Secretariado de Medios

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El lunes 12 de febrero la Librería Diocesana acoge la presentación de su propuesta editorial «Religiosidad popular. Lugar teológico para la nueva evangelización»

 

El jesuita Daniel Cuesta publica un nuevo libro con Sal Terrae:  «Religiosidad popular, lugar teológico para la nueva evangelización» donde reflexiona sobre la dignidad teológica de la que goza la expresión de fe popular y ofrece las claves para poder vivir y acompañar pastoralmente. El título hace suyas las palabras del papa Francisco en la Exhortación Evangelii gaudium: «La religiosidad popular es un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización» (n. 126). A lo largo del libro, desgrana esta realidad eclesial con el fin de que sea «plenamente valorada, acogida, catequizada», como destaca en el prólogo el rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma, el sacerdote valenciano José Jaime Brosel Gavilá.

Daniel Cuesta escribe este libro después de su formación en Historia del Arte, Humanidades y Teología publicando diferentes artículos y libros relacionados con la pastoral, el arte y la Semana Santa. Los libros de la editorial Mensajero La procesión va por dentro y Luces y sombras de la religiosidad popular son fruto de todo este trabajo académico y vivencial. En este último libro su acercamiento y su reflexión en torno a la religiosidad popular contiene un acercamiento desde «la cabeza (gracias a su importante bagaje intelectual), el corazón (pues se adentró en ella desde su infancia, de la mano de sus mayores) y el espíritu (pues este ámbito ha sido de gran importancia en su personal vivencia de fe)». No es solo reflexión, sino que encuentra palabras para «escuchar el corazón de nuestro pueblo y, en el mismo acto, el corazón de Dios», como decía el papa Francisco.

            Parte de que en la entraña de la religiosidad popular hay mucho más que folclore o cultura, o una búsqueda de unos orígenes o de una pertenencia local en medio de un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. «Podemos encontrar tanto el deseo de revelación de un Dios que busca comunicarse con el hombre, como la búsqueda de la trascendencia, de lo religioso y, en definitiva, del Dios de Jesucristo, por parte de quienes viven en un ambiente más o menos secularizado y, por qué no decirlo, también de nosotros mismos».

 

El autor

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Daniel Cuesta Gómez, SJ (Segovia, 1987) es jesuita y cofrade. Desde su formación en Historia del Arte, Humanidades y Teología trabaja en pastoral juvenil y también ha publicado diferentes artículos y libros relacionados con el mundo de la pastoral, el arte y la Semana Santa, entre los que destacan Passionis imago (Universidad Pontificia de Salamanca, 2016), Los evangelios apócrifos en la Semana Santa de Sevilla (Ediciones Alfar, 2019); La «Esencia», lo castellano y lo andaluz en nuestra Semana Santa (Diputación Provincial de Segovia, 2019); La procesión va por dentro (Mensajero, 2019) y Luces y sombras de la religiosidad popular (Mensajero, 2021).

Existe una costumbre en la ciudad de Segovia que pasa desapercibida para la mayoría de la población, pero que los vecinos de El Salvador conocen muy bien: el reparto del Pan de las Candelas el día 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor. Todos los feligreses saben que su origen es muy antiguo y que hasta hace sólo unas décadas, de lo que se trataba era de repartir pan a los pobres en este día. Algunos de los parroquianos con más años felizmente cumplidos (como la señora Martina, informante entusiasta) aún lo recuerdan: en la posguerra, las familias más necesitadas del barrio acudían a la iglesia y, al menos ese día, podían comer con una sonrisa sabiéndose valoradas aunque no fuera más que por el cumplimiento de una tradición.

                Efectivamente, ésta proviene de antiguo, del año 1539 (dentro de muy poco se cumplirá el V centenario, por cierto: estemos atentos a ello). En aquel entonces, una pía señora del barrio, doña María Álvarez Temporal, devota de la fiesta de la «Purificación de la Virgen María», que así se denominaba entonces la fiesta del 2 de febrero, estableció en su testamento, entre otros, dos puntos muy concretos: por un lado, «que se haga y funde una capellania en la dicha yglesia de señor sant salvador… con quince mill maravedis de censo o rrenta segura y treinta fanegas de pan mitad trigo y cebada…» y, por otro, que es el que más nos concierne, «que el dicho dia de la purificacion de nuestra señora… se den de limosna quince fanegas de trigo a pobres necesitados e parientes mios o del dicho mi marido si los obiere desta Ciudad…».

