

      Finalmente, Illana ha detallado que, en estos momentos, las ayudas de particulares y los convenios estsablecidos con empresas e instituciones les permiten tener una disponibilidad económica con la que no contaban a primeros de años. Es decir, que de cara a un futuro cercano en el que, previsiblmente, más familias acudan a la organización en busca de ayuda, están en disposición de conceder mayores subsidios, condicionados muchos de ellos a las consecuencias generadas por la Covid-19.

 

ACCEDA Y DESCARQUE AQUÍ LA MEMORIA DE CÁRITAS DIOCESANA DE SEGOVIA. AÑO 2019

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Somos un Convento de Hermanas Clarisas, conocidas como las Hermanas de Corpus, ya que nuestra Iglesia tiene como titular al CORPUS CHRISTI, y nuestra vida se ha desarrollado siempre en torno a la Adoración Eucarística.

      Todas y cada una de nosotras, las hermanas, que conformamos este convento, sentimos la llamada del Señor a seguirle cada día, porque solo quien te ha dado todo puede pedírtelo todo cada día… En palabras de nuestra Madre Santa Clara, "Ama totalmente a quien totalmente se entrego por tu amo”. A veces, nuestra vida puede ser desconocida incluso para los miembros de la propia Iglesia, por eso hoy, queremos traspasar los muros de nuestro convento y dar unas pinceladas torpes con estas letras para reflejar en papel, algo de lo que es nuestra vida. Aunque no es una vida para comprender racionalmente sino para entender la a la Luz del Espíritu.

      En la Iglesia la dimensión contemplativa y la activa se entrelazan sin que se las pueda separar. Pero a nosotras se nos llamo a vivir exclusivamente en esa vida de contemplación. Como signo de la unión exclusiva de la Iglesia Esposa con su Señor, como signo de la Oración de Jesús al Padre. En una búsqueda que comporta la búsqueda constante de Dios. Somos buscadoras de Dios, testimoniando en  nuestro mundo que Dios existe y es, que es real, que es VIVIENTE, que es PERSONAL que es providente, e infinitamente bueno, AMOR…que es santo. De tal modo que el fijar la mirada y el Corazón en Él, viene a ser nuestro lugar en la Iglesia, "solo Dios basta".

      Queremos ser para todos hoy como ese pequeño faro, desgastado por los años, pues muchas de nuestras hermanas son mayores, pero un faro que sigue alumbrando en medio de la noche de nuestro mundo a todos los que bregan en las barcas en medio de la tormeta, las olas, el vendaval, del sufrimiento, del sinsentido, de las tormentas…, un faro que no tiene luz propia sino la que absorbe y de la que empapa en la intimidad con Dios para ser ese intrumento que dirija a todos en el mar de este mundo, en medio de la oscuridad a la meta segura, Dios, para ser el aliento que les invite a seguir remando mar adentro,  porque el puerto es seguro. Sosteniendo con nuestra oración y vida a todos los que bregan en este mar de la vida, de día y de noche

      Somos ese farillo luminoso en alto, solo aparentemente colocado al azar. Señal que ayuda a ver el rostro de Dios en medio de los afanes de cada día y dando a esos afanes sentido desde Dios, para no olvidar lo que somos, hijos de Dios, de dónde venimos, a donde vamos y en quien vivimos. La Trinidad. Sosteniendo esas barquillas o tablas en el agua. Pero nuestra vida reclama como toda opción cristiana radicalidad santa, porque nosotras, Sino bebemos en el manantial de Dios, sino nos empapamos de ello no podemos ser espejo ni señal para los demás.

       Adoramos, alabamos, a la Santísima Trinidad, comunión de amor, donde nos queremos sumergir, para alabar a Dios por sí mismo, sin más. Para dar gloria a Dios por si mismo y recordar a todos la centralidad de Dios, de la Palabra, y poniendo ante Él a todos los hombres, sosteniendo a todos los miembros sufrientes del mundo y de la iglesia, gastando y desgastando nuestra vida en la llama de Amor de la Trinidad para ser destello de esa comunión de vida que es.

      Nosotras buscamos a Dios durante toda la vida. Somos mendigas, hermanas pobres de Santa Clara, mendigas del amor, mendigas del "AMOR que no es amado", buscadoras en todo del Amado en su Palabra. Como respuesta con nuestra vida claustral, del amor a Dios que se entrego sin reservas, como respuesta de amor gratuito, a su inmenso amor sobre el hombre, la Creación, la redención. Este sentido de intimidad, no significa aislamiento, ni apropiación individualista de la Palabra. No… no es egoístamente para nosotras mismas, sino para derramarlo traspasando los muros con el silencio sonoro. El cristiano escucha la Palabra, pero como miembro del cuerpo que es la Iglesia. Cada uno la recibe, pero para utilidad común por ello.

