En las vísperas de este primer domingo de Cuaresma, el sábado 4 de Marzo, entra en vigor en toda España la nueva edición del Misal Romano. El Misal, junto al Leccionario, son los dos libros más importantes de la Liturgia latina. El Leccionario contiene las lecturas de la Palabra de Dios que se leen durante el año, y el Misal, las oraciones, prefacios y plegarias eucarísticas de las celebraciones del año, incluidas las memorias y fiestas de los santos y las misas votivas y por diversas circunstancias. La nueva edición no cambia nada sustancialmente. Incorpora la traducción de la Biblia de la Conferencia Episcopal, y ha revisado la traducción vigente hasta ahora de la edición latina, ajustándola a un criterio de mayor literalidad. Hay un cambio, sin embargo, que los fieles notarán por tratarse de las palabras de la consagración del cáliz, cambio que se debe a una decisión de Benedicto XVI antes de su renuncia. En las palabras de Jesús sobre el cáliz, el misal actual dice que su sangre es derramada «por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados». Sin embargo, en Mateo y Marcos, no se dice «por todos», sino «por muchos». Aunque el significado sea el mismo, como veremos, Benedicto XVI, en una carta a los obispos alemanes, explicaba que el criterio de fidelidad a las palabras de Cristo exigía respetar la fórmula «por muchos». Con esta expresión, Jesús se refiere al Siervo de Yahvé del capítulo 53 del profeta Isaías. Al utilizar estas palabras, Jesús se identifica con el Siervo, cuya muerte sirve para expiar los pecados de los hombres. Con este cambio, dice Benedicto XVI, puede pensarse que se restringe la universalidad de la muerte de Jesús. Pero no es así. Si leemos las palabras de Jesús, trasmitidas por Lucas y Pablo, observamos que Jesús dice sólo «por vosotros» cuando se refiere a su sangre derramada. Nadie piensa que Jesús murió sólo por los Doce. La concreción «por vosotros» indica que Jesús ve en los Doce la representación de la comunidad por la que se ofrece, es decir, la Iglesia. Cada comunidad que celebra la Eucaristía se entiende dentro del «vosotros». El «por muchos» amplía el horizonte, sin reducir la universalidad, porque el Siervo de Dios ha entregado su vida por la inmensa muchedumbre de los hombre. Que Jesús ha pensado en toda la humanidad al entregar su vida no tiene discusión, como sabemos por otros textos del Nuevo Testamento. Así lo interpretó san Pablo que dice: «Uno murió por todos» (2Cor 5,14). Su muerte tiene un valor salvífico universal. ¿Entonces, se preguntará alguno, por qué cambiarlo? Benedicto XVI lo dice en su carta con claridad: «Por respeto a la palabra de Jesús, por permanecer fiel a él incluso en las palabras. El respeto reverencial por la palabra misma de Jesús es la razón de la fórmula de la plegaria eucarística». Este respeto no es meramente formal. Como hemos dicho, en esas palabras Jesús ha interpretado su muerte, identificándose con el Siervo de Yahvé, que ofreció su vida en expiación de «muchos» (Is 53,12). Al comenzar la Cuaresma, nuestra mirada se fija ya en la muerte de Jesús. El Viernes Santo haremos el oficio solemne de su muerte y leeremos el capítulo 53 de Isaías, anuncio profético de la entrega de Cristo por amor a los hombres de todas las generaciones pasadas, presentes y futuras. La expresiones «vosotros» y «muchos» no excluyen la totalidad de los hombres. La concretizan en esa comunidad, a veces de muy pocas personas, que celebra la Eucaristía y anticipa la «muchedumbre inmensa que nadie puede contar» a la que se refiere el vidente del Apocalipsis. Somos muchos los que representamos a todos. + César Franco Obispo de Segovia.