Secretariado de Medios

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RESTAURACIÓN VILLACASTÍN 6

La iglesia parroquial de Villacastín ya luce la restauración de los retablos gemelos dedicados a la Virgen del Rosario y a Santa Ana, a punto para que los devotos puedan disfrutar de ellos durante la celebración de San Sebastián, advocación del templo. El párroco de la localidad, Juan García Gorgojo, detalla que estos dos retablos fueron realizados a finales del siglo XVI  por los mismos artistas. El retablo de la Virgen del Rosario tiene en el ático un medallón, o tondo, en relieve con la Santísima Trinidad y figuras de los cuatro evangelistas. En el lateral un escudo de armas de los donantes. En la hornacina principal se encuentra una imagen de la Virgen del Rosario sobre una peana tallada. La  predela es obra del pintor Alonso de Herrera y en el tablero central están representados los  misterios del Rosario. Por su parte, el retablo de Santa Ana tiene en el ático un medallón o tondo en relieve con la Piedad y esculturas de dos virtudes recostadas y dos niños con el escudo nobiliario. En el lateral otro escudo de armas. La hornacina principal la ocupaban la Virgen de la Soledad y debajo una urna con un Cristo Yacente, aunque en origen debió ser ocupada por las imágenes de S. Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña. Actualmente, en la hornacina solo está la imagen de la Virgen de la Soledad. La predela contiene pinturas de Alonso de Herrera.

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                García Gorgojo subraya que «la idea de restaurar los retablos viene de hace tiempo, pues ya se presupuestó su restauración hace más de 15 años». A finales de diciembre de 2017, desde el Consejo de Economía de la parroquia se urgió su restauración a consecuencia del peligro de desprendimiento de la parte superior del retablo de la Virgen del Rosario. Se tuvo que intervenir de urgencia porque estaba a punto de  desprenderse y se comunicó de inmediato a la Delegación de Patrimonio del Obispado. Así, las primeras intervenciones que se tuvieron que hacer de urgencia, a principios de 2018, fueron costeadas por la parroquia: «colocación de una plataforma y retirada del medallón que corría grave riesgo de caer; montar y desmontar andamios, retirada y preparación para la restauración de las imágenes de la parte superior o ático del retablo de la Virgen del Rosario. El total aportado por la parroquia fue de 2.123 euros», señala el párroco, para añadir que los técnicos de la Junta de Castilla y León revisaron y vieron la necesidad de la restauración del retablo de la Virgen del Rosario, y también del retablo de Santa Ana que era similar y no se veía riesgo en su estructura pero sí que estaba necesitado de restauración.

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         Desde entonces, la parroquia ha estado en espera y ha urgido a la Delegación de Patrimonio del Obispado que se realizara dicha restauración, que finalmente ha sido hecha en este año 2022 costeada por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, que ha invertido más de 48.000 euros. «La parroquia de Villacastín agradece esta ayuda institucional para la restauración de los retablos de esta hermosa iglesia parroquial de Villacastín. Igualmente, agradece a todas las personas de la parroquia que están colaborando personalmente con sus donativos, grupos de devotos, miembros de cofradías,… y agradece también la colaboración del Ayuntamiento con la parroquia», subraya agradecido Juan García.  Desde el año 2018, en la iglesia parroquial se han llevado a cabo diversas restauraciones, tallas de S. Antón, S. Roque, dos Cristos, S. Francisco de Asís,  paramentos de las paredes de la iglesia,… que han sido costeadas por la parroquia alcanzando más de 16.000 euros el importe de estas restauraciones, a pesar de la escasez de ingresos que  esta tiene para sus gastos ordinarios: luz, seguros, alarma templo, mantenimiento…

RESTAURACIÓN VILLACASTÍN 3

          En este año también se ha restaurado una imagen de San Francisco de Asís, que al Consejo de Economía de la parroquia le pareció necesario llevar a cabo, ya que se encontraba en mal estado de conservación y era una imagen que se veía de gran belleza. La restauradora descubrió la firma de Francisco Salzillo «y nos llevamos una sorpresa», asegura el sacerdote. Comunicado a Patrimonio se indicó que la restauración debía ser mucho más detallada y meticulosa, y acordaron un tratamiento de restauración más adecuado a las particulares características de la pieza, como consecuencia de ello se solicita una ampliación del presupuesto inicial dando como resultado total la cantidad de 6.500€,  que sumando el importe de la restauración de la corona en un taller de platería hace un total de 8.300,60 euros que ha pagado la parroquia, «con el compromiso del Ayuntamiento de una aportación económica generosa para dicha restauración», agrega.

        «El balance de las restauraciones de este año son muy positivas, pues además del Salzillo que ha requerido un esfuerzo para la parroquia la restauración esperada de los dos retablos ha sido el colofón a un año especial. Desde la parroquia seguimos ilusionados en ir poco a poco restaurando aquellas imágenes, cuadros, o elementos artísticos que requieran ser restaurados. Pero también hay otras intervenciones costosas y necesarias que no se pueden relegar, como es mantenimiento de la cubierta, goteras,...», conluye Juan García.

FRATER EUROPA WEB

 

Desde hoy, jueves 25 de agosto, y hasta el próximo lunes día 29, el Hotel Puerta de Segovia de la capital acoge la Asamblea continental de los miembros de la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER) de Europa, aplazada desde 2020 a causa de la pandemia ocasionada por la Covid19. FRATER está actualmente implantada en once países: Bélgica, Alemania, Francia, Suiza, Rumanía, Eslovenia, Portugal, Polonia, Austria, Hungría y España.

En este encuentro participarán representantes de seis países europeos de forma presencial, junto con Sonia Martínez y Miguel Ángel Arrasate, coordinadora y consiliario del equipo intercontinental, con sede en Guatemala. Asimismo, el resto de los representantes europeos asistirán a la asamblea a través de la plataforma Zoom.

Esta Asamblea parte de un trabajo previo hecho en cada uno de los países sobre la situación actual de las personas con discapacidad, tanto a nivel sanitario como social y eclesial, a partir de la existencia del Covid19. Además, se ha analizado la incidencia que ha tenido —o está teniendo— en la vida y el desarrollo de la propia Fraternidad, y cómo afecta al sector de la discapacidad y sus familias, en general.

 

«Levántate, coge tu camilla y anda»

 El lema central de este encuentro es «Levántate y anda», basado en las palabras de Jesús al paralítico, según la parábola recogida en la Biblia. El consiliario de FRATER Segovia, José María López, hace una reflexión en torno a los aspectos que van a trabajar estos días.

«LEVÁNTATE»

El contacto personal con Jesús le lleva a descubrir que no hay motivos para sentirse culpable, ni condenado, ni excluido. No hay motivos para sentirse acomplejado y quieto. Dios mismo es tu energía, nada ni nadie podrá impedir que llegues a la meta: vivir en pie, con fortaleza y dignidad, dando a los demás lo mejor de ti mismo. Jesús le dice: «Levántate», o lo que es lo mismo: eres persona, eres amado por tu Dios, que no se fija en las apariencias sino en el ser y en el corazón. Eres uno más.

Todos necesitamos ser ayudados, todos podemos ayudar. No hay personas «dependientes y asistidas» y personas «autónomas y solidarias», todos dependemos de los demás, todos somos y tenemos capacidades que potenciar.

«COGE TU CAMILLA»

Es decir, acepta esta existencia tangible, convive pacíficamente con la enfermedad y la discapacidad como consecuencias inevitables de la finitud del ser humano y de la creación entera. Es el reto que Jesús plantea. Y… aquí estamos, en esta Asamblea: tratando de aprender a convivir con la fragilidad, serena y pacíficamente, sin reproches ni paternalismos. Tratando también de levantar y acompañar a otros en su camino.

Por pesada que sea la «camilla» tú eres mucho más que lo que ella te impide hacer. Toma tu camilla (cada cual tiene que cargar con la suya). Jesús le anima: ¡puedes hacerlo! te lo aseguro, ¡convéncete!.

«Y ANDA»

Puesto en pie, con la camilla a cuestas… se incorpora a la vida. Es el momento de iniciar el camino. Sanado, rejuvenecido, entusiasmado. Como uno más, inicia su particular itinerario personal como buscador de sentido. Andar, caminar, vivir… es la invitación permanente de Cristo Jesús. Es la invitación a mirar adentro de uno mismo, con serenidad, profundamente. Descubrir las propias limitaciones (biológicas y espirituales) descubrir también los anhelos y esperanzas más profundas, más deseadas, más necesarias y, al mismo tiempo, todas nuestras las capacidades.

FRATER

 La FRATER es un movimiento de personas con enfermedad y discapacidad física y orgánica, gestionado por ellas mismas, que pasan de ser consideradas únicamente como personas sujetos de atención, a ser y hacerse protagonistas de su propia vida y alentadoras de la vida de otros hermanos en su misma situación.

