Al estar ya jubilado con pequeñas variaciones excepto en lo referente al ocio fuera de casa y la limitación para viajar, así como la inexistencia de actos religiosos en la Semana Santa y fiestas en general.
La inexistencia de actos religiosos en la Parroquia en la Semana Santa, ha exigido participar más asiduamente en los celebrados a través de los medios, básicamente la TV. La Iglesia ha precisado adaptarse y comunicar con los fieles por otros medios.
En mis circunstancias personales ya no hay hijos en el hogar al ser independientes, pero se han intensificado las comunicaciones de todo tipo con todos ellos, así como con el resto de familiares y amigos.
En alguna medida la fe y la confianza en el Padre permite pensar que no te va a tocar o que en todo caso serás capaz de superarlo con su ayuda y la asistencia sanitaria que tantos esfuerzos realiza en estos momentos.
Es difícil anular esos sentimientos ante la intensiva información sobre fallecimientos y generalización de la enfermedad, sería necesaria una fe muy muy profunda para que sirviera como verdadera vacuna.
Por desgracia “ Nos acordamos de Santa Bárbara... cuando hay truenos”, creo que realmente somos, soy demasiado interesado.
Sin duda, pero habrá que ver si aprendemos la lección y sabemos cambiar de actitud.
Me temo que en poco tiempo la mayoría volvamos a nuestra actitud cerrada y personalista.
Creo que la Iglesia en sus diferentes estamentos, papal, diocesano, parroquial,... ha sabido acercarse a la cristiandad supliendo acertadamente la imposible presencia directa en los templos, a través de las diferentes formas de comunicación que permiten
las nuevas tecnologías, las redes sociales, etc.
“ Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mateo 25, 31-46)
Lo único que ha cambiado es socializar, estar con gente. Mi marido trabaja y tengo hijos escolares así que tenemos las mismas tareas pero en casa.
Yo creo que es un apoyo fundamental tanto para los confinados en casa como para los enfermos y familiares. Una guía y compañía.
En mi casa seguimos las mismas rutinas pero a través de las redes, ven misa, conociendo las fiestas litúrgicas y haciendo preguntas que intento resolver lo mejor posible.
La fe me ayuda a sentir menos miedo y a mantener la esperanza.
Creo que si tienes fe, sabes que no estás solo y eso es un alivio para todos, una seguridad frente a lo desconocido.
Sí, al tener menos focos de atención somos capaces de centrarnos más en mantener nuestro contacto con el Señor.
Sí, somos más conscientes del prójimo.
Por desgracia creo que mucha gente volverá a su vida anterior. Para otros esto marca un antes y un después.
Muy positivamente, a mí me ayuda, porque puedo acceder a la misa en cualquier momento y centrarme más. Así que la veo con los niños y la vuelvo a escuchar cuando estoy sola.
Pues sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción, daros un porvenir y una esperanza (Jr 29, 11).
Las derivaciones hacia el trabajo en residencias, en el acompañamiento a mayores en sus domicilios y el trabajo en el campo son las mas gestionadas.
Siguiendo con la línea para comunicar las acciones llevadas por Caritas Diocesana de Segovia en este mes de pandemia (16 de marzo a 22 de abril), toca ahora hablar del Programa de integración Sociolaboral.
Es indudable que en nuestra sociedad el empleo es el principal mecanismo de integración social. Este programa tiene por objetivo mejorar la empleabilidad y el acceso al mercado de trabajo, así como facilitar el mantenimiento y la calidad del empleo de la población, mediante el desarrollo de acciones integradas que faciliten la incorporación del colectivo de personas en riesgo de inclusión social en el mercado de trabajo en igualdad de condiciones. Las actuaciones a favor de la integración sociolaboral se consideran necesarias para promover las condiciones de igualdad de oportunidades de todos los individuos y eliminar los obstáculos que dificultan que esta igualdad sea real y efectiva. De este modo se facilitará la participación de todos en la vida política, económica, cultural y social. Dentro del colectivo de personas en riesgo de inclusión, determinados grupos presentan situaciones de mayor vulnerabilidad que hacen que sufran mayor riesgo de quedarse al margen del mercado laboral, presentando mayores tasas de riesgo de pobreza, y por tanto es a estos grupos a los que prioritariamente se dirigen las actuaciones de este proyecto. Cáritas Diocesana de Segovia, considera necesario poner en marcha actuaciones concretas que favorezcan la Integración Social de estos colectivos. El trabajo es una forma de participación en la producción social. Es un mecanismo de intercambio y de vinculación a la creación de valor y en este sentido es uno de los ejes básicos sobre los que se asienta la inclusión social. También el trabajo es un mecanismo de inclusión, ya que facilita el desarrollo de las relaciones y redes sociales, así como la participación en muchos otros aspectos que involucran el ejercicio de derechos de ciudadanía. Por ello queremos transmitir a la ciudadanía de Segovia la atención realizada desde el 15 de marzo al 22 de abril y con la que continuaremos haciendo hasta que esta pandemia concluya.
Acciones desde el 16 de marzo al 22 de abril .
Las acciones de orientación e intermediación laboral son cofinanciadas por la Junta de Castilla y León a través de la consejería de familia y las acciones formativas que a continuación detallamos lo son por el FSE a través de los programas operativos (POISES).
En el momento actual se están llevando a cabo las atenciones y entrevistas telefónicamente. Los interesados pueden mandar correo electrónico a Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. o Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. o llamar a los siguientes teléfonos 606 174 754 / 921 461 188 / 921 462 820
Cáritas Diocesana de Segovia recuerda que tiene abierta su Campaña ‘Cada gesto cuenta’ contra Covid19
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DONA en nuestros teléfonos 921 462 820 – 921 461 188 (Concepto Campaña COVID 19)
El día a día ha sido como un "tiempo sabático" transitorio que me ha regalado un mayor encuentro con Dios en la oración, unida en la distancia, a muchos hermanos y en especial a quienes atraviesan esta enfermedad.
Veo el papel de la Iglesia:
Participo en un proyecto de Catequesis Famililar, en el que los padres son los catequistas que inician y acompañan a sus hijos en la experiencia de "encuentro" con Jesús. Y creo que este tiempo ha sido "un tiempo favorable", porque familiarmente han podido explicar, compartir, llenar de gestos y de significado las celebraciones de Cuaresma y Pascua vividas desde casa.
La fe nos hace descubriri el verdadero rostro de Dios que está en nuestro interior. No nos hace las cosas más fáciles, el impacto exterior se sufre igual, pero la riqueza interior refuerza y ayuda a nuestra capacidad de resiliencia. No es una vacuna, es reconocerse acompañado, guiado, sostenido en su amor, en su fuerza, en su misericordia y en su promesa de vida.
Este tiempo de mayor silencio, de oración, de celebraciones seguidas desde casa, de relectura de la realidad que nos ocupa, es otro "tiempo favorable" para acoger la Palabra, para profundizar y para la Contemplación. Porque cuando faltan palabras, parece imposible lo que sucede, el dolor muerde o la tristeza de abraza, se albre el "CALLO Y CONTEMPLO". Y Dios entra, y Dios habla.
Está por ver. La crisis sanitaria dará paso a la socio económica que viene ya. Me gustaría pensar que seremos capaces de dar un paso más hacia la madurez humana, hacia la felicidad humana, que bien sabemos, no está en poseer (lo estamos experimentando), sino en ser con los demás. Y esto sería un paso de elefante. Este virus nos ha tocado y en parte desinstalado de nuestra vanidosa seguridad. Y sí, espero que podamos dar el primer paso para el cambio.
Estamos en tiempo de Pascua. En los orígnenes, la Iglesia crecía con las personas "contagiadas" del mensaje de "vida nueva" de Jesús que se les anunciaba. Ellos entendieron que su fe en el resucitado exigía cambios en su estilo y forma de vivir. Una nueva vida, no una quimera, sino realidad, que como grano de mostaza crece y crece según caminamos. Por eso creo posible que igual que ellos, todas las personas podremos caminar hacia esa nueva vida más plena. Y nosotros, llamados a ser testigos como aquellos primeros cristianos.
Ha ayudado en la nueva experiencia de iglesia doméstica, "en casa". Creo que el Triduo sin procesiones no ha generado falta de vivencia, sino mayor seguimiento de las Celebraciones y Viacrucis. Se ha mantenido conexión con grupo de jóvenes y niños de Catequesis en la distancia, positivamente. Asimismo, es positivo que, sin acudir a los medios, muchos grupos y comunidades han vivido, en comunión, desde la oración y escucha de la Palabra, este tiempo fuerte que ha supuesto la Pascua.
"Jesús en persona se acercó y se pueso a caminar con ellos. Pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: ¿qué conversación es la que lleváis por el camino? Ellos se detuvieron entristecidos (...) Y les explicó lo que decían de Él las Escrituras" (Lc 24, 15b-17a.27) Elijo esta cita porque Dios no deja que se destruya su fuerza salvadora y lo mismo que a los discípulos, se "acerca de puntillas" y camina junto a nosotros. Acompañará las semillas de vida nueva que vayamos sembrando.
Es difícil de resumir en pocas palabras. He pasado de estar casi todo el día fuera de casa a estar las 24 horas y con mi familia. Descanso más, cocino más, hablamos más, me ocupo de mi madre más, rezamos todos los días juntos…
Desde mi humilde punto de vista, la Iglesia sigue acompañando como siempre pero desde otro lugar físico y espiritual. Cuando antes íbamos a la Eucaristía dominical lo hacíamos presencialmente pero ahora participamos desde casa; cuando antes acudíamos a buscar a nuestro párroco, ahora lo llamamos por teléfono; cuando antes fallecían nuestros familiares, amigos o vecinos, íbamos al templo y al cementerio, pero ahora solo acompaña nuestro párroco. Cuando antes pedías ayuda acudiendo al templo o a la casa parroquial, ahora pides ayuda telefónicamente, Cáritas sigue estando ahora más que nunca. La Iglesia sigue dando la cara por todos, sigue acompañando a todos, sigue ayudando a todos pero desde casa. La Iglesia de antes sigue ahí, per ahora también tenemos y usamos la Iglesia doméstica.
Los padres deben ser en todo momento los principales educadores de la fe con su ejemplo y con sus palabras. Hoy al pasar más tiempo juntos, debemos repartirnos las tareas, los trabajos, las aficiones y por supuesto, el tiempo de orar juntos. A veces, los padres dejamos en manos de otras personas la Educación de nuestros hijos y durante este confinamientos estamos corrigiendo, modificando y mejorando esa actitud.
Mi fe es uno de mis pilares para la vida diaria. Durante este tiempo dedico más tiempo a rodearme de personas que me ayuden a aumentar mi fe. He aumentado mi tiempo de oración, comparto mi oración con otras personas, rezo por otras personas y pido ayuda para que recen por mi.
Uno de mis lemas en estos duros momentos es: AMA, RÍE, LLORA, VIVE Y REZA. Y sin olvidar que la fe es la esperanza para seguir adelante en estos días. Aunque a veces no resulta nada fácil consolar a enfermos (fallecidos) y a quienes los acompañan (familiares o personal). Hay personas que recurren a gente como nosotros que tenemos fe (aunque a veces sea pequeña o con dudas) para que les ayudemos o recemos por ellos.
Considero que busco más al Señor, intento acercarme más a Él, pero lo hago de forma un tanto egoísta y “llamando a la puerta” de otras personas que siento que están más cerca que yo. Durante este tiempo he entrado en el hogar de algunas hermanas y de algunos sacerdotes buscando ayuda y buscando paz.
Este periodo tan doloroso que estamos viviendo es para algo, es para algo bueno y es por algo: dejar de pensar tanto en nosotros mismos, pensar más en los demás, encontrar a Dios en el prójimo, ser mejores personas e incluso, para mejorar nuestro planeta, que Él creo con tanto amor.
Deseo creer que todos seremos mejores personas, será para nosotros mismos buenos y para todos los demás un paso adelante en el camino que cada uno estamos recorriendo y donde nos cruzaremos con muchos semejantes. Vivo día a día, vivo poco a poco, hoy es un hermoso día aunque haya nubarrones, aunque haya tormenta; cuando llega la noche doy gracias a Dios, pero no sé si habrá un nuevo amanecer para mí, por lo tanto, vivo hoy.
Para mí esta nueva evangelización ha sido totalmente positiva: vamos a Misa por facebook, rezamos vísperas en Cuenca o Ávila por youtube, participamos de la Vigilia Pascual en la catedral de Segovia por televisión…
Hay un horario muy amplio para asistir a los cultos que cada uno desee; en este mundo de la inmediatez podemos parar, reiniciar, escuchar, tener silencio, aprender…
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan.
El próximo domingo 3 de mayo es el IV domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor. Un año más, tiene lugar la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones -en su 57ª edición-, que en España se celebra junto a la Jornada de Vocaciones Nativas. Aunque en este año no sea posible celebrarlo en las parroquias de forma pública, los cristianos vuelven a estar llamados a rezar por todas las vocaciones de especial consagración en el mundo, para que el Señor siga llamando, y los jóvenes puedan decir sí a la llamada.
En estos días estamos viendo el gran papel que los sacerdotes, religiosos y consagrados están haciendo en esta situación extraordinaria de pandemia. La importancia de su presencia se ha visto subrayada en tantos testimonios de entrega y acompañamiento en nuestro país y en el mundo entero. Por ello, se ve la necesidad de rezar para que muchos jóvenes puedan seguir su ejemplo, y escuchar la voz de Dios.
La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, y la Jornada de Vocaciones Nativas es convocada de forma conjunta por cuatro grandes instituciones eclesiales, que representan la diversidad y riqueza de las vocaciones de especial consagración: la Conferencia Episcopal Española (CEE), la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS) y Obras Misionales Pontificias (OMP). El lema de este año es “Jesús vive y te quiere vivo”.
Todos los cristianos están llamados a seguir a Cristo, pero hay algunas personas que son llamados a seguirle de una forma particular, a través de una consagración. Dentro de estas vocaciones, hay una gran diversidad: sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas de vida activa y contemplativa; y consagrados y consagradas de institutos seculares. Este domingo, la Iglesia invita a rezar por ellos, y por tantos jóvenes que están sintiendo la llamada vocacional en cualquiera de estas formas.
La jornada invita también a levantar la vista, y rezar por tantos jóvenes que están siendo llamados por Dios a seguirle en los territorios de misión. Son las llamadas Vocaciones Nativas. Este domingo, la Iglesia invita a rezar por ellos, para que asuman el relevo de los misioneros, y mantengan viva la llama del Evangelio en sus países y culturas. Y además, se pide la colaboración económica, para que ninguna de esas vocaciones se pierda por falta de medios, y poder ayudar a uno de cada tres seminaristas del mundo.
Para poder celebrar esta Jornada, CEE, CONFER, CEDIS y OMP proponen como cada año materiales comunes (recogidos en la web de la CEE y en la de OMP). Por otro lado, han lanzado varias iniciativas conjuntas. El miércoles 29, a las 12:00, se presentará a través de Youtube, la canción oficial de la Jornada, “Jesús vive y me quiere vivo”. Compuesta e interpretada por Chito Morales -perteneciente al grupo musical “Brotes de Olivo”-, es una invitación a seguir a Cristo para dar luz a los demás.
Además, en el canal de Youtube que se ha abierto para esta Jornada ‘Jesús vive y te quiere vivo’, se han publicado 9 entrevistas hechas en estos días, que recogen testimonios de personas que han sentido la llamada vocacional de especial consagración, en sus múltiples formas.
La Misa de La 2 de TVE se retransmitirá desde la Conferencia Episcopal, como viene siendo habitual en este tiempo de pandemia, y será presidida por Mons. Jesús Vidal Chamorro, Obispo Auxiliar de Madrid y Presidente del Subcomisión de Seminarios de la CEE. En ella se rezará especialmente por las vocaciones de especial consagración en España y en los países de misión.
Cambio sustancial en cuanto a hábitos y emocionalmente. Menos tiempo para el trabajo (nada) y más tiempo para otras cosas. Pero especialmente ha sido importante para mí para darme cuenta del valor de las cosas pequeñas y cotidianas del día a día a la que apenas dábamos valor y ahora nos parece que ese café compartido, ese abrazo, ese caminar juntos…son en parte la esencia de vida.
Creo que al principio le ha pasado como a todos, no nos lo creíamos y por lo tanto estuvimos en una cierta inopia sin preparar el camino. Una vez concienciados la Iglesia se está mostrando como lo que es: una institución solidaria (Cáritas, capellanes de hospitales y cementerios, voluntarios…) abierta al mundo y mostrando su acercamiento al hermano que lo necesita. Creo que la tecnología ha ayudado mucho a que la Iglesia ofrezca lo mejor de sí misma ofreciendo su servicio a través de estos medios lo que nos está ayudando a sobrellevarlo mejor.
Ya no estoy directamente implicado porque son ya mayores y tienen otras residencias, pero creo que este confinamiento puede aprovecharse de forma muy interesante para estar más con los hijos, dialogar sobre sus problemas, y efectivamente trasmitir la fe en la que creemos con vivencias muy cercanas de dolor, del sufrimiento… y cómo la fe nos ayuda a sobrellevarlo mucho mejor. Y con la fe la esperanza.
Habría que comenzar diciendo que sin fe tienen que ser muy difícil estos momentos. La fe nos da la esperanza y la fuerza necesaria para tener algo a lo que asirnos en tiempos de penumbra. La fe ha de ser el motor de nuestra vida que nos lleva más directamente a ver el final de túnel y sentirnos más cercanos a todos.
La impotencia y el miedo son sentimientos humanos que, en mayor o menor medida, todos tenemos. La fe ha de ayudarnos a mitigarlos, sobre todo porque la fe nos lleva a la esperanza y la esperanza a la salvación.
Evidentemente. Aquí habría que aplicar un poco lo de “nos acordamos de santa Bárbara cuando truena”. Pero eso es humano. Lo importante es que la fe, aunque en estos tiempos sea un asidero muy importante, sea algo prioritario y esencial en nuestra vida. Yo creo que cuando esto acabe la fe de muchas personas se va a vivir de diferente manera y va a ganar en fortaleza.
Totalmente. No tengo ninguna duda de que quien más quien menos dejará de pensar que las personas estamos por encima de todo y podemos con todo. La persona es un ser tal y como es, y que necesita del apoyo y el hermanamiento con todos los demás para construir un mundo mejor y afrontar estos casos desde un punto de vista más comunitario. La fe es esencial para trasmitir esto.
Sí lo creo y sí lo quiero. Está pandemia va a dejar mucho sufrimiento y dolor como para que pase como si nada hubiera pasado. Ya me conformaría con que mucha gente empezase a valorar las cosas pequeñas que son la esencia de la vida: la familia, los amigos, los ancianos a los que tanto debemos… Dar importancia a lo cotidiano y todo eso nos llevará, sin duda, a ser mejores personas.
Ya lo he contestado antes un poco. Me parece de capital importancia: esencial. Los misas retransmitidas desde la catedral con nuestro obispo en Semana Santa me parecen un acierto importante y nos han ayudado a sentirnos comunidad cristiana en la distancia. La cadena TRECE, las misas del Papa, las páginas WEB, los curas que se han dirigido a sus feligreses a través de redes sociales… eso es lo que necesitamos que la Iglesia este siempre de forma directa o indirecta, pero que est ahí siempre en la brecha.
Mat 28, 29 “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”.
El cambio en un jubilado no es muy notable. Se reduce a más tiempo (todo), en casa y siguiendo la práctica religiosa por los medios de comunicación.
El papel de la Iglesia está siendo dignísimo procurando, y consiguiendo, estar cerca del más necesitado en todos los órdenes.
En un jubilado y mi esposa, con hijos mayores y fuera del hogar, el papel de educadores, apenas, nos corresponde. Sin embargo nuestra disponibilidad de ayuda, de cualquier tipo, sobre todo hacia la atención a los nietos, es total y a ella acuden.
Para dar un sentido de creyente comprometido, con los problemas que surgen, es fundamental tener una experiencia de vivir la fe en las “duras” y en las “maduras” que la vida proporciona. Es muy difícil improvisar una vida de creyente, solo, para momentos de apuro.
El testimonio de los que queremos vivir la Fe en Jesucristo, debe ser lo suficientemente seductor, por convincente y auténtico, que los demás quieran asumir un estilo de vida semejante, donde lo que prima es la aceptación y vivencia, sin miedos y con alegría contagiosa, del Evangelio. Así la fe vivida SI puede ser una “vacuna”; porque nuestro modelo será Cristo, que está por encima de cualquier circunstancia o moda que puede surgir.
La relación más auténtica con el Señor, es “con” y “ en” la Comunidad, donde Él se hace presente real y verdaderamente, y en la recepción de Lo que estamos viviendo, es “sólo” una emergencia obligada.
Veremos cómo nos comportamos cuando se recupere la normalidad. Creo que habrá un antes y un después de esta crisis. Ojala sepamos estar a la escucha y hagamos un después siendo más solidarios y menos materialistas.
Seguramente se suscitarán cambios y haremos una sociedad más preocupada por lo que, realmente, es trascendente-.
Creo, sinceramente, que la Iglesia está donde debía a través de los medios, y por la disponibilidad del clero, de personas consagradas y muchos laicos.
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva por la Resurrección. ( 1. Pedro. 1, 3)”
Queridos hermanos y hermanas:
Se aproxima el mes de mayo, en el que el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María. En este mes, es tradición rezar el Rosario en casa, con la familia. Las restricciones de la pandemia nos han “obligado” a valorizar esta dimensión doméstica, también desde un punto de vista espiritual.
Por eso, he pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez; y es fácil encontrar, incluso en internet, buenos esquemas de oración para seguir.
Además, les ofrezco dos textos de oraciones a la Virgen que pueden recitar al final del Rosario, y que yo mismo diré durante el mes de mayo, unido espiritualmente a ustedes. Los adjunto a esta carta para que estén a disposición de todos.
Queridos hermanos y hermanas: Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por ustedes, especialmente por los que más sufren, y ustedes, por favor, recen por mí. Les agradezco y los bendigo de corazón.
Roma, San Juan de Letrán, 25 de abril de 2020
Fiesta de san Marcos, evangelista
Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios».
En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.