      A la luz de esto, nosotras, monjas del Corpus, hermanas contemplativas en clausura, revivimos y continúanos en la Iglesia la obra de María. Acogiendo al Verbo en la fe y en el silencio de adoración, nos ponemos al servicio del misterio de la Encarnación y, unidas a Jesucristo en su ofrenda al Padre, nos convertimos en colaboradoras del misterio de la Redención. Así como María, con su presencia orante en el Cenáculo, custodió en su corazón los orígenes de la Iglesia, así al corazón amante y a las manos juntas de las hermanas, se confía el camino de la Iglesia siendo espejos del Esplendor de la Gloria y lo vivimos de una manera particular en un recinto como expresión especial de pertenecer sólo a Él, signo profético de la clausura es una llamada al cristiano de hoy al hombre de hoy a reconocer la propia necesidad de concentrarse en Dios y en Cristo. De modo que nosotras, pobres criaturas, dirigidas y absortas en Dios, podemos vivir únicamente para alabanza de su gloria y para los demás. Aunque de esto se habrán dicho muchas cosas…

      No se ingresa en la clausura para buscar un refugio o para huir de las dificultades del mundo, sino para acoger, para participar más profundamente de la vida de los hombres, de sus más secretas y desconocidas aspiraciones, de su dolor. Como en medio del sufrimiento que está comportando esta pandemia, en nuestro ahora.

      Las «hermanas pobres de santa clara», desde el «claustro» de su interioridad, a ejemplo de María (cf. 3 CtaCl 19), se hacen acogida, morada e icono del Dios del amor; del Dios Trinidad y este testimonio se «refleja» y se proyecta al mundo entero. Como esperanza, consuelo, aliento de la misericordia de Dios.

      Es decir, ante la cultura de nuestros días, que ha invadido los espacios interiores del hombre proclamamos con nuestra vida , queremos ser puente entre los sentidos y el corazón, puente levadizo a la hora de comunicarse con Dios sin interferencias, pero abatible y llano al volver con la respuesta para el hombre y estar cercanas y solildarias con los hombres y mujeres de nuestra época, por ello la fraternidad devuelve ese sentido de familia Universal que como Hermanas Franciscanas clarisas queremos decir que es posible.

      Queremos ser una llamada permanente a correr la aventura de la fe, viviendo el radicalismo evangélico, ser testigos del Resucitado desde y en la oración, dedicadas solo a Dios, con alegría y sencillez traspasada por la Resurrección por todos y para todos. Siendo mujeres de nuestro tiempo aunque en esta particular vocación. 

      Ante tanto dolor y sufrimiento en este tiempo de pandemia, ante tanto amor, solidaridad y esperanza…queremos seguir siendo corazón orante para impulsar vuestras manos. Id y proclamad el Evangelio, nosotras seguiremos siendo faro.

      Gracias por vuestro cuidado amoroso , respeto y ayuda a la vida contemplativa claustral. Os lo agradecemos.

Madre María Rocío A osc
Hermanas Clarisas Convento del Corpus Christi Segovia

 Cuida tu Iglesia cuida tu casa

 

El Gobierno anunció ayer que todas las provincias de Castilla y León pasarán a la fase 2 del plan de desescalada este próximo lunes, 2 de junio. Por este motivo, y siguiendo siempre con las normas marcadas por las autoridades sanitarias, así como las pautas de la Conferencia Episcopal Española, en nuestra Diócesis de Segovia el aforo máximo de los templos se incrementa hasta el 50% de su capacidad. Asimismo, teniendo en cuenta que las reuniones o encuentros pueden estar constituidas hasta por 15 personas, se podrán ir restableciendo los servicios y actividades pastorales de caracter grupal, atendiendo siempre a los criterios de protección como la distancia de seguridad.

Por otra parte, en esta fase, se amplía el número de personas en los velatorios. Resaltando la necesidad de acompañamiento a las familias en su duelo, los velatorios en espacios cerrados podrán contar con hasta 15 personas. En caso de que los velatorios tengan lugar en espacios abiertos, podrán reunirse un total de 25 personas, además del sacerdote.

En cuanto a las celebraciones matrimoniales, éstas están permitidas siempre y cuando no se supere el cincuenta por ciento del aforo de la iglesia. Además, la asistencia estará limitada a un máximo de cien personas en espacios al aire libre o cincuenta en espacios cerrados.