Surge en el año 1945 de la intuición del sacerdote francés Henri François, quien enfermo desde joven en un hospital, descubrió la relación personal que se establece entre enfermos que comparten una misma habitación en el Hospital y que tantas veces se convierte en relación personal y amistad de por vida, afianzado por el pasaje evangélico de la curación de un paralítico que presentan a Jesús en camilla y a quien dice: «Levántate, toma tu camilla y anda».

La FRATER de Segovia tiene una presencia viva y dinámica en la sociedad segoviana. Gestiona una vivienda alternativa para ocho personas con discapacidad en la C/ Almira 26, que se convierte para ellos en su propio hogar en un experiencia de vida comunitaria y compartida.

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«Iglesia de San Miguel. Un lugar privilegiado de nuestra historia». Este es el título del libro que ha editado la parroquia de San Migue, escrito de manera altruista por la historiadora del arte segoviana Mª Mercedes Sanz de Andrés. Una publicación que nace con el fin de atender una demanda existente entre quienes visitan la iglesia, así como dar a conocer la riqueza religiosa y el patrimonio espiritual que atesora el templo, integrado en la actualidad en la Unidad Parroquial de Segovia Centro. Una UPA coordinada y dirigida desde hace tiempo por D. Andrés de la Calle, quien se preocupa por el buen funcionamiento y conservación de las cinco iglesias que conforman esta unidad.

     El libro recoge, en cinco capítulos, un breve recorrido por la historia del templo: desde la desaparecida iglesia románica de San Miguel, hasta la construcción de una nueva iglesia para la parroquia. Cabe recordar que, en sus orígenes, la iglesia estaba en el centro de la actual Plaza Mayor, y en su atrio fue proclamada como reina de Castilla, Isabel I el 13 de diciembre de 1474. En este este emplazamiento estuvo hasta 1532, año en el que se produjo el derribo de la iglesia románica construyendo un nuevo templo en estilo tardo gótico y renacentista. La iglesia de San Miguel cambió de emplazamiento y de estilo arquitectónico, pero la parroquia siguió siendo la misma.

     A través de los diferentes capítulos se recorren las diferentes capillas funerarias, la capilla de la Esclavitud del Santísimo Sacramento, los retablos, el órgano, el antiguo cementerio o las cofradías y devociones populares, entre otros contenidos. No hay que olvidar que la iglesia de San Miguel tiene una especial conexión con personajes históricos de relevancia, como la reina Isabel la Católica y el médico Andrés Laguna. Y otros ilustres más locales, como el abogado Garcí Ruiz de Castro, considerado el primer historiador de Segovia y el caballero Diego de Rueda y su mujer Mencía Álvarez del Río.

     Si la historia y la fe son importantes en esta publicación, el aspecto gráfico también tiene su relevancia. La fotografía se ha considerado como un aspecto importante a cuidar, imágenes realizadas con buen gusto por David Santamera, Asimismo, cada página está encabezada por un dibujo realizado por el artista y músico panameño Antonio Araúz Imbert que refleja un elemento identitario de la iglesia: la torre.

     Con este trabajo se invita a seguir conservando el inmenso patrimonio que hemos heredado de la misma manera que lo hicieron nuestros antepasados con esfuerzo, generosidad y fe. El libro se puede comprar por 10 euros en la propia iglesia de San Miguel, y en las librerías segovianas. La recaudación se destinará a la conservación y restauración de la iglesia para mejorar, en la media de lo posible, su patrimonio. Fe reflexionada, caridad vivida con las aportaciones voluntarias y la esperanza mantenida en el presente y proyectada para generaciones futuras.

Un proyecto para conocer y evangelizar

 

Este libro forma parte de un meditado proyecto desarrollado por don Isaac Benito Melero, sacerdote de la iglesia de San Miguel, con el firme compromiso de dar a conocer el patrimonio espiritual que dejaron nuestros antepasados y que es reflejo de su fe y de su caridad. Don Isaac asegura que «una iglesia cerrada no evangeliza». Por este motivo, a comienzos de diciembre de 2021 la iglesia se abrió a todos los visitantes, con un recorrido histórico a través de diferentes códigos QR instalados en cada capilla. Con esta apertura estableció un marco de colaboración con el Ayuntamiento de Segovia, a través de la concejalía de Turismo y la Asociación de Guías, para facilitar de este modo a segovianos y turistas la visita a la iglesia de San Miguel.

     Paralelamente, se crearon los perfiles en las redes sociales de Facebook, Twitter e Instagram, cuyo director y creador es Antonio Araúz Imbert que difunde y comunica el patrimonio cultural, espiritual e histórico de la iglesia al mundo entero.

     En el marco de este proyecto, don Isaac propuso la publicación de un libro que diera respuesta a la alta demanda de los visitantes quienes, además de conocer la historia de la iglesia por los códigos QR, pudieran tener un libro que recogiera de una manera cercana la historia y el patrimonio de la iglesia. Y dentro de este marco de trabajo en equipo, el sacerdote responsable de San Miguel creó una comisión que diera a conocer a la sociedad y a las instituciones el mal estado en el que se encuentran los tejados de la iglesia y la urgente necesidad para su reparación.

     Con todas estas acciones, la parroquia de San Miguel da a conocer el valor religioso y cultural que atesora la iglesia. Asimismo, suponen un recuerdo de agradecimiento a todos aquellos feligreses que hicieron posible la construcción y mejora de este templo, a raíz del hundimiento de la anterior iglesia románica y quienes siguen colaborando para mantener su legado.

 

Viernes, 22 Julio 2022 10:41

NOMBRAMIENTOS DIOCESANOS

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El Obispo de Segovia, Mons. César A. Franco, ha realizado nuevos cambios en la organización diocesana. Son los siguientes:

Curia diocesana

  • Don José Antonio García Prieto. Director del Secretariado Diocesano de Apostolado Seglar. Cuatro años.

Capellanías

  • Don Emir José Arcia. Capellán de las Religiosas de la Asunción de Navas de Riofrío. Un año.

Arciprestazgo Abades-Villacastín

  • Don Martín Alberto Gallo Cristancho. Administrador parroquial “in solidum”, moderador de Muñopedro, Bercial, Cobos de Segovia, Marugán, Lastras del Pozo, Monterrubio, Zarzuela del Monte y Vegas de Matute.
  • Don Miguel Andrés Aguirre Bedoya. Administrador parroquial “in solidum” de Muñopedro, Bercial, Cobos de Segovia, Marugán, Lastras del Pozo, Monterrubio, Zarzuela del Monte y Vegas de Matute.

Arciprestazgo Cantalejo-Fuentidueña

  • Don Pedro Pablo Moreno de la Villa. A sus actuales parroquias se le añade como Administrador parroquial la Parroquia de Caballar.
  • Don Santos Monjas Aguado. A sus actuales parroquias se le añade la parroquia de Veganzones. Por el tiempo que resta a las demás parroquias.
  • Don Henri Thsipamba Mukala. Administrador parroquial de la UPA de Sacramenia, con Sacramenia, Fuentesoto, Valtiendas, Caserío de San José, Laguna de Contreras, Pecharromán y El Vivar de Fuentidueña.

Arciprestazgo Cuéllar

  • Don Rogelio Vargas Robles. Administrador parroquial “in solidum” moderador, de Sanchonuño, Gomezserracín, Pinarejos, Vallelado, San Cristóbal de Cuéllar, Mata de Cuéllar y Torregutiérrez.
  • Don Gilmer Torres Mera. Administrador parroquial in solidum de Sanchonuño, Gomezserracín, Pinarejos, Vallelado, San Cristóbal de Cuéllar, Mata de Cuéllar y Torregutiérrez.

Arciprestazgo Fuentepelayo

  • Don Leonardo Grisales Villán. Administrador parroquial in solidum moderador, de las Parroquias de Aguilafuente, Aldea Real, Lastras de Cuéllar, Sauquillo de Cabezas, Mozoncillo, Escalona del Prado y Villovela.
  • Don Fernando Arley Arango Zapata. Administrador parroquial in solidum de las Parroquias de Aguilafuente, Aldea Real, Lastras de Cuéllar, Sauquillo de Cabezas, Mozoncillo, Escalona del Prado y Villovela.

Arciprestazgo La Granja-San Medel

  • Don Helber Adan Daza Barajas. Administrador parroquial de Valseca, Hontanares de Eresma, Los Huertos y Carbonero de Ahusín.
  • Don Mauricio Giraldo Rodríguez. Vicario parroquial de San Ildefonso, Palazuelos, Tabanera del Monte y Parque Robledo. Miembro del Cabildo Colegial de San Ildefonso mientras permanezca en el cargo de vicario.
  • Don Rodrigo del Rosario López. Administrador parroquial de San Cristóbal de Segovia, Trescasas y Cabanillas del Monte.