 

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La obligación de la capellanía sufrió distintos avatares con el tiempo, las fanegas físicas entregadas a la parroquia se trocaron en dinero en efectivo en un momento dado, pero jamás dejó de repartirse pan a los pobres en El Salvador. Todo un logro, todo un gesto, todo un orgullo para la parroquia.

                Hasta que a mediados del pasado siglo XX, esta edificante historia pudo tener un abrupto final. Gracias a Dios, no fue así. El 15 de junio de 1953, a petición de don José Luis de Porras e Isla Fernández, Marqués del Arco, el Obispo de Segovia, don Daniel Llorente, redime a los herederos y descendientes de aquella María Álvarez Temporal «de la carga de la Fundación denominada EL PAN DE LAS CANDELAS, instituida a favor de los pobres de la parroquia de El Salvador… para lo cual ha ingresado en las Arcas Diocesanas, dicho Sr. Marqués, la cantidad de VEINTICINCO MIL PESETAS NOMINALES…». Fin de la benemérita y caritativa fundación ¿Qué ocurriría a partir de entonces? Pues otro logro, otro gesto de la parroquia: sin necesidad de obligación alguna ni forzados por el cumplimiento de antiguas cargas, la parroquia siguió repartiendo pan entre los vecinos. Y lo que fue un acto de caridad para cubrir una necesidad de los llamados antiguamente «pobres vergonzantes», se trocó en un reparto para todos, en una celebración festiva cargada de simbolismo.

 

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                En esta segunda parte de la historia, hay que destacar un nombre y un hombre que los vecinos recuerdan muy bien: el de don Desiderio Arranz Santos, párroco de El Salvador entre 1989 y 2006 que, en su labor pastoral cargada de cariño, revitalizó esta y otras costumbres dando vida al barrio. El pan era encargado y repartido a todo el que ese día traspasaba las puertas del templo, vecino o no, para participar de la costumbre. Y fuera de éstas también, que luego se encargaba él de llevar pan de las Candelas a las Hermanitas de los Pobres, las Agustinas de Santa Rita y a los Bomberos de Segovia que ese día se hallaban de guardia, vecinos todos ilustres del que fuera ilustrísimo e industrioso barrio de la ciudad.

                Esta pequeña historia del pan compartido en mitad del invierno tiene varias lecturas, todas llenas de valor. Y de emoción. En primer lugar, el valor propio de ser una manifestación histórica, tradicional y específica de la ciudad de Segovia. Es posible que exista o haya existido una costumbre similar en esta fecha concreta de la Candelaria en otros lugares de la diócesis. Lo desconocemos, al igual que las diversas fuentes consultadas. En el resto de España, tampoco parece existir nada muy concreto y evidente. En internet aparece inmediatamente una referencia homónima, el Pan de las Candelas de Cacabelos, en León, pero el concepto es muy distinto: los vecinos acuden con panes propios para que sean bendecidos en una ermita dedicada a la Virgen de las Angustias. Nada que ver, por tanto, en cuanto a origen y significación.

 

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Así que, salvo mejor opinión —estos párrafos ni son ni quieren ser un estudio completo sobre historia ni etnografía— parece que estamos ante otro de esos casos que nos son tan queridos en esta tierra de una especificidad muy, muy particular en lo tocante a tradiciones religiosas de la ciudad de Segovia. Recordamos otras, ¿verdad? Efectivamente: la Catorcena de Segovia y la «misa de privilegio», esa misa y ese nombre que nadie entiende fuera de los límites de la ciudad. Bueno, pues ahora, casi sin temor a equivocarnos, podemos añadir, y muy orgullosos, por cierto, una tercera: el Pan de las Candelas de El Salvador.

Pero es que además, esta fiesta —así podríamos llamarla— tiene un valor pastoral y simbólico que merece la pena considerar. Aunque ahora ya no hay pobres como antiguamente a los que socorrer de aquellas maneras (hay otras necesidades que se atienden por otros cauces), el gesto que hoy encabeza José Antonio Serrano como párroco de El Salvador expresa la necesidad y la obligación de compartir que tiene la Iglesia y la sociedad: compartamos lo que tenemos, demos lo que recibimos. Y celebrémoslo juntos. Todos estamos necesitados de pan; todos, en el fondo, somos unos menesterosos de alimento físico, emocional y espiritual. Y todos formamos una comunidad: una comunidad vecinal, social y, el que así lo desea, una comunidad creyente en torno al Señor y su misterio eucarístico (otro Pan compartido). Una comunidad que se necesita para alimentarse mutuamente y seguir creciendo, a pesar de las fuerzas polarizadoras e individualizadoras del mundo actual.

El pan, por último, como alimento básico, nos habla de sencillez y de igualdad: el pan nos hace iguales, porque como iguales andamos necesitados de las mismas cosas. Por eso el gesto de compartir un modesto bollo de pan una mañana de invierno nos hace ser conscientes de nuestra modestia, de nuestra pequeñez. Compartirlo nos hace más humanos, nos hace hermanos... Quizá el celebrar todo esto el día de la Presentación del Señor, el día de la Candelaria, donde la luz es protagonista, no sea casual: la Providencia tiene estas cosas… Esa luz de las candelas bien puede ser un reflejo de la Luz que hace poco más de un mes adorábamos en un pesebre. Esa Luz que sólo vieron los pastores y que los movió a presentar y a compartir su pan con Aquél que quiso hacerse uno como ellos, alguien humilde, conocedor y necesitado de todo lo que es humano. Quizá, ojalá sea así, este Pan de las Candelas nos haga comprender que, en esta vida, todos somos pastores y no reyes.

David San Juan

A tenor de los últimas informaciones, la Delegación de Patrimonio del Obispado de Segovia quiere aclarar que no ha desautorizado, ni impedido, la procesión del Ecce Homo de José Rius en la Semana Santa de este 2024. Esta Delegación, en virtud de sus funciones, y cumpliendo escrupulosamente su cometido de proteger y conservar el patrimonio cultural diocesano —y de acuerdo con el protocolo seguido por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León—, ha velado por que esta imagen, con patologías estructurales internas, no sufra daños irreversibles.

            Por todo ello, conocida la noticia de la concesión de autorización del Cabildo Catedral para procesionar la imagen, a finales de octubre, la Delegación de Patrimonio emitió un informe a la S.I. Catedral en el que se especificaban las patologías de la talla, y los riesgos que podría sufrir, en caso de procesionar. Dicho informe iba acompañado de otro, emitido por una restauradora independiente y con experiencia acreditada, que formuló las mismas patologías y confirmó el alto riesgo de procesionar con esta imagen.

            Con estos informes, posteriormente la Catedral de Segovia, con buen criterio, retiró la concesión de la autorización a la parroquia y la Cofradía de la Virgen del Rosario y “paso” de La Oración en el Huerto de San Lorenzo.

            La Delegación de Patrimonio lamenta que la ilusión de los cofrades haya quedado defraudada. No obstante, la finalidad de las acciones realizadas ha sido, en todo momento, garantizar la conservación del rico patrimonio cultural y religioso de la Diócesis, que es el de todos.

            Cabe recordar que la imagen está expuesta a la devoción de segovianos y visitantes a lo largo de todo el año en la Capilla de San Ildefonso de la Catedral de Segovia.

Martes, 30 Enero 2024 12:17

REVISTA DIOCESANA FEBRERO 2024

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«San Juan Bautista», «Virgen con niño» y «La Anunciación» ya están de vuelta en la Iglesia de la Trinidad.
 
Las tres pinturas, dos sobre lienzo («La Anunciación» y «San Juan Bautista») y una sobre tabla («Virgen con el Niño»), han sido sometidas a unos trabajos de restauración delicados y complejos para revertir, en la medida de lo posible, las graves patologías provocadas por el incendio. En especial en el de san Juan Bautista, situado sobre el foco del incendio y cuyo marco ha tenido que ser reemplazado por uno nuevo de similares características.
 
Durante todo este tiempo, han sido restauradas en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas. Un largo y laborioso proceso debido a las patologías presentes en las obras a causa del incendio.
 
El calor, el humo y el hollín depositado por el incendio han provocado reacciones químicas en los componentes de la la capa pictórica, provocando alteraciones irreversibles. No obstante, el resultado de la restauración ha sido mejor de lo esperado.
 
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Desde la Diócesis agradecemos el trabajo y dedicación de todo el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León, que han ejecutado los trabajos; así como a la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte y a la Delegación Territorial de Segovia, con su Servicio Territorial de Cultura y Turismo, por haberse ofrecido a restaurar las pinturas.
 
Igualmente, agradecer a la parroquia que, no con poco esfuerzo ha asumido el seguro clavo a clavo para el traslado y estancia de las pinturas en el centro de restauración, así como el transporte de las pinturas.

El Secretariado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Segovia pone en marcha un nuevo canal de comunicación a través de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp. Con ello, se busca facilitar el acceso a la información y el conocimiento de la actualidad de la Iglesia diocesana directamente en el teléfono móvil.

            Con esta nueva herramienta, la Diócesis continúa el camino de renovación en el ámbito comunicativo, poniendo al servicio de los segovianos una nueva vía de comunicación atendiendo a la realidad poblacional y las exigencias del entorno multimedia.

            De esta forma, este nuevo canal de difusión nace con una doble finalidad:

  • Por una parte, recibir información. Toda aquella persona que se dé de alta en el canal recibirá un proverbio diario, noticias destacadas, agenda, la revista diocesana «Iglesia en Segovia», ...
  • Por otra, enviar información. Las personas que formen parte de este canal también podrán enviar textos e imágenes de celebraciones o acontecimientos especiales de sus parroquias, grupos de oración,... para su publicación en las redes sociales y/o página web de la Diócesis.

Las personas que estén interesadas en darse de alta en este nuevo servicio entrarán a formar parte de una lista de difusión (no de un grupo). Lo más importante de esto es la seguridad: los destinatarios no sabrán a quién más se ha enviado la información y, por tanto, no se pueden comunicar entre ellas sino solamente con el emisor, preservándose así la privacidad de los números.

Para poder darse de alta hay que añadir el número 689 680 416 a los contactos de móvil y enviar un WhatsApp con la palabra ‘ALTA’, seguida del nombre y apellidos. La suscripción podrá cancelarse en cualquier momento, enviando un WhatsApp con la palabra ‘BAJA’, seguida del nombre y apellidos.

Una vez concluido el tiempo de Navidad, la Iglesia inicia el llamado Tiempo Ordinario, que recorre los misterios de la vida de Cristo, empezando por una acción de especial trascendencia: la llamada de los apóstoles. En el Evangelio de hoy se narra la llamada de los tres primeros: Juan (que no se nombra a sí mismo), Andrés y Pedro. Cuando Juan y Andrés oyen decir al Bautista que Jesús es el Cordero de Dios, comienzan a ir tras él. Este se vuelve y les pregunta: «¿Qué buscáis?». Sorprendidos quizás por esta pregunta, le dijeron: «Maestro, ¿dónde vives?». Jesús les responde: «Venid y lo veréis». Y, según dice el evangelista, pasaron con él aquel día.

            Este encuentro en apariencia fortuito encierra la experiencia más universal del encuentro con Cristo: estar junto a él viendo dónde y cómo vive. No se trata sin más de las aspectos más elementales de su vida, sobre cómo era su vivienda, sus enseres y su modo de vivir. Estar junto a él supuso para los primeros discípulos el conocimiento de su mundo interior, su misión y sus planes apostólicos. Solo así se comprende, que cuando Andrés se encuentre con su hermano Simón, al que Jesús llamará Pedro, le diga entusiasmado: «Hemos encontrado al Mesías». Y comienza así una serie de encuentros con otros apóstoles que terminarán formando parte del número de los Doce. En realidad, la Iglesia empieza a existir como tal comunidad con este grupo que son las columnas de la tradición y de la fe.

            Esta experiencia del encuentro con Cristo es, como decía, el paradigma universal del discipulado. Se comienza a ser discípulo permaneciendo junto a Cristo, participando de su vida. Sin esta experiencia primera, la fe carece de sólido fundamento. Estar con Cristo provoca el conocimiento, el amor y el deseo de darlo a conocer a los demás, como hicieron los primeros apóstoles. Una prueba clara de la consistencia y autenticidad de la fe es si deseamos que otros conozcan a Cristo y participen de la alegría de la salvación que nos ofrece. Esto quiere decir el Concilio Vaticano II cuando afirma que la vocación cristiana es, por su misma naturaleza, «vocación al apostolado» (AA 2). Cuando hablamos de apostolado, nos referimos a lo que nos viene de los apóstoles, de su propia misión.

            Esta misión abarca toda la vida y todas sus dimensiones. No se es apóstol a ratos perdidos, ni en momentos determinados cuando realizamos una tarea eclesial. Se es apóstol siempre y en todo lugar. Aprovechar las oportunidad de dar testimonio de Cristo es el sexto sentido de quien ha tenido una genuina experiencia de fe. Esto no significa sermonear ni mucho menos imponer nuestras convicciones. Se trata de dejar fluir de lo más íntimo de nuestra conciencia la certeza de que Cristo es el Salvador que ha venido a dar sentido a nuestra vida y abrirnos a la experiencia de la paternidad de Dios y de la fraternidad entre los hombres. El apostolado es la comunicación espontánea de la fe que profesamos y que se convierte en testimonio ante los demás.

            Es imposible hacer esto sin «permanecer con Él», con Jesús, como se dice de los primeros apóstoles. Esta permanencia vital y afectiva exige tiempo, dedicación, interés. Son los ingredientes del cultivo de una amistad que crece más y más. Es frecuente ideologizar el cristianismo convirtiéndole en una serie de eslóganes que prescinden del trato frecuente y afectivo con Cristo. Como decía san Juan de la Cruz esto es andarse por las ramas. Cuando Jesús tiene que explicar en qué consiste la relación con él utiliza la imagen de la vid y los sarmientos entre los que fluye la misma savia. Solo así se da la comunicación de la Vida que Jesús nos trae del Padre y que sostiene a la Iglesia como Cuerpo suyo, del que nosotros, somos sus miembros santos.

FIRMA DIGITAL OBISPO recortada

Viernes, 22 Diciembre 2023 11:08

REVISTA DIOCESANA ENERO 2024

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El Obispo de Segovia hace balance del año 2023, tras la presentación de su renuncia al Papa, en el tradicional encuentro navideño con los medios de comunicación presentes en nuestra Diócesis

 

Como ya es habitual, previo al tiempo de Navidad, el Obispo de Segovia, monseñor César Franco Martínez, ha mantenido esta mañana un encuentro con los medios de comunicación en el que ha hecho balance de lo que ha sido este año 2023 en la Diócesis de la que es pastor.

            Don César ha recordado, como uno de los acontecimientos más gozosos de este año, la Ordenación de Diácono de Alberto Janusz Kasprzykowski. Aunque es labor del diácono servir a su obispo, Alberto lo está haciendo desde Roma, donde fue enviado a estudiar para, en un futuro cercano, servir mejor a su Diócesis.

            Igualmente, el obispo ha querido remarcar su visita pastoral al Arciprestazgo Ayllón-Riaza, donde pudo conocer la realidad y las necesidades de los pueblos del nordeste de la provincia, aquellos más envejecidos y con menos población residente.

            En cuanto al patrimonio, don César ha subrayado la reapertura del Palacio Episcopal, gestionado por el Cabildo Catedral, como un hito importante para tener en cuenta, puesto que alberga el museo diocesano con piezas únicas y permite, asimismo, visitar las salas nobles, «curiosamente, lo que más le gusta a la gente», ha agregado. De otra parte, el prelado ha puesto en valor el esfuerzo y generosidad de los feligreses, gracias al que es posible la restauración de las iglesias y lo que en ellas se custodia. Además, ha puesto en valor la rehabilitación de la torre de la iglesia de San Martín de la localidad o la restauración del Camarín de la Virgen de La Fuencisla. En este punto, ha recordado que, durante la inauguración de esta restauración, él mismo donó al santuario el báculo abacial que recibió de la Abadesa Cisterciense de San Vicente el Real cuando la comunidad salió de Segovia.

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            Monseñor Franco ha querido resaltar también lo que los jóvenes de la Diócesis vivieron en Lisboa el pasado verano, cuando tuvo lugar la Jornada Mundial de la Juventud.

Él mismo acompañó a la expedición diocesana y fue testigo del ardor espiritual compartido por un millón y medio de jóvenes llegados a Portugal desde todos los rincones del mundo. Aquí ha agregado que la formación juvenil y adolescente en nuestra Diócesis continúa más activa y proactiva que nunca, alentada por el proyecto Lifeteen.

            Don César se ha referido al reciente encuentro de los obispos españoles con el papa Francisco en Roma, en el que hablaron sobre Seminarios y vocaciones, para alegrarse por los dos seminaristas que nuestra Diócesis tiene este año estudiando en el Teologado de Ávila en Salamanca: Antonio, joven que proviene del Seminario Menor en Familia; y David, un matemático de “vocación tardía”.

            El obispo ha querido hacer también un repaso por los últimos nombramientos en Librería Diocesana, Apostolado Seglar y Patrimonio, remarcando que ha puesto al frente de las tres entidades diocesanas a tres seglares. Y ha concluido su balance recordando el Centenario de la Coronación de la Virgen de La Aparecida y los 400 años de la aparición de la imagen en Valverde del Majano, lamentando que no se hubiera celebrado un año jubilar en torno a este acontecimiento.

            Finalmente, don César ha concluido destacando que la Iglesia diocesana continúa estando al lado de los segovianos en lo que es «una imagen no estética, sino real, de acompañamiento». Igualmente, ha remarcado que la Diócesis está abierta a todos: «a quienes buscan respuestas, a los que son indiferentes, a los creyentes con dudas,... a todos».

A disposición

En conversación posterior con los medios de comunicación, la pregunta era obligada, puesto que el pasado sábado don César cumplió 75 años, la edad que marca el Código de Derecho Canónico para presentar su renuncia. Y así lo ha cumplido el obispo. Aquí, don César ha leído el canon 401 § 1. en el que se justifica la presentación de esta renuncia.

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            No obstante, don César ha remarcado que «he renunciado pero sigo siendo Obispo con toda la plenitud». En este punto, ha querido detallar el proceso que puede surgir a partir de ahora. Es decir, que en el momento en que el papa Francisco acepte su renuncia, puede nombrarlo Administrador Apostólico hasta la toma de posesión del nuevo prelado. Momento en que don César pasaría a ser Obispo emérito de nuestra Diócesis.

            Monseñor Franco ha asegurado que, cuando ese momento llegue, regresará a Madrid, su ciudad natal, pues es allí donde mantiene la familia que le queda y su círculo cercano de amigos. «Lo mejor es desaparecer, no en el sentido literal, siempre he pensado, y así nos lo enseñaban de sacerdotes, que cuando un obispo deja de regir una Diócesis, debe dar un paso a un lado».

            Hasta que ese momento llegue, don César mantendrá su agenda abierta a los compromisos existentes y los que estén por llegar, «la vida sigue normal, estoy a disposición de lo que la Diócesis necesite», ha subrayado.

            Después de hacer un repaso por el Sistema de Cumplimiento Normativo Penal (Compliance) puesto en marcha en la Diócesis, y desgranar el contenido de su poemario «Visiones», —recientemente galardonado con el XLIII Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo—, el Obispo de Segovia se ha referido al actual contexto socio-político para apelar a la concordia, la ética y la justicia social frente a la división y la crispación. En este sentido, ha mostrado su preocupación, como la del resto de ciudadanos, porque, «es grave que, después de lo que ha costado vivir en democracia, se ponga en peligro la convivencia social».

            Por último, don César ha concluido pidiendo al nuevo año «que se superen las tensiones y que sepamos llevar a los demás nuestra fe», y ha felicitado la Navidad a todos los segovianos, pidiéndonos que dejemos entrar al Niño que está por nacer y hagamos de nuestros hogares un verdadero belén.

El poemario 'Visiones', del nuestro obispo, Mons. César Franco Martínez, ha obtenido el XLIII Premio Mundial 'Fernando Rielo' de Poesía Mística, con una dotación de 7.000 €, la edición de la obra y una medalla conmemorativa. La obra ha sido seleccionada de entre 268 poemarios procedentes de 22 países.

El acto, presidido por el Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), Santiago García-Jalón de la Lama, ha contado con la intervención del presidente de la Fundación Fernando Rielo y del Premio, Luis Casasús Latorre; el secretario Permanente del Premio, José María López Sevillano; el crítico literario y filólogo, David Gregory Murray; la escritora Isabel Bernardo Fernández, y el poeta Miguel de Santiago Rodríguez.

El presidente de la Fundación Fernando Rielo, P. Luis Casasús Latorre en su mensaje dirigido a todos los asistentes ha señalado que “este Premio nos ayuda a descubrir a los poetas místicos de hoy. Nuestra sociedad tiene necesidad del poeta místico; esa persona que tiene necesidad de elevar la experiencia de Dios a arte. La espiritualidad del futuro se apoyará en la experiencia de Dios y en la decisión personal”. Además, ha recordado que “el centenario del nacimiento de Fernando Rielo nos ha dado la ocasión de evocar su paso por la Universidad en 1981, a través de su Cátedra Fray Luis de León”.

Posteriormente, el crítico literario y filólogo David Gregory Murray, ha trasladado su gratitud a todos los que hacen posible que este Premio haya llegado a su edición número XLIII. “Quiero agradecer a los poetas que han presentado sus poemarios; sin ellos, esta trayectoria del Premio no hubiera sido posible”. En su intervención, ha interpretado una entrevista que realizaron a Fernando Rielo donde destacó que “la poesía mística en ningún caso es reductiva, es visión universal y trascendental de la humanidad”.

El poeta Miguel de Santiago Rodríguez ha concretado sobre el trabajo ganador que “toda poesía es comunicación entre el redactor y el lector. En el caso de hoy, se trata de la comunicación de la experiencia de lo sagrado. Es una poesía que refleja la fugacidad de la vida y la peregrinación del hombre hacia Dios. Nos lleva a la unión con Cristo y está anclada al misterio trinitario y a la Iglesia. Este libro tiene una serie de manifestaciones de Dios que están apoyadas en pasajes de la Sagrada Escritura”.

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Una vez conocida la deliberación y el fallo del Jurado, el poeta ganador, Mons. César Franco Martínez, ha expresado el honor que supone recibir este Premio: “Lo acojo como una gracia más; me presenté por la insistencia de un amigo poeta. Yo no soy místico, soy cristiano y en estos poemas trato de la ayuda que la poesía lleva aneja a la vida. El título -Visiones- hace referencia a la percepción y contemplación. Se trata de lo que la fe me permite ver con los sentidos y he querido plasmar lo que veo y cómo lo veo desde la mirada de Dios”. Su intervención ha concluido señalando que parte de lo inmediato, camina por la observación y termina en la fe. “El libro ofrece visiones terrenales y celestes que ofrezco a los que, como yo, experimentan que la fe es, a la vez, clara y oscura”, ha explicado.

El Jurado ha concluido que en la obra Visiones “hay un sereno fluir en camino purificativo hacia la luz que Dios es. Esa luz puede ser la que peregrina con el poeta en su camino viador, o la que, proféticamente, confía alcanzar en el amanecer definitivo de la parusía: “No me dejes ser pasto de la nada, / polvo olvidado en el hondón del Hades, / mortal despojo del sepulcro cierto. / Hiéreme con tu amor, dime verdades, / y déjame la herida al descubierto / ungida con tu luz enamorada”.

Por su parte, la escritora Isabel Bernardo Fernández ha expresado que “estamos ante un poemario profundamente creyente que recorre la vida de Jesús en siete apartados. El Yo humano y el Yo espiritual se hacen uno indisoluble, que llega a alcanzar en ocasiones un lenguaje infinito”. En este sentido, Bernardo ha señalado que “el poeta se expresa dentro de métrica del soneto o de la lira que sostienen el buen ritmo y traslada una vitalidad sorprendente y una estética admirable”.