 

Disposiciones que se mantienen

 

La dispensa del precepto dominical continúa vigente, al menos, hasta que finalice el estado de alarma. Por este motivo, recomendamos a las personas de riesgo o avanzada edad que eviten acudir a las parroquias. Igualmente, recordamos la prohibición de asistir a la iglesia a aquellas personas que tengan síntomas de coronavirus, estén o hayan estado en contacto con un contagiado, o se encuentren en aislamiento domiciliario a causa de la pandemia. No obstante, las celebraciones podrán seguirse a través de los medios de comunicación e internet.

En las iglesias, continúa siendo obligatorio el uso de la mascarilla, así como la desinfección con gel hidroalcohólico a la entrada y salida del templo. Las pilas de agua bendita seguirán vacías y se controlarán los accesos y salidas para garantizar que se cumple con la distancia de seguridad y evitar aglomeraciones. Además, el gesto de la paz sigue estando suprimido y recomendamos recibir la comunión en la mano. Por último, el cesto de la colecta tampoco se pasará durante el ofertorio, sino que se dispondrá en un lugar visible de la iglesia para que los fieles puedan depositar su aportación a la entrada o salida de la parroquia.

El domingo de la Santísima Trinidad celebramos la Jornada Mundial Pro Orantibus, es decir, por los que dedican su vida en los monasterios de vida contemplativa a orar por la Iglesia y la humanidad. Son hombres y mujeres que han hecho de su vida una permanente ofrenda a Dios, una alabanza continua a su gloria y una intercesión por las necesidades espirituales y materiales de los hombres. Permanecen muchas veces en el olvido, no digo ya del mundo, sino incluso de cristianos que desconocen este modo de vivir en la Iglesia o no lo valoran como conviene.
El hecho de que se celebre esta Jornada el día de la Santísima Trinidad es todo un signo. Dios es el fundamento de todo lo que existe. El Dios revelado en Cristo es, además, un Dios amor y comunión. Son tres personas que se aman en una unidad indestructible a imagen de la cual hemos sido creados. Este Dios inefable y cercano, trascendente y encarnado en el Hijo, todopoderoso y anonadado en la cruz, Juez universal y humilde samaritano, es el que atrae hacia sí a todo el universo y a la humanidad. Dios es el inicio y la meta de todo. Muchos hombres no lo saben, andan a la deriva, vagan como ciegos y colman sus deseos en lo perecedero que nunca sacia. Quienes viven la vocación contemplativa son atraídos por Dios para vivir en él en plena adoración mezclada de trabajo y liturgia, de convivencia fraterna y de silencio, y dominados, sobre todo, por una compasión por el hombre que, sin apenas darnos cuenta, es el ungüento con que Dios cicatriza las heridas, sana muchas torturas y nos levanta de nuestras frustraciones. Son los hombres y mujeres que, ahondándose en Dios, alientan al caído con la esperanza de encontrar un día la felicidad que busca sin conocer su fuente.
Segovia cuenta con catorce comunidades contemplativas de distintos carismas que dan vida a la Iglesia desgastándose como los cirios que se consumen lentamente en presencia del Altísimo. Jerónimos, concepcionistas franciscanas, agustinas, carmelitas descalzas, cistercienses, franciscanas clarisas, dominicas, franciscanas de la tercera orden regular. ¡Nunca agradeceremos los dones que nos llegan de su entrega! Como ocurre en otros órdenes de la vida, entendemos más el hacer que el dejarse hacer, y la contemplación es sobre todo dejarse hacer (naturalmente, por Dios).
Decía santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia: «Dios mío, en el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado». He aquí el secreto de la vocación contemplativa: ser el amor en el corazón de la Iglesia. Por eso, María es el lugar donde se vive contemplativamente, pues ha tenido en su seno —en todo su ser— habitando el amor; y porque ella misma ha querido habitar en él virginalmente, entregándose sin reservas a la voluntad de Dios. Ella enseña a guardar los misterios de Dios en el corazón y a meditarlos sin descanso; ella es maestra del silencio y del trabajo callado y humilde; ella educa en el perdón y la misericordia como hizo al pie de la cruz; ella es trono de compasión cuando recibe el cuerpo muerto de Jesús en su seno de madre; ella recibe el Espíritu con humildad de sierva y fortaleza de madre; ella acoge a los predicadores del evangelio y los conforta en sus trabajos; ella se ofrece a Dios, junto a su Hijo, para que la salvación llegue al último rincón de la tierra. Sólo con María podemos estar en el corazón de la Iglesia y orar sin desfallecer como hacen los monasterios de vida contemplativa. ¡Demos gracias a Dios por sus carismas que nos enriquecen con toda clase de bienes!

 

+ César Franco
Obispo de Segovia.