 

 

La relación del hombre con Dios puede contaminarse con los mismos vicios de las relaciones humanas: manipulación, chantaje, dominio, seducción. La gran diferencia es que, en estos intentos, el hombre siempre lleva las de perder. Dios es soberano y no se deja enredar por el hombre, y el hombre que lo intenta es un necio si piensa que puede manejar a Dios a su arbitrio. Cuantas veces nuestra oración se orienta en estos términos: Señor, si me das esto, te prometo que…; si me concedes tal cosa, aumentaré mis limosnas…

Como Dios conoce bien al hombre, en ocasiones se digna rebajarse a nuestros esquemas y acepta negociar, pero siempre —claro está— manteniendo las distancias y señalando al hombre los límites que no debe traspasar. El hombre profundamente religioso lo sabe y, si negocia algo con Dios, siempre se sitúa en su nivel de criatura e, incluso, de amigo que no se atreve a compadrear con él como si fueran colegas. Esto es lo que refiere el magnífico texto del Génesis que se lee hoy como primera lectura. Cuando Dios se dispone a destruir Sodoma y Gomorra, Abraham intercede ante él como si fuera un tratante de mercado que con gran sentido del negocio rebaja poco a poco las exigencias de un precio que parece excesivo. Con profundo respeto y sumisión, Abraham litiga con Dios para que, en el caso de que se hallen cincuenta justos, no destruya a las ciudades. Al ver que Dios se aviene a negociar, Abraham rebaja el número de justos a 45, 40, 30 y 20, para finalmente dejarlos en 10. Y consigue de Dios esta sentencia: “En atención a los diez no la destruiré”. Sabemos por el texto bíblico que no se encontraron diez, y Dios destruyó las ciudades, pero este diálogo con Dios ha pasado a la historia como un modelo de la intercesión y de la condescendencia divina ante la súplica de un hombre justo y religioso.

Con frecuencia, los creyentes nos enfadamos con Dios porque no atiende a nuestras plegarias. Quizás pedimos con imposición; o con poca reverencia; posiblemente pedimos lo que no conviene; o, en ocasiones, nos falta perseverancia en la súplica, que no le faltó a Abraham. Sobre esta perseverancia, que puede resultar inoportuna, trata la parábola de Jesús, que complementa el texto del Génesis al que nos hemos referido. En ella, Jesús cuenta una breve historia de un hombre que, deseoso de ayudar a su amigo que le pide algo para comer, acude a otro a medianoche para que le preste tres panes. A esas horas de la noche, la petición resulta inoportuna y, desde su habitación, el importunado le dice que no le moleste. Pero el que pide, insiste. Y Jesús saca esta conclusión: «Os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite» (Lc 11,8). Se trata, por tanto, de importunar a Dios.

No saquemos, sin embargo, la conclusión de que Jesús atribuye a su Padre un comportamiento meramente humano, condicionando su amor a la circunstancia de una molestia. No es así. Si seguimos leyendo el texto del Evangelio, Jesús deja claro que su Padre actúa con motivaciones que trascienden las de la pura conveniencia personal o, para seguir con el argumento inicial, las de un simple negocio humano: para que no me siga molestando le daré lo que pide. Dios es Dios y siempre es trascendente. Para explicarlo, alude al comportamiento de un padre humano que nunca dará a su hijo una piedra si le pide pan o un escorpión si le pide un huevo. Por eso añade: «Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?». Debemos importunar a Dios, negociar con él, sin olvidar que, al final, su condescendencia brota de su amor único e infinito.

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La liturgia de este domingo nos presenta dos escenas de hospitalidad, tan característica del pueblo judío y, en general, de la cultura semita. Abraham acoge en su tienda de nómada a tres hombres que, según el texto bíblico, son imagen del Dios que se aparece al patriarca. La tradición ha visto en ellos un símbolo de la Trinidad, representada bajo la figura de tres ángeles sentados en torno a una mesa. Abraham les prepara un banquete y ellos, en correspondencia, le prometen que su anciana mujer dará a luz un hijo al cabo de un año, que será el hijo de la promesa, Isaac.

En el Evangelio, Jesús es recibido en casa de dos hermanas Marta y María, hermanas de Lázaro, que también le obsequian con un banquete. Durante su preparación, Marta se queja a Jesús de que su hermana no le ayuda en la preparación de la mesa, pues María, sentada a los pies del Maestro, prefiere escuchar su palabra. Ante su queja, Jesús le dice: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la mejor parte».

Estos dos relatos no son estrictamente paralelos pero su afinidad temática es clara. La visita de Dios y de su Hijo es el dato fundamental de las narraciones. En uno y otro caso, Dios entra en la vida de los hombres como un peregrino que es acogido con generosa hospitalidad. En el caso de Abraham, Dios bendice la acogida con el milagroso nacimiento del hijo de una anciana madre. De hecho, Sara, mujer de Abraham, que escucha detrás de la cortina de la entrada a la tienda el anuncio de su maternidad, se ríe y provoca una simpática escena que tiene por objeto la risa de Sara. En el caso de Jesús, este defiende a María porque ha escogido la mejor parte de su visita: escuchar sus palabras como un discípulo hace a los pies del maestro. Según Jesús, no solo es la mejor parte, sino lo único necesario.

            La entrada de Dios en la vida de los hombres es siempre sorprendente. Su visita es fuente de gracia abundante, que no todos los destinatarios aprecian de igual modo. Sara no da crédito a la promesa de su futura maternidad. Marta, afanada en preparar la mesa, se queja de que su hermana no le presta ayuda porque esta reconoce que la palabra de Jesús es mejor que el alimento cotidiano. De esta escena se han sacado lecciones sobre la vida contemplativa y la activa, pero es más sencillo el mensaje que da Jesús: El hombre debe discernir qué es lo necesario para vivir y cuál es la mejor parte de lo que Dios ofrece.

Abraham y María han entendido qué significa la visita de Dios. De hecho, ambos son personajes que personifican actitudes religiosas, que podrían calificarse como disponibilidad obediente. Desde su salida de Ur de Caldea, Abraham obedeció a Dios con total sumisión. María es presentada en el Evangelio como discípula fiel que acoge sus palabras a ejemplo de tantos otros personajes bíblicos.

Estas actitudes escasean en los hombres de hoy. La falta de interioridad, la prioridad dada a lo inmediato y efímero, como ha señalado el Papa Francisco, nos incapacita en gran medida para reconocer que Dios nos visita con frecuencia y quiere hospedarse en nuestra morada interior. Pero nos halla escépticos como Sara o arrastrados, como Marta, por el vértigo de la vida ordinaria que nos trae y lleva sin sosiego para discernir lo único necesario y la mejor parte de la vida. Dios se ha convertido en el visitante desapercibido que no suscita interés porque sin duda esperamos algo espectacular más allá de lo cotidiano. En realidad, aunque todos deseemos que Dios sea cercano a nuestra vida y necesidades, cuando pasa a nuestro lado, nos parece poco divino que se muestre como huésped.

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Viernes, 01 Julio 2022 08:32

REVISTA DIOCESANA JULIO-AGOSTO 2022

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Después de aplazar en tres ocasiones a causa de la pandemia la Visita Pastoral a los arciprestazgos de Fuentepelayo y Coca-Santa María, hemos podido realizarla durante este curso pastoral. El Obispo, como pastor de la Diócesis, debe visitar sus comunidades para confirmarlas en la fe y alentarlas en su camino hacia el Padre. Es una ocasión óptima para conocer de cerca al pueblo cristiano. A su vez, las comunidades confirman al obispo en su ministerio, pues, como dice una oración de la liturgia, el progreso de los fieles es la alegría del pastor. He de decir que, en general, me he sentido acogido y edificado por el pueblo fiel y sencillo que conforma la vida de las parroquias a pesar del secularismo y la increencia actual. Doy gracias a Dios que me ha permitido constatar que la fe está viva, aunque los creyentes disminuyan.

            En algunos pueblos, la gente se ha sorprendido de que el Obispo les visitara siendo tan pocos. O que me acercara a confirmar a dos o tres adolescentes. Siempre digo que si esos pocos, o dos o tres adolescentes, son dignos de ser visitados y confirmados es porque Cristo ha dado la vida por ellos y tienen el valor de su sangre. La Iglesia se construye siempre con la fidelidad y el amor. El pueblo cristiano disminuye en número. Es verdad. Este hecho, sin embargo, no significa que disminuya en calidad e intensidad. Admiro a los mayores, algunos casi centenarios, que participan de la Eucaristía con admirable fidelidad; y me impresionan las lágrimas de quienes, por estar enfermos o impedidos, no pueden participar en la Eucaristía presencialmente, como he comprobado en la visita a sus domicilios. En alguna parroquia he quedado impactado por el cuidado de la liturgia, hecho con esmero y auténtica piedad. No todas las parroquias tienen coros, pero no han faltado los cantos para vivir la liturgia como auténtica fiesta.

            En las asambleas que he celebrado, se me ha interpelado sobre el futuro de las comunidades y del patrimonio de la Iglesia. Saben que hay escasez de vocaciones, carencia de sacerdotes, y también de recursos económicos para mantener tantos templos. Ante esta perspectiva de futuro nada esperanzadora, siempre respondo que la fe pervivirá en la medida en que los cristianos comprendan que es su mejor tesoro. Allí donde hay un cristiano de verdad subsiste la Iglesia de Cristo. Y esa presencia de Cristo vivo en los creyentes disipa cualquier duda sobre le pervivencia de la fe, como sabemos por la historia de la Iglesia. Hace poco tiempo el Papa Francisco, citando a Benedicto XVI, decía que el cristianismo del futuro será, al menos en Europa, más minoritario. Esas minorías, sin embargo, si viven intensamente la fe, serán esperanza de futuro y, bajo el poder del Espíritu, se convertirán en el nuevo «resto de Israel», o, como dice Jesús en el «pequeño rebaño» llamado a renovar el mundo.

            Como Obispo de Segovia, quiero dar gracias a Dios por todas y cada de las comunidades que he tenido el honor de visitar y conocer más profundamente. Son el pueblo fiel, libre de ideologías y planteamientos sofisticados, que viven su adhesión a Cristo y su pertenencia a la Iglesia con la clara conciencia de que Dios los ama y nunca los abandona a pesar de las dificultades. Doy gracias a Dios por todos los que aportan lo mejor de sí mismos a sus parroquias y las edifican con el testimonio diario de su entrega. No todo es perfecto, ciertamente. Dios cuenta con nuestra fragilidad y pecado. Pero no hay nada más hermoso que ver a un pueblo cristiano confiado en la presencia del Espíritu. Un pueblo que sabe trasformar su pobreza en riqueza para otros; su fragilidad en fortaleza; su pequeñez, en confianza en Dios.

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Nos encontramos en camino SINODAL, por este motivo la Delegación de Enseñanza ha elegido para este curso escolar 2021-22, como tema del concurso de dibujo “Caminamos en la Iglesia con Jesús”. Consideramos que ha sido una experiencia gratificante la de poder dar la oportunidad a los niños de expresar qué saben ellos de la Iglesia, cómo la sienten, a la vez de dar la oportunidad de crecer en la conciencia y el gozo de que forman, por el bautismo, parte de una gran familia, y que, como en toda familia, todos los miembros son importantes.

Por medio de su dibujos, han expresado cómo se sienten dentro de ella (feliz, triste, confiado, cansado, alegre, ilusionado, fastidiado...), y con sus explicaciones indicadas en la parte posterior han manifestado qué le pedirían a su familia, a su sacerdote, a su catequista o a su profesor de Religión para acercarse más a Jesús.

Los objetivos que desde la Delegación se han marcado han sido:

  1. Informar a nuestros niños y niñas que vamos a celebrar en la Iglesia un sínodo y la importancia que esto tiene.
  2. Enseñar qué significa Sinodalidad- Sínodo.
  3. Favorecer la creatividad y participación de los alumnos, en este momento de gracia para la Iglesia, según la realidad de su edad

Han participado los alumnos/as de Religión de colegios públicos de Segovia capital y provincia. Se han recibido más de mil dibujos, procedentes de los alumnos de edades comprendidas entre 3 y 12 años, alumnos de Infantil y Primaria.

El martes 21 de junio el Obispo de la Diócesis, D. César Franco Martínez, hizo entrega a los premiados, que citamos a continuación:

INFANTIL

1º PREMIO: Ainara 5 AÑOS, de CEIP “El mirador de la sierra”- Marugán

PRIMER PREMIO INFANTIL

2 PREMIO: Clara Valderrabano Martín 4 AÑOS, de CEIP “Marqués de Lozoya”- Torrecaballeros

SEGUNDO PREMIO INFANTIL

 

PRIMER CICLO (1º Y 2º PRIMARIA)

1º PREMIO, Adrián Arranz Leonor 2ºP, CEIP “Atalaya”- Palazuelos de Eresma

PRIMER PREMIO PRIMER CICLO

2 PREMIO, Adrián León Allas 2ºP, CEIP “Arcipreste de Hita” -El Espinar

SEGUNDO PREMIO PRIMER CICLO

 

SEGUNDO CICLO (3º Y 4º PRIMARIA)

1º PREMIO, Jorge del Barrio Amo 3ºP, CRA “El Encinar”- Otero de Herreros

PRIMER PREMIO SEGUNDO CICLO

2 PREMIO, Asier Pascual Santos 3ºP, CRA “El Pinar”-Navas de oro

SEGUNDO PREMIO SEGUNDO CICLO

 

TERCER CICLO (5º Y 6º PRIMARIA)

1º PREMIO, Saray María 6ºP, CEIP Arcipreste de Hita –El Espinar

PRIMER PREMIO TERCER CICLO

2 PREMIO, Paula Segovia Roldán 5ºP, CEIP El Peñascal

SEGUNDO PREMIO TERCER CICLO

 

Desde la Delegación diocesana agradecen a los profesores de Religión su labor docente y a todos los alumnos su participación y les animan a que sigan dibujando  no solo en papel, sino también con su vida, proclamando con ello la belleza del Evangelio de Jesús.

Es frecuente entre los cristianos que al escuchar la palabra «vocación» pensemos de inmediato en la llamada especial al sacerdocio, a las misiones o a la vida consagrada. Pocos piensan en la vida como vocación, o en la vocación a vivir, que es la primera de todas las vocaciones. La palabra «vocación» viene del latín vocare, que significa llamar. Dios llama al hombre cuando inicia su existencia en el seno materno. Es la primera y fundamental vocación: la llamada a la vida. Vivir con pleno sentido significa que el tiempo en este mundo es una gracia de Dios para desarrollar nuestra condición de personas. Todo hombre, sin excepción, es vocación. Y, al mismo tiempo, es misión porque no se concibe que Dios llame a alguien sin otorgarle una misión específica. Así lo dice el Papa Francisco: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. Allí aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás. Pero si uno separa la tarea por una parte y la propia privacidad por otra, todo se vuelve gris y estará permanentemente buscando reconocimientos o defendiendo sus propias necesidades» (EG 273).

            Vivir con esta intensidad del alma es la vocación que todo hombre y mujer recibe por el hecho de ser creado. Ese es nuestro destino. Con el bautismo, además, la vocación recibe un carácter cristológico: se trata de vivir en Cristo, como dice san Pablo. Esto configura la vida del bautizado de forma plena y total. Ser en Cristo y vivir en Cristo es la vocación del bautizado, que se convierte en testigo del Evangelio y de la vida nueva de la resurrección. A esto llamamos vocación laical (que viene de la palabra griega laos, pueblo), o secular (de seculum, siglo o mundo). En cuanto miembro del pueblo de Dios, el Papa dice: «La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme» (EG 273). Por lo que toca a vivir en el mundo, es obvio que sería una alienación desentenderse de él y de las tareas temporales que, como seglares, los cristianos deben realizar sin separar la vocación cristiana de la vida pública. 

            En este domingo, leemos relatos de vocación de personas que son escogidas para una radical entrega a Dios. El profeta Eliseo, discípulo de Elías, recibe la misión de continuar su tarea. En el Evangelio, varias personas se acercan a Jesús para seguirle con entrega total (cf. Lc 9,57-62). Las condiciones que pone Jesús pueden parecer exageradas, pero indican que, para seguirle, no basta sólo la propia voluntad, sino aceptar que es Cristo quien llama y elige a los quiere, no por sus méritos, sino por la elección del quien puede poner condiciones por ser Hijo de Dios. «No me habéis elegido a mí, dice Jesús, soy yo quien os he elegido». Hay que tener en cuenta que, si Jesús puede poner condiciones para el seguimiento radical, es porque también ofrece lo que ningún ser humano puede dar: la vida eterna. Si olvidamos esto, ni la vocación laical, ni la sacerdotal ni la de la vida consagrada tendrían pleno sentido. Dios, al crearnos, nos ha dado la libertad para aceptar o no su llamada, pero, si Dios es Dios y no puede dejar de serlo, es él quien pone las condiciones cuando llama. En este sentido no hay vocaciones de primera, de segunda o tercera categoría, porque quien reconoce la existencia de Dios, acepta su soberanía y entiende que la libertad consiste en amarle sobre todas las cosas.

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