El presidente de la Fundación Fernando Rielo, P. Luis Casasús Latorre, ha leído unas palabras del Gran Canciller de la Universidad, el obispo de Ciudad Rodrigo y de Salamanca, Mons. José Luis Retana Gozalo, quien valoró la permanencia de este premio mundial: “Quiero felicitar por la alta calidad de la obra de los finalistas. Nuestro reconocimiento a todos los concursantes por su esmero en intentar expresar a través de la poesía lo mejor de sí mismos. Felicito a César Franco por haberse hecho con el galardón a través de un libro lleno de fe y esperanza. La experiencia mística es un don que habla se sí mismo”. Además, ha destacado que “la poesía es comunicación y este poder comunicativo se resiste a que la poesía quede orillada”.

El Rector de la Universidad, Santiago García-Jalón de la Lama, expresó su satisfacción y gratitud por la elección de la UPSA como anfitriona de la entrega del premio por cuarta vez, tras las ediciones de 2014, 2019 y 2022, después de la creación de la Cátedra Fernando Rielo, que se inauguró el 27 de abril de 2013.

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Esta Cátedra nació con el objeto de promover la investigación, la docencia y la difusión de cuanto contribuya al diálogo entre la fe y la cultura, en el marco de la nueva evangelización, teniendo en cuenta el pensamiento de Fernando Rielo. Especialmente, las áreas de la mística, antropología, sociología, psicología, ética, literatura y pedagogía. “Me gustaría recordar que esta Cátedra nace con el objeto de promover la investigación, la docencia y la difusión de cuanto contribuya al diálogo entre la fe y la cultura, en el marco de la nueva evangelización, teniendo en cuenta el pensamiento de Fernando Rielo. Especialmente, en las áreas de la mística, antropología, sociología, ética, literatura y pedagogía. Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer sinceramente a la institución Idente el sostenimiento de esta Cátedra en el seno de nuestra Universidad, porque gracias a ella podemos continuar profundizando en el estudio y la investigación del pensamiento de Fernando Rielo. También agradezco la presencia del obispo emérito de Riobamba y de Loja (Ecuador), Mons. Julio Parrilla Díaz, y al vicario general de la Diócesis de Segovia y exrector de nuestra Universidad, Ángel Galindo García”, concluyó.

Finalistas

Junto al ganador, el jurado distinguió a once finalistas: Soledad Sánchez Mulas (Salamanca, España); Robert Morrison Randolph (USA); Oswaldo José Sánchez Pieri (Buenos Aires, Argentina); Antonio Bocanegra Padilla (San Fernando, Cádiz, España); Luis Ángel Ruiz Herrero (Sevilla, España); Teresa Martínez Espejo y Lucrecio Serrano Pedroche (Madrid, España); Javier Alvarado (Panamá); María Eugenia Suárez de Balza (Puerto Ordaz, Venezuela); Sonia Losada Domínguez (Madrid, España); Elena Martín Otín (Madrid, España) Carlos González García (Fresnedillas de la Oliva, Madrid, España).

 El acto fue seguido por el recital de poemas musicalizados del libro de Fernando Rielo Dolor entre cristales e interpretado por César García-Rincón de Castro (guitarra, voz y musicalización).

Premiado 2023. César Augusto Franco Martínez (Piñuecar, Madrid, 1948)

Es alumno diplomado en Sagrada Escritura por L’École Biblique et Archéologique de Jerusalén, donde realizó estudios sobre Cristología y Eucaristía. Es doctor en Teología por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid con una tesis sobre la persona de Jesús en la Carta a los Hebreos.

Ha ejercido diversos cargos pastorales en parroquias, y como profesor de la Facultad San Dámaso de Madrid. Ha sido Consiliario de la Asociación Católica de los Propagandistas de 1996 a 2011 y coordinador general de la Jornada Mundial de Juventud (Madrid, 2011).

En 1996, el Papa San Juan Pablo II lo nombra Obispo titular de Ursona y Auxiliar de Madrid. En la Conferencia Episcopal Española ha desempeñado diversos cargos de responsabilidad. Desde el 12 de noviembre de 2014 es obispo de Segovia.

 

Fuente: Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA)