Cuando Jesús dice que «ningún profeta es aceptado en su pueblo» sintetiza en gran medida la historia de Israel, que rechazó a grandes profetas, como Isaías, Jeremías, Juan Bautista. Acercándose a su destino último, Jesús exclamó ante la vista de la ciudad santa: «Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas…